En la Itzulia, la mejor carrera vasca del calendario, insertada en el tuétano del WorldTour lucen los mejores equipos del mundo y sus estrellas, rutilantes. Una pasarela formidable que desfila por las arterias de Euskal Herria entre el fervor de la afición durante seis días. Entre las escuadras más poderosas, se mezclan con el camuflaje de la ilusión y la esperanza las formaciones ProTeam, de menor rango en la jerarquía.
En realidad son dos mundos muy distantes entre sí porque incluso entre los equipos que componen el mosaico del WorldTour las diferencias son notables, en ocasiones, sonrojantes.
En una de las explanadas de Mendizabala –Vitoria-Gasteiz es un enclave clásico en cuanto a salidas de etapas de la Itzulia– se reúnen los equipos que participan en la carrera.
Allí se instalan con sus autobuses en una formación similar a la de los colonos con sus carretas en el oeste cuando descansaban con la tensión elevada y el ojo entreabierto. En ese espacio, las distancias entre los equipos se arruga. Achicada por la concentración de buses y vehículos rotulados estupendamente.
La frase que todo lo resume
Años atrás, Eugenio Goikoetxea, por entonces director del Caja Rural, disparó una frase tan ingeniosa como demoledora en el aparcamiento. “Esto (la distancia entre los autobuses) es lo más cerca que vamos a estar de los equipos del WorldTour”. Ese pensamiento lo estiraba después con una reflexión certera.
“Cuando los ciclistas del WorldTour abren gas, el resto nos vamos al palco”, decía Goikoetxea. La profecía se cumplía con gran asiduidad a través del guion establecido. Una fuga con ciclistas humildes y la victoria de un dorsal del WorldTour. Ese es el salto que existe entre ambas realidades: enorme.
Dos mundos conectados apenas por la hebra del entusiasmo. El próximo curso, Jon Barrenetxea, que sube del Caja Rural al Movistar, Igor Arrieta que asciende del Kern Pharma al UAE y Markel Beloki, que crece incluso más, desde júnior al Education First, son los tres ciclistas que emergen hacia el WorldTour.
La gran pregunta
Aritz Arberas, preparador de Pello Bilbao, el mejor ciclista vasco de los últimos cursos, describe para este periódico cuál es el trabajo a realizar para adaptarse a la máxima categoría. Conviene recordar la enorme progresión del gernikarra. El cambio se sustancia, según Arberas, a partir de una pregunta. Es el comienzo de todo.
¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? “Hay que preguntarse cuál es el destino de uno y de dónde llega. Es fundamental para empezar a trabajar en la buena dirección. Uno tiene que saber en qué lugar está y qué rol va a desarrollar en el WorldTour. No es lo mismo que tu misión sea tirar durante dos horas, ser el lanzador de un velocista o el último gregario de montaña”, abre Arberas.
Mejora continua
El destino que uno vaya a tener en el equipo marca la pauta de trabajo, según el preparador. Pero antes de la especialización, es imprescindible la base. El salto se produce ahí. “No es cuestión de un año. Se trata de de ir mejorando año a año porque es lo que demanda la categoría”, establece el preparador.
“Se trata de acumular horas de sillín, de entrenar más tiempo a intensidades medias y bajas para luego desarrollar bien el trabajo en el WorldTour”, establece Arberas. La exigencia en la máxima categoría es mayor y resulta prioritario tener la mejor base física posible para encarar el reto.
“Elevando las horas de entrenamiento a intensidades medias y bajas lo que se quiere obtener es que el organismo, principalmente, queme grasa. A eso se llama la vía lipolítica. Eso se hace para ser lo más eficiente posible en la competición”. Introduce el entrenador que el rango de horas sobre la bici en el WorldTour se establece entre las 750 y las 1.000 horas, competición incluida.
Más descanso y mejores medios
“En los ProTeam las horas son similares, pero en general, los ciclistas de esa categoría, por presupuesto, cuentan con menos medios y cuidados para la recuperación. Eso implica que repetir esfuerzos cuesta más e implica un mayor esfuerzo”, destaca Arberas, que considera que “afinar” en los tiempos de recuperación sirve para fijar después una buena hoja de ruta para entrenar más, con más calidad y así “rendir mejor”.
“En los ProTeam las horas son similares, pero en general, los ciclistas de esa categoría, por presupuesto, cuentan con menos medios y cuidados para la recuperación. Eso implica que repetir esfuerzos cuesta más e implica un mayor esfuerzo”
“En un equipo del WorldTour, donde las concentraciones son más continuas, se dispone de nutricionistas, preparadores, osteópatas, fisios, masajistas… todo eso implica que el ciclista está más cuidado y puede recuperar mejor y le sitúa en una condición mejor para poder entrenar lo que necesita”, describe el preparador del Bahrain. Los medios, en buena medida, enfatizan las diferencias entre categorías.
“Es algo que está muy estudiado y probado. Por ejemplo, un ciclista de un ProTeam en fuga suele gastar más energía que uno del WorldTour porque los materiales que emplea son de otro rango, de menor calidad. Para mantener la misma velocidad, ese ciclista hace más esfuerzo. Se calcula que necesitan hacer un esfuerzo extra e implica mover, de media, entre 15 y 20 vatios más. Eso implica una mayor fatiga”.
En el WorldTour, en buena medida, se disponen de mejores materiales y medios que facilitan la adaptación a un hábitat tremendamente competitivo que exige perseverar para mantenerse.
Lo más difícil es mantenerse
“En el WorldTour no basta con llegar, hay que mantenerse y eso no es fácil. Exige mucho trabajo estar ahí porque todos aprietan mucho. Hay que mejorar año a año”, apunta Arberas. Para el preparador la llegada a la categoría de Igor Arrieta, Jon Barrenetxea y Markel Beloki, al que ha preparado, no es un capricho.
“Se manejan muchos datos. En el caso de Markel, lo prioritario para él, que sube desde junior, es acumular muchas horas de sillín e ir aprendiendo y asimilando esfuerzos. Arrieta y Barrenetxea han dejado destellos. Cuando ciclistas de equipos ProTeam dejan detalles en carreras contra los WorldTour son aspectos que no pasan desapercibidos para los equipos de arriba y por eso suben”, cierra Arberas sobre el gran desafío que aguarda a Jon Barrenetxea, Igor Arrieta y Markel Beloki.