parís. El primer ministro francés, François Fillon, informó ayer que para poder cumplir el compromiso de reducir el déficit al 3% del Producto Interior Bruto (PIB) según las reglas europeas, habrá que disminuir el gasto público en torno a los 45.000 millones de euros.
A su vez precisó que ese recorte representa 100.000 millones de euros, la mitad de los cuales se conseguirán por un aumento de los ingresos y la otra mitad por una limitación del gasto.
De estos últimos 50.000 millones de euros, 45.000 millones vendrán por una menor dotación de los presupuestos de las administraciones públicas, y los otros 5.000 millones por la supresión de algunas exenciones fiscales. En cuanto a la recaudación, el jefe del Gobierno dijo que espera que "a medida que vuelva el crecimiento, en las cajas entrarán de nuevo 35.000 millones de euros que se habían perdido con carácter "coyuntural".
Por último, 15.000 millones de euros corresponderán al fin de las medidas que se activaron para hacer frente a la crisis y que "no tienen naturalmente vocación a durar más allá de este periodo de relanzamiento".
Francia tuvo el pasado año un déficit del 7,5% del Producto Interior Bruto y el Gobierno espera que este año llegue a un pico del 8%, antes de proceder a una severo recorte hasta el 6% en 2011, el 4,6% en 2012 y en 2013 el 3%, que era el tope fijado en el Pacto de Estabilidad de la UE.
Por lo que respecta a la deuda pública, que fue del 78,1% del PIB el pasado ejercicio, la previsión es que toque techo en 2012 con el 87,1% antes de iniciar un descenso en 2013 al 86,6%.
Por otro lado, Fillon no dio detalles sobre el contenido de la reforma del sistema de pensiones, que se dará a conocer el martes o el miércoles próximo, y cuyo principal punto será la elevación de la edad de jubilación, que ahora es de 60 años con carácter voluntario.
"Sería cobarde por nuestra parte decir a los franceses que se puede garantizar su pensión sin prolongar el periodo de actividad y sin tocar la edad legal de jubilación y el símbolo de los 60 años", indicó.
Le Figaro afirmó ayer que el Gobierno ha abandonado la idea de crear un impuesto para financiar las pensiones que grabe a quienes tengan ingresos mensuales superiores a los 11.000 euros mensuales, y que sigue buscando una alternativa diferente pero siempre con la idea de que al menos simbólicamente, son los más ricos los que tienen que contribuir.
El recorte del gasto público y la reforma de las pensiones son dos bazas que tiene previsto llevar Sarkozy, a su encuentro del lunes con la canciller de Alemania, Angela Merkel.