La representación alavesa en Tercera RFEF ha sufrido un varapalo en esta temporada. Aurrera y San Ignacio, los únicos equipos gasteiztarras con una plaza en la quinta categoría del fútbol estatal, se han dado de bruces con una competición que ha penalizado todos y cada uno de los errores cometidos durante el curso. Tras el descenso matemático del cuadro rojillo, los de Adurza todavía disponen de dos jornadas en las que pueden obrar el milagro de la permanencia, aunque la salvación no depende únicamente de ellos.

El Aurrera de Vitoria, uno de los ascendidos a Tercera tras un curso extraordinario en el fútbol territorial de Álava, apenas ha sumado nueve puntos en la temporada 2022-23. El salto de nivel ha pasado factura a los rojillos, que pese a la diferencia de presupuesto con otros equipos de la categoría, se han mantenido fieles a su indistinguible estilo de cantera. El conjunto de Olaranbe, que suma apenas nueve puntos tras firmar una victoria y seis empates, está descendido de manera matemática desde hace semanas y afronta las últimas dos jornadas del curso con el objetivo de despedirse de la Tercera RFEF con honor y un buen sabor de boca. 

El San Ignacio, por su parte, todavía puede mantenerse otra temporada más en la quinta categoría del fútbol estatal. Ahora bien, los de Sáez de Moreda tienen que ganar los dos últimos compromisos ligueros y esperar unos resultados favorables de sus rivales directos. El equipo que actualmente marca la permanencia es el Padura con 30 puntos, mientras que el Sani suma 26. Los gasteiztarras se miden este domingo al Leioa, necesitan sumar de tres de manera obligatoria y que el Padura no gane en su estadio ante el Basconia. Si la penúltima jornada concluye de manera positiva para los vitorianos, la última jornada ante el Anaitasuna podría suponer una salvación agónica para los vitorianos o la confirmación de un fatídico descenso. 

Pese a que las matemáticas todavía brinden un halo de esperanza al San Ignacio, la realidad es que el conjunto vitoriano ha estado lejos de mostrarse como una escuadra fiable en su estadio. De hecho, el pobre estado del terreno de juego de Adurza, ha penalizado el estilo de juego de los vitorianos, que paradójicamente se han sentido más cómodos en sus partidos lejos de Vitoria. 

EN JAQUE

Con todo, la temporada 2022-23 de la Tercera RFEF, que está a punto de llegar a su fin, puede suponer un varapalo al fútbol alavés, que está cerca de quedarse sin la doble representación de sus equipos en la quinta categoría del fútbol estatal. Por suerte para los intereses provinciales, la División de Honor ha crecido en el último año y hay varios candidatos que quieren lograr el ascenso de categoría. 

Desde la División de Honor alavesa, categoría anterior a Tercera, el ascenso está peleado entre tres equipos. El San Viator, escuadra colegial que ya el pasado curso rozó la promoción a Tercera luchando de manera encarnizada con el Aurrera, lidera la clasificación con 66 puntos. Separado por un único punto se encuentra el Alavés C, quien tiene fijado el objetivo de ascender de categoría para potenciar la estructura de su fútbol base. En un tercer escalón se encuentra el Laudio que, con 60 puntos, tiene complicada la tarea de regresar a una categoría en la que compitió durante varias temporadas.