Ruleta rusa. El cazador. Joanes Bakaikoa sonríe de nuevo. Es la segunda vez que lo hace en el Manomanista de Promoción. El Labrit de Iruñea se rinde ante su victoria sobre Iker Salaberria, un pelotari como la copa de un pino. Dos espartanos, una pelota y 36 metros. La épica en 72 minutos de alternancia, tensión, pelotazos, complicaciones y tantos bellos de profunda dureza. Bakaikoa sumó este sábado su segundo cetro de la especialidad en tres participaciones. Cabe resaltar que en el mano a mano de Segunda solamente ha perdido un partido en su carrera: la final de 2017 ante Axier Arteaga. Acababa de debutar. 

Joanes tuvo que exprimirse para encontrar el camino al título. Fueron 406 pelotazos en una batalla a cara de perro. Salaberria es contestón, técnico y de carácter arrojado. No tiran la toalla. No se rinden. Así se alargó la final. Vietnam. El Álamo. Rostros torcidos. Todo piel y hueso sobre el podio. Bakaikoa ríe en el martirio.

El descorche fue una declaración de intenciones: 22 pelotazos para romper a sudar. Salaberria cruzó un gancho complicadísimo. Encontró la línea. Bakaikoa respondió con un zarpazo a bote. Efecto. El cuero se abrió. Su rival, a merced, encajó. Iker se afiló. Era el plan: acabar cuanto antes. Dos formas de ver el mano a mano. Joanes: físicamente una roca, exigente para los rivales; Iker: un artista lleno de recursos. Una mirada al cronómetro. El 3-1 fue un saque del representante de Baiko Pilota. 

La distancia no sometió al goizuetarra. En un partido que no se rompía por la pegada de los contendientes, Iker gozó con la derecha para percutir en los cuadros largos. Venenoso el de Aspe, clavó una cortada por el txoko a la vuelta del saque. En el 3-4, se sacó de la chistera un gancho milimétrico y una cortada por encima de la chapa. A Bakaikoa se le aparecieron los fantasmas. Sufrió. El de Etxarri-Aranatz cometió dos errores que ampliaron la brecha. 

Pero el mano a mano es un suplicio. Va por barrios. Montaña rusa. El de Aspe erró un remate y el regalo lo aprovechó Bakaikoa para desquitarse en el peloteo. Finalizó con una dejada. En el 5-7 se contabilizaban 116 pelotazos a buena. Joanes se subió a la final con un saque al ancho técnicamente perfecto. Otros dos saques cambiaron la tendencia. Un fallo de volea defensiva de Iker fue el 9-7. Tacada de cinco tantos. 

Salaberria nunca se rinde

Pero Salaberria es un pelotari áspero. Voleón del cinco y tres derechazos para el 9 iguales. Dos gladiadores. Igualada también en el décimo y undécimo cartón. Final dura, durísima. Al primer descanso largo llegó Salaberria en ventaja tras un fallo de su contrincante (11-12). Tensión a raudales. En el 12 iguales: 222 pelotazos. Camino a la perdición.

Joanes pareció dominar el compromiso con una tacada de cuatro tantos. Era una utopía. Se puso 16-13. Percutió con la derecha hasta madurar a su contrincante, mas el goizuetarra tiene el carácter de un volcán en erupción. Pura ambición. Iker se agarró al Labrit cuando pintaban bastos. Parecía tocado y cuajó un remate al txoko. Se repuso con un saque y con un derechazo atrás. ¡Está vivo! Dos saque-remates le mandaron al segundo descanso largo. Del infierno al cielo. Directo al 16-18. 

Y la final se montó en un toro bravo. Locura a tragos largos. Glup. Glup. Joanes se acercó con una dejadita después de una jugada polémica en la que Salaberria estorbó a su rival. Los jueces pitaron vuelta. Estaban muertos. 351 pelotazos, contando con los de las dos vueltas. El colorado bramó con dos saques seguidos. Un yerro de Bakaikoa, otro de Salaberria y el séptimo saque del de Sakana. Al final, el primer disparo fue clave para el etxarriarra. Buena renta en una cita tortuosa. Un potro para dos diamantes. A tumba abierta, el de Aspe tomó oxígeno con un buruzgain. El puzle se resolvió en el enésimo tanto agónico. Tiesos ambos, con dominio en el peloteo de Joanes, Salaberria acabó por arriesgar con el dos paredes. Cruz. Al colchón. Era lo que le quedaba cuando no tenía siquiera pulmones. Bakaikoa, que terminó más entero, no quiso exponerse y se vistió de picapedrero. La ecuación pedía una dejada. Aun así, le salió bien. Txapela al sufrimiento. Txapela en la ruleta rusa. 406 pelotazos. Una barbaridad.