vitoria. Cada jornada que pasa es un lastre más que dificulta el acuerdo. En Saunier Duval, exponente mediático en los últimos tiempos de la conflictividad laboral que se respira en Álava, las posibilidades de alcanzar un pacto entre la dirección y los trabajadores son cada vez más remotas. Las posiciones siguen enrocadas y el conflicto continúa. En el origen, un ERE de extinción para 80 de sus 118 trabajadores que la empresa considera inevitable por "razones de sobrecapacidad en sus plantas europeas". La idea que maneja el grupo Vaillant pasa por cerrar cinco de las quince plantas que tiene en el mundo. En la de Vitoria, para tratar de aliviar sus consecuencias, Saunier ofreció el pasado 5 de mayo un plan social (ver cuadro) que la plantilla, dos meses después, no sólo continúa rechazando sino que ni tan siquiera valora. "Lo que pedimos no es un plan social, sino un plan industrial para Vitoria. La planta es rentable y ellos lo saben", señala un portavoz del comité .
Escenario enconado En este enconado escenario, la dirección de Vaillant Group remitió ayer un nuevo comunicado a los medios que sonó a ultimátum. "Si no hay acuerdo para el plan social, el ERE se regiría por los supuestos más austeros que prevé la legislación", advirtió.
De esta forma, salvo que el Gobierno Vasco rechace el ERE de extinción, todo indica que el futuro para la plantilla de esta firma especializada en el desarrollo de tecnología punta en energía geotérmica pinta negro. Más si cabe cuando las posibilidades de deslocalización en el caso de un no de la administración a este nuevo expediente, que presentará el próximo lunes al amparo de la nueva reforma laboral y que afecta a cinco trabajadores menos que el primero (75), son elevadas, según temen en el comité. En su calendario de movilizaciones de protesta, la plantilla protagonizó ayer un paro de 24 horas y fue recibida por el alcalde de Vitoria.