Bruselas. Los socios europeos siguen aumentando la presión sobre el Gobierno griego para que reduzca drásticamente su abultado déficit presupuestario, sin ofrecer a cambio ningún detalle sobre los instrumentos que se utilizarían para acudir en su rescate si fuera necesaro.
Los ministros de Economía y Finanzas de la UE tomaron ayer en Bruselas una serie de decisiones que imponen a Grecia un exigente calendario para el ajuste, y le instaron a emprender de forma inmediata amplias reformas estructurales.
De este modo, las autoridades griegas deberán anunciar el 16 de marzo más medidas de ajuste de las aprobadas ayer, en el caso de que el proceso de consolidación presupuestaria se aleje del objetivo de reducción del déficit fijado.
Por lo que respecta a eventuales ayudas financieras, los Veintisiete prefieren atenerse a la letra de la declaración acordada el pasado jueves por los líderes europeos, según destacó la ministra española, Elena Salgado, que presidió la reunión del Consejo Ecofin.
En la cumbre de la semana pasada, los gobernantes de la UE se comprometieron a tomar "medidas determinadas y coordinadas" para preservar la estabilidad de la zona euro, en caso de que las dificultades de financiación de Grecia se agravaran y la inestabilidad se contagiara.
Desde entonces, los responsables europeos mantienen el silencio sobre qué medidas arbitrarían.
Alemania, principal potencia económica europea, se mantiene firme en su rechazo del argumento griego según el cual si se anunciara ya un plan concreto de rescate los mercados aliviarían la presión sobre sus bonos. "El problema de Grecia es sobre todo un problema griego, un problema interno griego", dejó claro el lunes por la noche el presidente del Eurogrupo, el luxembugués Jean-Claude Juncker, tras una reunión de los ministros de la zona en la que se fijaron la líneas de lo aprobado ayer por los Veintisiete.
Juncker lanzó, no obstante, un claro envite a los especuladores: "Los mercados se equivocan si creen que pueden poner a Grecia de rodillas".
Entre el jueves y ayer, el Gobierno de George Papandreu, que afronta en casa una oleada de protestas y huelgas, tuvo que ceder en otro punto ante sus socios.
Además de las medidas incluidas en el plan actualizado de estabilidad 2010-13, negociado a mediados de enero con Bruselas, Atenas deberá tener preparadas para dentro de un mes "medidas adicionales", si la corrección del déficit no avanza al ritmo adecuado. Entre esas medidas, los europeos ya han señalado la más que probable subida del IVA y tal vez una congelación o recorte de los salarios del sector público.
El presupuesto griego está desde ayer bajo la vigilancia estrecha de las autoridades comunitarias. Según anunció el nuevo comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, una misión de expertos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional viajará en un par de días a Atenas.
Bajo la presión de Bruselas, el Gobierno griego se ha comprometido a reducir el déficit público en 2010 del 12,75% actual al 8,7% del PIB, lo que representa un recorte del 4%. Además, de acuerdo con el programa de estabilidad avalado ayer por el Consejo Ecofin, el déficit deberá situarse de nuevo en 2012 bajo el umbral del 3% del PIB, como obligan las reglas del euro.
Rehn confirmó además la apertura de un procedimiento de infracción contra Grecia por manipular sus estadísticas relativas al estado de las finanzas públicas. Igualmente, la Oficina de estadística comunitaria estudia si responsables griegos han ayudado al Tesoro a camuflar las verdaderas cifras de deuda.