Yueiria Diafi, en la cima mundial del taichí
La deportista vitoriana logra tres medallas de oro en el 9º Campeonato Mundial de Taichí celebrado en octubre en Taiwán
Desde el judo hasta el kárate, pasando por deportes como el kungfú, jiu-jitsu o muay thai. El mundo de las artes marciales está muy vivo en la ciudad de Vitoria. Tan grande es el éxito y el auge que están viviendo últimamente estas modalidades, que una deportista local ha conseguido llegar hasta la cima mundial en una de ellas.
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Este es el caso de Yueiria Diafi García en el taichí, deporte que compagina junto al kungfú. A sus 24 años, nacida en Vitoria, de madre española y padre argelino, logró colgarse tres medallas de oro en el 9º Campeonato Mundial de Taichí celebrado en Taiwán el pasado mes de octubre.
Los metales llegaron para la deportista alavesa en las categorías de Armas Cortas Otros Estilos (Abanico de Wudang), en el ranking de extranjeros (Armas Cortas) y también en el ranking de extranjeros en la categoría de Mano Vacía Otros Estilos.
Y es que, debido al gran potencial asiático, separan las clasificaciones de cada categoría en dos tipos: una incluyendo a los orientales y otra sin ellos (la de extranjeros). Sin embargo, de forma inesperada, Diafi logró superar a todos los nativos en la categoría de Armas Cortas.
“Yo pensaba que no iba a llevarme nada. Además, cuando salieron las notas las daban en chino y yo no entendía nada, pero se levantó uno de los jueces y vino a donde mí y me dio la mano. Eso supuestamente no se puede hacer, así que dije, oye, pues igual lo he hecho muy bien”, explica.
Un deporte con mucho sacrificio
Aunque en un principio el taichí pueda parecer una modalidad más calmada o menos exigente que otras, la realidad es bien distinta. No en vano, es un deporte que requiere tanto de una buena preparación física como mental.
Yueiria admite haber sufrido ataques de ansiedad en los momentos previos a alguna competición. Una fortaleza mental que es importante mantener en el deporte y de la que la vitoriana recalca: “No es algo de lo que se habla mucho”.
“Siempre te dicen que disfrutes, pero la realidad es que antes de salir te empieza a latir muy rápido el corazón. Te sudan las manos, empiezas a ver a los demás hacerlo y dices... yo me voy a caer, voy a llorar, voy a vomitar, algo me va a pasar. Ahora ya lo llevo mejor, pero hasta el año pasado lo he pasado muy mal”, desvela.
Respecto a la exigencia física, Diafi anima a probar el taichí a todas aquellas personas que piensan que no es para tanto. “No van a aguantar ni una clase. A pesar de que lo practica gente muy mayor, es muy duro. De hecho, mis compañeros de kungfú alguna vez han hecho taichí y han acabado reventados. Es un deporte lento, pero hacer las posiciones despacio también te exige mucho”, confirma.
Una particularidad con la que cuenta Yueiria es que ella compite con velo, hecho que sin embargo asegura nunca le ha causado ningún inconveniente. “Nunca ha sido un obstáculo, al revés, creo que me realza mucho a la hora de practicar el taichí. Me parece muy bonito combinarlo con la ropa y mis entrenadores nunca me han dicho nada. Pensaba que a lo mejor en Taiwán sí que iban a ser un poco reacios, porque al final es un símbolo religioso y entiendo que no todo el mundo comprende su significado. Pero nada que ver”, explica Diafi.
Poca visibilidad y un apoyo escaso
Pese al crecimiento que están experimentando este tipo de artes marciales, el taichí sigue siendo un deporte con apenas visibilidad. Una práctica en la que aunque seas campeona del mundo “no te llevas nada”, tal y como asegura la vitoriana.
“La verdad es que cuando les dije a mis amigos que iba a hacer taichí sonaba a chiste. Yo antes practicaba solamente kungfú. Tuve una lesión en el menisco, me tenían que operar y me dijeron que no hiciese nada durante unos tres meses, pero claro, un deportista no puede estar quieto. Es imposible, por lo que me apunté a taichí para probar”, rememora Diafi sobre la forma en la que descubrió el taichí.
Gracias a las amplias instalaciones de laEscuela de Kungfú You Ching, no fue difícil para la vitoriana encontrar un lugar donde desarrollar sus habilidades tanto en taichí como en kungfú. “Mi entrenador sí que lo tuvo peor en su tiempo, pero ahora tenemos un local súper grande. Es increíble, muchos gimnasios desearían tener estas instalaciones. Se ha ido desarrollando y la verdad es que yo estoy encantada con ello”, afirma.
No obstante, no todo son luces en el mundo de taichí, donde aún queda mucho trabajo por hacer para que pueda compararse con otros deportes con los que alguien sí se puede ganar la vida.
“Tienes que pagarte tú la ropa, las clases, los viajes y prácticamente todo. El hecho de ir al mundial me hacía mucha ilusión, pero sabía que era un gasto enorme. La federación europea cubre parte de la estancia, pero el resto lo tienes que poner tú de tu bolsillo. Calcula que cada vez que hay un campeonato fuera de España son 1.500-2.000 euros, así que yo ahorro todo el año por si hay alguno”, explica la deportista.
Por ello, para poder costear los gastos que se requieren, Diafi compagina sus entrenamientos con su vida laboral y académica. La deportista vitoriana trabaja en un bufete de abogados a la vez que estudia Derecho e incluso también se ha dedicado a impartir clases particulares de francés.
“Es un esfuerzo y un sacrificio, pero al final no queda otra. Además, nadie me está obligando a estudiar. Lo hago porque quiero sacarme mi carrera y me gustaría en un futuro tener un buen trabajo para poder dar a mis hijos lo que a mí no me han podido dar”, concluye Diafi.