Pekín. El Banco Popular de China (central) emitió ayer un comunicado en el que indicó que la flexibilización del yuan, anunciada el pasado sábado y aplaudida por EEUU y la UE, no se llevará a cabo de golpe.

El comentario publicado en la página web de la entidad matiza que la anunciada flexibilización del yuan o renminbi (moneda del pueblo) será gradual y que el tipo cambiario de la divisa "se mantendrá a un nivel razonable y equilibrado".

"En la actualidad no existen motivos para permitir mayores fluctuaciones o cambios en el tipo cambiario del renminbi", señalaba el comentario, en el que un portavoz de la entidad bancaria añadía que el objetivo es "salvaguardar la macroeconomía y la estabilidad financiera".

El matiz se produce después de que el sábado el banco respondiera con un anuncio de flexibilidad a las críticas contra su política cambiaria ante la próxima cumbre del G20, para la que China había descartado tratar un posible encarecimiento del yuan que ayude a frenar las exportaciones baratas chinas. Pero el anuncio no indicaba literalmente una revaluación del yuan, aunque fue interpretado así por la prensa y los gobiernos extranjeros.

La declaración de la autoridad monetaria china tenía un tono muy diferente al de las recientes expresiones de algunos miembros del Gobierno, que negaron repetidamente modificaciones en la política cambiaria del yuan y se opusieron a las presiones internacionales que consideran que China la mantiene artificialmente en bajos valores para favorecer sus exportaciones.

El problema viene de que la moneda china se desvinculó en 2005 de un cambio fijo con el dólar en 8,2 yuanes la unidad y creó un mecanismo cambiario sobre la base de una cesta de divisas que ha favorecido que la moneda china se revaluara hasta un 21% (6,83 yuanes por dólar) en 2008, momento en el que Pekín frenó la tendencia por la crisis global.

Desde entonces, gobiernos como por ejemplo el estadounidense han criticado que China mantenga el yuan artificialmente bajo para favorecer sus exportaciones baratas, a lo que respondían hasta el sábado que llevaría a cabo una reforma gradual, pero no se fijaba calendario.

Y es que el anuncio de flexibilizar la divisa se produce días antes de que el presidente chino, Hu Jintao, se desplace a Toronto (Canadá) para asistir a la cumbre del G-20, por lo que Washington y Bruselas aplaudieron la decisión, que valoraron como beneficiosa para la economía china y global. Aunque algunos economistas han censurado la actitud del gobierno por "ceder a la presión extranjera", mientras otros indican que lo que pretende Pekín es evitar conflictos durante la cumbre.