londres. La acusación formal de fraude que el regulador estadounidense ha lanzado sobre Goldman Sachs por vender derivados de las hipotecas subprime diseñados para enriquecer a terceros ha dejado al descubierto la desvergüenza de algunas prácticas del sector financiero. Pero también ha abierto la puerta para que otros países como Alemania o Reino Unido se planteen investigar ellos mismos las actividades del banco de inversión, al que acusan de "bancarrota moral".
Asimismo, al caso de Goldman Sachs, el más prestigioso banco de inversión norteamericano, podrían seguirle otros en Estados Unidos si, tal y como ha confirmado la comisión del mercado de valores (SEC, por sus siglas en inglés), las pesquisas que está realizando sobre otras entidades demuestran que las prácticas denunciadas también fueron cometidas por otras compañías de Wall Street. Además, ha llegado en el peor momento para el sector ya que puede condicionar el debate sobre la necesidad de regular los productos financieros.