No logró terminar la prueba pero se convirtió en uno de los triatletas más aplaudidos el domingo en el Ironman Vitoria-Gasteiz. El joven estadounidense Trevor Peter protagonizó una de las historias más locas de la exigente carrera al abordarla en unas condiciones de clara desventaja en lo que al material de competición se refiere.
La bicicleta es una parte importante para poder competir en un traitlón y la inversión supera muchas veces los miles de euros. Monturas construidas en fibra de carbono, con ruedas lenticulares, cuernos y con un diseño estudiado al milímetro para ganar segundos al crono. Desembolsos que llegan a superar los 12.000 euros.
"Algunos ya solo en las ruedas se han dejado más de 1.000", comentaba un aficionado que contemplaba las impresionantes bicicletas que iban a usar algunos de los triatletas días antes de la prueba. Sin embargo, Trevor se presentó en Vitoria sin bici y lo hizo con una de paseo que le han prestado desde Guiartu, una de las principales empresas de servicios turísticos de Vitoria.
Bicis de 12.000 euros vs. bici de paseo
Tal y como explica Arturo Martínez, uno de los responsables de esta empresa de experiencias turíticas que te permite descubrir Vitoria en bici, a pie y que a su vez facilita el alquiler de bicicletas, el deportista norteamericano abordó el sector de ciclismo del Ironman con "una Btwin del Decathlon", el tipo de bici que ofrece Guiartu a su clientela, compuesta habitualmente por turistas que visitan Vitoria y Álava con metas muy distintas a las de Trevor.
Unos modelos de bici que ni mucho menos se acerca a los 12.000 euros que usarán los profesionales. Y es que las bicicletas de la marca francesa de material deportivo oscilan entre los 200 y los 600 euros y están orientadas al paseo tranquilo, no a las exigencias técnicas de la alta cometición.
Un público entregado
El americano llegó a la capital alavesa con el objetivo fijado pero sin montura en la que completar la parte ciclista del Ironman, una durísima prueba en la que la inscripción ronda los 600 euros.
Lo que a cualquiera le parecía una locura o una extravagancia se convirtió en un reto aplaudido con entusiamo por el público alavés que se acercó el domingo a animar a los atletas.
La hazaña que iba a intentar abordar se daba a conocer días antes del inicio de la competición en un reportaje publicado en este diario y mucha de la gente que acudió a animar a los triatletas el pasado domingo la conocía a tenor de la reacción al paso del americano.
Ha sido el propio Arturo Martínez quien ha relatado a DNA cómo fue la experiencia del estadounidense. "Imagínate su sorpresa cuando ha visto que le conocían allí por donde pasaba", explica el guía turístico y responsable de Guiartu.
"Trevor solo aspiraba a terminar la prueba y le ha sorprendido muchísimo que su historia se haya hecho viral por vuestro reportaje. La gente le animaba por su nombre, no sólo le animaban como a un participante más, le gritaban 'Aupa Trevor!'. Se ha quedado impresionado por el apoyo".
Pese a la singular de su manera de presentarse ante el reto mayúsculo de un Ironmam, tanto por la bicicleta empleada como por su indumentaria a la hora de competir, Trevor se había preparado para afrontar la triatlón. Aún asi, la dureza de la misma, con unas temperaturas el domingo que la hicieron aún más exigente, sobrepasó al americano.
Trevor fue descalificado en la natación por emplear más tiempo del fijado como límite pero la organización le permitió montarse en la bici para afrontar los 180 kilómetros en bici. Finalmente se bajó de la bicicleta prestada por Artruro después de completar 100 kilómetros, una auténtica machada teniendo en cuenta las características del vehículo.
"Ha sido uno de los de este Ironman sin ninguna duda", asegura Arturo Martínez, que en todo el tiempo que llva al frente de su negocio de servicios turísticos ha tratado con todo tipo de personas llegadas de cientos de rincones distintos del mundo pero ninguno como Trevor.