LAS dos grandes preocupaciones de un/a joven actual que reflexione sobre su futuro económico son probablemente el modo de generar ingresos estables satisfactorios y el acceso a los bienes de inversión básicos: coche y vivienda.
El mercado de trabajo va a enfrentarse a varios años de sequía con la consiguiente alta cifra de paro. Pero está comprobado que la posibilidad de encontrar empleo y su nivel de remuneración son mayores cuando el candidato tiene un nivel de formación alto. Sus opciones de prosperar una vez contratado estarán más relacionadas con sus actitudes que con sus aptitudes. La tenacidad, predisposición a asumir responsabilidades, empatía, capacidad de sacrificio, enfoque positivo y lealtad, junto con la suerte y el valor para aprovechar la ocasión cuando se presente, decidirán la partida.
La opción profesional ideal es ser empresario. Siempre pequeño al principio, tal vez grande algún día si acompañan las virtudes mencionadas antes, en especial la tenacidad, y si la suerte se muestra favorable. El problema reside en que hacer empresa es difícil faltando recursos y experiencia, porque ideas no suelen faltar cuando se es joven. Es más razonable dar el paso, si se tiene vocación y condiciones, tras unos años de actividad profesional y, a ser posible, tras haber trabajado en alguna empresa cuya organización, mercados o tecnologías sean aplicables o al menos parecidas a las de la empresa que se pretende crear.
Aunque la actual crisis oscurece el horizonte, eso no debe alterar el plan de vida de un/a joven. La economía es cíclica y somos parte de la Europa que siempre ha sido motor de desarrollo, si bien la masa demográfica y económica del siglo XXI va a centrarse en Asia. En nuestro país, la población de menos de 25 años es inferior en un 40% a lo que correspondería para mantener estable la entrada de personas en la actividad económica, por lo que dentro de unos cuatro o cinco años empezarán a faltar demandadores de empleo aunque el crecimiento sea escaso, que es lo que probablemente va a ocurrir. De hecho, en una perspectiva a 20 años habrá de producirse de nuevo una inmigración masiva aunque se inicie ahora una recuperación de la natalidad. Como dice el sociólogo Gregorio Urdániz, en demografía lo hecho hecho está, y Euskalherria tiene un gran déficit demográfico por debajo de 25 años que sólo la inmigración podrá cubrir cuando la población entre 0 y 25 años esté en el mercado de trabajo.
En cuanto a la compra de coche y vivienda, la buena noticia es su previsible mayor accesibilidad por precio aunque no sean el bólido o la mansión de nuestros sueños. Ya se aprecia un gran esfuerzo de reducción de precios en los coches en previsión de la llegada de modelos de muy bajo precio de Asia y por la necesidad de vender de los fabricantes en un mercado maduro y en crisis. La vivienda de reducido tamaño aumentará su oferta y tardará en subir los precios, aunque la dificultad será el acceso a la financiación tras el problema sufrido por bancos y cajas que aún van a tardar unos años en digerir el exceso de stock de viviendas.
Ante el reto de financiar una vida no hay mejor planteamiento de partida que educarse en la austeridad. El sentirse al mando y no mero juguete de las incitaciones publicitarias al consumo es una sólida fuente de satisfacción y una inteligente decisión. Es pobre quien tiene menos de lo que desea y teme más al futuro quien sabe que necesita mucho. Un joven que fume una cajetilla de tabaco diaria necesitará: 3 x 365 x 60= 65.700 euros en una vida adulta de 60 años, supuesto que el cáncer de pulmón no se interponga antes en su existencia. Qué buen negocio no fumar. Qué dependencia, riesgo y coste para toda la vida si no se sabe ceder a la tentación de iniciar ese rito de iniciación a la vida adulta tan falto de sentido. Jugar a ser mayores imitando errores no es inteligente, es una debilidad personal en el afán por aparentar madurez que se paga cara.
Lo más duro para la juventud actual va a ser el arranque profesional por la coincidencia con la crisis. Su suerte a la larga será el disfrutar de ir a mejor, ver abrirse el mercado de trabajo en unos pocos años y estar preparados para asumir profesional y psicológicamente la próxima crisis, cuya fecha ignoramos pero que inevitablemente ocurrirá. Sana ambición, solidaridad, austeridad y tenacidad harán el camino fácil a quien se eduque en ellas.
* Economista