El kick boxing alavés afronta una cita de alto caché este sábado en Francia. Maialen Gallardo, nacida en Arrasate en 1998 pero arraigada en Vitoria-Gasteiz desde hace casi una década, calibra sus fuerzas en la categoría de -48Kg frente a Marine Bigey. Una exigente rival que llevará a Gallardo al límite de sus capacidades, pero a la que la pupila de Sergio Dinamita Sánchez aspira a derrotar en su propio país.
¿Cómo llega a este Europeo de Francia?
Reconozco que llego un poco de rebote. Entrenaba con Nekane Alda, se lesionó el año pasado y como tenía una pelea cerrada me tocó a mí. A raíz de esa casualidad me están saliendo un montón de oportunidades como este título de Europa. Al haber menos chicas competidoras en profesional, es más factible que te llamen y que puedas disputar más títulos.
Eso sí, nadie le ha regalado nada, ¿verdad?
Si estoy aquí es porque entreno, porque mi entrenador y representante me ven capaz y porque me lo merezco. En parte es también de rebote, porque quizás no hubiera dado ese salto al profesional. La gente suele hacer unas veinte peleas en amateur antes de subir y yo solo hice cinco. Es un número pequeño, pero tengo disciplina, cabeza y cero miedos. Las oportunidades las he cogido al vuelo.
¿Qué destaca de Marine Bigey, su próxima rival?
Tengo un marrón importante. La chica contra la que peleo tiene más de 100 combates de experiencia. Se ha movido por todo el mundo con peleas en Japón y China. Es experimentada, la actual campeona de Europa en -50Kg y quiere conseguir el mismo título en -48kg, en un peso inferior. Sé que es una rival lista, inteligente y que pega. Pero si estoy aquí es porque me lo merezco, voy a ir con todo y ojalá nos traigamos el título para Vitoria.
Situarse en el foco del kick boxing ya es un premio para usted, ¿no?
Siempre lo digo, para mí es un escaparate. Es un premio llegar a estas ligas tan altas y poder competir por un título. Era inimaginable esta situación hace un mes. Quedé subcampeona de España en mi primera pelea profesional.
La preparación física se percibe en los entrenamientos, pero ¿cuánta importancia le ha dado al trabajo mental?
Es algo fundamental. Siempre he sido fuerte de cabeza, pero este combate lo he preparado a conciencia. Sé que voy a una guerra y no es un paseo. Voy preparada para la guerra absoluta.
“Sólo hice cinco peleas en amateur antes de subir, pero tengo disciplina, cabeza y cero miedos;he cogido las oportunidades al vuelo”
Usted conoce de primera mano la dietética y nutrición, ¿tiene la misma relevancia una buena preparación alimenticia que la física o mental?
Es básico. El rendimiento depende mucho de la nutrición. Más aún en un deporte en el que dependes del peso. Puedes estar en una categoría u otra, el peso es muy importante para estar en plenas condiciones cuando subes al ring. La mayor parte de mi trabajo es con deportistas de contacto. Controlamos mucho el qué comer durante el año y es importante hacer bien los cortes de peso para que no se den deshidrataciones extremas. Hay que subir al ring en plenas condiciones. Si se hace mal, la deshidratación es muy dura.
¿Cómo fueron sus primeros pinitos en el kick boxing?
Empecé en agosto del 2020. Vengo de la rítmica, he hecho mundiales de aeróbic deportivo. Siempre he competido y me siento deportista. Me lesioné y lo tuve que dejar. Probé el gimnasio y correr, pero no encontraba mi sitio. Mi pareja me dijo un día de hacer una clase de kick boxing, lo probé y me enganché. Quién me iba a decir que pasaría de la rítmica a pegarme (ríe). Siempre he tenido el nervio de competir, quería hacerlo desde amateur. No entraba en mis planes pasar tan rápido a profesional.
"Sé que me enfrento a una rival lista, inteligente y que pega. Pero si estoy aquí es porque me lo merezco, voy a ir con todo y ojalá nos traigamos el título para Vitoria"
¿Qué le aporta a nivel personal la práctica de este deporte de contacto?
A nivel físico, como soy una persona muy nerviosa, me agota mucho. El entrenar dos o tres horas y acabar reventada es algo que necesito. Después, a nivel mental, lo que más aporta es la hermandad. Nunca pensé que un deporte en el que te pegas encontraría a gente tan buena y con la que haces una familia. Lo mejor es la gente con la que me he topado, son más que compañeros. Pasas muchas horas con ellos tanto en el gimnasio como fuera. Y lo mismo con los rivales, la chica con la que me pegué en mi primera pelea, que acabamos ensangrentadas, es mi amiga. Quedamos para entrenar, tenemos contacto y nos apoyamos en las peleas. Es lo más bonito del kick boxing.
¿Cómo se define en el ring?
Me llaman Psycho Killer de apodo porque agoto mentalmente. Tengo fondo, mucha energía y soy muy pesada. Ya me puedes estar matando a palos que no voy a ir hacia atrás. Lo que más me define es la mentalidad. Normalmente el rival empieza muy fuerte, pero pincha con el paso del tiempo. Es un deporte muy explosivo.
¿Cómo valora la participación de más mujeres en los deportes de contacto?
Sí que es cierto que cada vez son más las mujeres que lo practican, pero a nivel de competición queda mucho por hacer. Subirse al ring a nivel profesional cuesta más. Hay un techo. Estoy donde estoy por ser mujer, si fuera hombre me costaría más, simplemente porque hay más hombres. Sí que es cierto que tenemos más oportunidad porque somos menos las que luchamos pero las peleas cada vez gustan más porque somos más agresivas. Y técnicamente lo hacen muy bien, obviamente hay diferencias en la fuerza, no es lo mismo que pegue yo con 48 kg que un hombre con 80 kg.
Para acabar, ¿le resulta muy complicado compaginar el deporte de alto rendimiento con la vida laboral?
Estudié Dietética y Nutrición, tengo mi propia consulta. Reconozco que no es fácil compaginar todo. Los fines de semana estoy en un bar porque ser autónomo en este país no es lo más fácil del mundo. Pero el que algo quiere, algo le cuesta. Si sabes organizar todo, al final lo sacas.