En las cronos apenas se ve, entre la ceguera del esfuerzo al límite y la visión túnel de la concentración, el tubo de asfalto como referencia. Los cascos, con sus pantallas vanguardistas, no dejan relajar la mirada, siempre al frente mientras se pelea con el cuerpo para mantener el flujo aerodinámico. Se planchan las espaldas y se pedalea con padecimiento. Toda la tecnología para la tortura del organismo. El sol leve, la temperatura tenue, servía para aliviar las tensiones musculares en el Mundial de contrarreloj femenino de Suiza.

Sobre una trazado de 29 kilómetros se coronó Grace Brown, impecable. Bañada en oro en el año de su retirada. Mejor, imposible. Voló de París a Zúrich. Del oro olímpico al oro Mundial. Grace Brown es de oro. Oro sobre oro. Oro al cuadrado. El arcoíris salió para celebrar la conquista de la australiana, estupenda su actuación. En el imperio de los relojes, detuvo el crono en 39:16. Reloj de oro para ella. El más valioso. 

Demi Vollering, que mantuvo un fantástico pulso con las aussie, lució el reloj de plata 17 segundos después. El de bronce se lo quedó la norteamericana Chloé Dygert, a 56 segundos de la nueva campeona del Mundo. Al fin descorchó el Mundial Grace Brown, plata en 2022 y 2023.

Bajo el escrutinio del reloj, implacable su juicio, nada se oculta. No hay camuflaje posible en la soledad de medirse al tiempo. Las percepciones las enjuician las manecillas, insobornables. Las sensaciones son un laberinto de espejos deformados donde confrontan estilos diferentes. La verdad es el conteo del reloj. El resto son especulaciones más o menos próximas a la realidad. 

Sobresalió Grace Brown, la mejor en una disciplina que no puede maquillarse. Es imposible engañar el paso del tiempo, el peso de una cuenta que no se detiene. Una chepa de 2,2 kilómetros al 5% de desnivel era la única distracción en el trazado de 29 kilómetros en la crono del Mundial femenino para la competidoras, pendientes del asfalto, de la respiración, de la cadencia, del ritmo, de la velocidad, de la postura sobre la bicicleta. Un ejercicio en apnea en el reino de la agonía. 

Duelo con Vollering

Brown fijó el mejor tiempo en el primer tocón por seis segundos respeto a Vollering. La neerlandesa remontó y dispuso de una renta de 14 segundos antes de que la australiana se disparase hacia la gloria en una final sobresaliente en el que apagó la rebelión de Vollering. 

Los paisajes que decoraban el trazado, bucólicos y pastoriles, evocadores, llenaron las retinas en un duelo soberbio y ardiente entre Brown y Vollering. El sonido de los cencerros recordaba el eco de Suiza. Las campanas de boda, las de la alegría, unieron a Grace Brown con el cetro mundial en Zúrich. Arcoíris para la australiana. La reina del tiempo. Grace Brown es de oro.