madrid. El aviso del Gobierno de Hungría de que su economía está "muy grave" y que el anterior Ejecutivo "mintió" sobre sus estadísticas añadió ayer más leña al fuego de la crisis de deuda en Europa y ha hecho caer a la Bolsa española a los niveles de mayo de 2009 en una jornada de fuerte correctivo para los mercados y el euro. La alarma ha devuelto al español Ibex 35 a un nuevo mínimo anual tras caer un 3,8% y cerrar por debajo de los 9.000 puntos por primera vez desde abril del pasado año. Aunque Hungría no forma parte de la eurozona y apenas representa el 0,8% del Producto Interior Bruto de la UE, la hipersensibilidad de los mercados hace que cualquier mala noticia sea recibida con la huida masiva de las posiciones en la divisa europea, que ha bajado a 1,19 dólares por primera vez desde marzo de 2006, y la salida de los inversores de los valores vinculados a los países de la Unión Monetaria con mayores problemas de déficit, entre ellos España y su deuda.
Tras abrir en verde, las advertencias que llegaban desde la reunión del G-20 en Corea del Sur sobre el riesgo de que la crisis de la eurozona acabe provocando una nueva recesión de la economía mundial ha hecho que los principales parqués se dieran la vuelta a media mañana. Poco después, la revelación del engaño de Hungría y unos datos de paro en Estados Unidos algo peores de lo esperado han dado la puntilla a las bolsas con el Ibex 35 de nuevo al frente de las pérdidas. En el resto de Europa, solo Milán cayó con la misma intensidad al ceder un 3,8% mientras París ha perdido un 2,9%, Francfort un 1,9% y Londres un 1,6%. A la hora del cierre a este lado del Atlántico, el Dow Jones de Wall Street se depreciaba un 2%.
Al final de la jornada, el selectivo español cerró con un recorte del 3,8% hasta alcanzar los 8.923 puntos, su valor más bajo desde abril de 2009. Con todos sus valores en rojo, los bancos coparon los mayores descensos.
En paralelo al varapalo en la Bolsa y el desplome de la moneda común, la prima de riesgo de España ha marcado quinto día consecutivo un nuevo máximo desde su entrada en el euro al tocar los 196 puntos básicos.
Este indicador, que mide la diferencia entre la rentabilidad que se exige a los títulos de deuda a diez años del Tesoro frente a los alemanes, de referencia, y que permite evaluar la confianza del mercado en la situación financiera del país, amenaza con tocar la cota psicológica de los 200 tras subir en apenas una semana un 0,36%. A consecuencia de esta espiral de subida, frente al interés del 4,5% que los inversores exigen para comprar deuda española, lo que supone su nivel más alto desde noviembre del año 2008, a Alemania le basta con ofrecer un 2,5%.