“Ufff”. Por los pelos. Unai Laso y Ander Imaz, finalistas del Parejas de 2022, pegaron este sábado una buena librada en el espejo del frontón Vall d’Hebron de Barcelona ante Erik Jaka y Aitor Aranguren, que expusieron una versión correosa y solidaria que puede poner en aprietos a cualquiera. El zaguero de Aginaga, especialmente, estuvo magnífico. Sin embargo, con el 21 iguales, con calambres en los dos delanteros, un sotamano del campeón dio el primer punto del Parejas a los colorados. No hicieron su mejor partido y están en pleno ensamblaje. Hubo demasiados errores. Más emoción que brillo.
Laso-Imaz 22
Jaka-Aranguren 21
Duración: 71:48 minutos de juego.
Saques: 3 de Laso (tantos 15, 19 y 21) y 2 de Jaka (tantos 14 y 21).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 588 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 8 de Laso, 3 de Imaz, 9 de Jaka y 2 de Aranguren.
Errores: 5 de Laso, 3 de Imaz, 6 de Jaka y 2 de Aranguren.
Marcador: 0-1, 1-1, 3-1, 3-2, 4-2, 4-4, 4-8, 8-8, 9-8, 9-9, 10-9, 10-10, 11-10, 11-11, 13-11, 13-13, 13-14, 14-14, 15-14, 15-15, 15-16, 16-16, 16-17, 17-17, 17-18, 18-18, 21-18, 21-21 y 22-21.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la liguilla de cuartos de final del Campeonato de Parejas de la LEP.M disputado en el frontón Vall d’Hebron de Barcelona. 230 espectadores. En el primer partido, correspondiente al Parejas de Promoción, Bakaikoa-Morgaetxebarria ganaron a Zubizarreta III-Elizegi (22-13).
Eso sí, Laso e Imaz dieron la sensación de poseer la misma característica diferencial: son un dueto sólido, áspero y potente físicamente. Son duros como piedras. Si falla el caviar, la solución está en el potaje. En ese escenario, Jaka, un pelotari trazado con el molde de los artistas, asumió que sus opciones pasaban por la agresividad. Sin complejos a lomos de un Aranguren con muy buena nota. Está claro que, vista la composición de las bazas de Baiko Pilota, la unión entre el lizartzarra y Aitor Aranguren, el cuarto zaguero de su empresa, se entiende como la más modesta de las ocho dispuestas sobre el papel. De hecho, de haber seguido el orden habitual, probablemente el panorama hubiera quedado de diferente modo, ya que el campeón del Manomanista, Laso, suele ser el que da ventajas, mezclando con el guardaespaldas con menor caballaje de su firma.
Honesto Jaka, con las ideas claras y sin nada que perder, entró entonado en el exigente Vall d’Hebron, un frontón que favorece al delantero expeditivo. Comenzó con un tanto por la pared, pero acumuló un error cerca del frontis que dio la alternativa a los colorados. Laso cruzó un gancho al tercer pelotazo. Un buen derechazo de Imaz arrimado abrió la primera brecha de los finalistas. Erik se fabricó el siguiente cartón: dos pelotazos a la zurda de Ander y un gancho. Una escapada de Aranguren fue el 4-2. Y el lizartzarra emergió con un voleón. El 4-4 fue un tanto durísimo que acabó errando Ander. Los azules talaron a sus contrincantes, prodigios en defensa. Dos errores de Laso y dos arabescos de Jaka pusieron el 4-8. Aitor creció.
Las diferencias
Una tacada de cinco tantos devolvió a los finalistas al partido. No tenían las mejores sensaciones sobre la cancha, pero supieron sufrir. A partir de ese instante, no hubo tregua: alternancias, sobriedad de Imaz, buenos momentos de Aranguren, que tuvo buenos pelotazos con la derecha, remates furiosos de Laso y el estilete de Jaka. Se coleccionaron empates en el cartón 10, 11, 13, 15, 16 y 17. El manista de Aginaga hizo un trabajo soberbio.
El 17-18 fue un gran gancho de Jaka. En ventaja los azules, con todo para hacer el tanto, Imaz obró la revuelta en el potro de tortura. Llevó dos pelotas imposibles y Laso igualó con un gancho. Respiraron. Dos saques y un gancho del errotarra rompieron el envite. Con el 21-18, Unai tiró un saque-remate. Aranguren se sacó de la chistera un derechazo al rebote y Jaka puso el 21 iguales con un saque. Fue entonces cuando empezaron los problemas físicos de los dos delanteros, penitentes en el epílogo de una batalla con un final de 588 pelotazos. Resolvió el entuerto Laso con un sotamano atrás que no llevó Aitor. El trabajo de los azules fue descomunal, pero claudicaron en la orilla. “Ufff”.