Un cuento de hadas para el Betoño
Liderado por Arkaitz Ganuza y con una plantilla comprometida, el equipo juvenil hace historia al lograr su segundo ascenso seguido y sellar el billete para competir la próxima temporada en División de Honor
En el fútbol no siempre la teoría se cumple y es precisamente eso lo que hace que este deporte sea tan bonito. Después de que el Betoño ascendiera la temporada pasada a la Liga Nacional juvenil, este curso, lejos de salvarse de forma holgada, ha vuelto a sellar otro éxito de indudable magnitud al repetir aquella hazaña.
Arkaitz Ganuza, el hombre que ha liderado el billete a la División de Honor, la categoría reina del fútbol juvenil, lleva al frente de este bloque un par de años y tiene claro que la clave ha residido en la actitud de sus jugadores.
“Han sido un grupo de chavales con mucho compromiso, que no han fallado durante toda la temporada y siempre han sido conscientes de que tenían que currar y que no podían bajar la intensidad”, elogia.
Bajo sus órdenes han estado dos jugadores como Jon Ander Muñoz y Mikel Herrán que, al igual que el resto, han ofrecido un rendimiento espectacular. Si bien ha sido quinto de la Liga Nacional juvenil tras totalizar 15 victorias, 10 empates y 8 derrotas, la escuadra alavesa ha terminado subiendo como segundo clasificado tras el Leioa porque ni el Athletic B, la Real B ni el Alavés B podían materializar el objetivo del ascenso.
Muñoz califica el buen ambiente como la clave que les ha catapultado al ascenso. “Hemos sido una piña. Muchos compañeros compartimos equipo ya el año pasado y con las nuevas incorporaciones nos hemos convertido en una familia”. A juicio de Herrán, “hemos demostrado ser una familia y hemos estado unidos en los momentos difíciles y siendo un equipo es como se ha logrado el ascenso”.
“Nuestra idea era asentar al equipo en la categoría y dar ese salto de calidad para toda esa estructura de chavales que vienen de abajo para que así no se marchen, pero finalmente hemos logrado un éxito mucho mayor”
El objetivo principal era la salvación –“cuando empezó la liga fue como dejarse llevar”, evoca Ganuza–, y refrendar el doble objetivo de asentar al equipo en la categoría y dar ese salto de calidad para conservar toda esa estructura de chavales que vienen de abajo. Sin embargo, el buen hacer del equipo ha brindado “un éxito mucho mayor”.
REMONTADAS MÁGICAS
Respecto al día del ascenso, el técnico del Betoño admite que “fue algo light porque jugábamos por la mañana y el Hernani por la tarde y nosotros teníamos que ganar, algo que logramos, y luego teníamos que esperar a que los guipuzcoanos no lo hicieran, que así sucedió”.
Por su parte, los jugadores sí que lo celebraron por todo lo alto. “Todo el día fue increíble, desde que ganamos el partido, el cual sufrimos hasta el último segundo, hasta luego, cuando pudimos festejarlo con toda la familia y los amigos”, rememora Mikel. Una fiesta en la que no pudo estar su amigo Jon Ander por un viaje de estudios, si bien “lo viví desde el móvil minuto a minuto”.
La ambición del Betoño no tiene límites y cuando las cosas se hacen bien, los resultados acaban llegando. Eso sucedió especialmente durante la primera vuelta, en la que el equipo tan solo hincó la rodilla en un partido ante el Alavés B.
“Llevo toda mi vida en el club, más de 10 temporadas, y este ascenso ha sido el cierre perfecto a mi época de juvenil”
“El primer encuentro perdíamos 4-0 al descanso contra el Eibar y acabamos 4-4. En el segundo, en el minuto 80 perdíamos 0-2 y ganamos 3-2. Y las semanas fueron pasando, hasta que llegamos a las primeras 16 jornadas sin perder ningún partido. No creo que tenga otra racha igual en mi vida como entrenador en este tipo de categorías”, analiza Ganuza.
A base de trabajo, sacrificio y buen juego, el Betoño se sobrepuso a los nervios iniciales. “Al principio del curso sí que hubo mucha incertidumbre porque la categoría era nueva y eso siempre genera tensión. Además, son niveles donde hay mucha exigencia física y siempre son temporadas largas, pero el trabajo del míster ha sido muy bueno”, elogia Jon Ander.
A Mikel, por su parte, el grupo le daba buenas vibraciones desde el principio. “Aunque nadie hubiese dado un duro por nosotros, en el equipo sí que confiábamos en nuestras posibilidades y ahí ha estado otra de las claves”, recalca.
"Muchos compañeros compartimos equipo ya el año pasado y con las nuevas incorporaciones nos hemos convertido en una familia”
Ambos también quieren concederle su importancia al aspecto mental, ya que, tal y como explican, “hemos sabido superar las malas rachas y salir fortalecidos”.
Ahondando en esta idea, Ganuza vuelve a remarcar que “aunque en la teoría no teníamos equipo para ascender, todos en la plantilla entendieron muy bien la filosofía del club y hemos sido un auténtico equipo para lograr un éxito increíble”.
FUTURO EN LA NUEVA CATEGORÍA
En el club, aunque se continúa disfrutando de este éxito y el próximo objetivo radica en hacer un buen papel en la Copa, ya se piensa por razones obvias en el curso que viene.
En este sentido, el técnico del Betoño reivindica que “este año no es un fin de ciclo” y pone en valor que “en el club se está trabajando muy bien, desde Carlos que está en las escuelas hasta Andoni en infantiles, o Javi en la coordinación general y Ander echándole una mano, y un largo etcétera”.
“No creo que tenga otra racha igual en mi vida como entrenador en este tipo de categorías”
“Lógicamente la nueva categoría es muy dura, pero no tiene que ser un fin de ciclo y sí una continuación, porque se está trabajando muy bien en Betoño”, precisa Ganuza.
Jon Ander, que la próxima campaña continuará siendo juvenil, es consciente de que “para nosotros llegar a esta categoría ya es un auténtico logro y el objetivo principal será mantenernos y quedar lo más arriba posible en la tabla y mejorar cada día”. El peaje, eso sí, es que “habrá que invertir más esfuerzo y tiempo en los desplazamientos largos”.
Por su parte, Mikel cierra una etapa de su vida, ya que este curso ha sido su último como juvenil, pero les desea lo mejor a sus compañeros. “Espero que puedan mantenerse y hacer algo bonito en la nueva categoría. Yo llevo toda mi vida en el club, más de 10 temporadas, y este ascenso ha sido el cierre perfecto a mi época”, considera.
A todos esos jugadores que dejan la categoría de juvenil, Arkaitz les manda un mensaje optimista. “Que sigan disfrutando y trabajando y que tengan mucha paciencia, porque en el fútbol todo puede suceder. Este año ya se ha visto que ha sido todo de ensueño”, afirma el entrenador.
Además, también coincide con sus pupilos en que el objetivo del año que viene en División de Honor será la permanencia y reivindica que “el jugar esta nueva categoría es todo un premio a los 13 años de historia que tiene el club y si se logra el objetivo sería algo increíble”.
El máximo responsable técnico del Betoño ya tiene en su mente la planificación del próximo ejercicio. “En pretemporada siempre somos el último equipo que empieza a entrenar, solemos hacerlo sobre el 10 de agosto. Sin embargo, este año sí que empezaremos antes porque la competición ya arranca a principios de septiembre y se necesitará más tiempo”.
Lo único evidente es que esta temporada no pasará al olvido y que la plantilla del Betoño permanece todavía en una nube. Si para Jon Ander el curso ha resultado “brillante, fascinante y bonito”, Mikel lo califica como “intenso y perseverante”, estando a la vez “orgulloso por lo conseguido todos juntos”.