Michael Cimino escribió y dirigió una obra maestra sobre la amistad con los sonidos de la guerra de Vietnam de fondo. No es una película de guerra, aunque el conflicto está presente en el drama personal de cada uno de los personajes, tres amigos que salen de caza justo antes de partir como voluntarios hacia el sudeste asiático de donde vuelven física y psicológicamente transformados. No tiene que ver con lo que os voy a contar pero el título de la historia lo ha traído a colación. Ni la caza ni el relato, ni los tiros ni el drama influyen en este folio y medio que trata sobre un chaval de 33 años, cazador de pieza pequeña y voladora, que le pega al gatillo en San Juan del Monte. Enrique Vargas Molinero -Miranda de Ebro, 9 de noviembre del 88- disfrutó un montón el año pasado junto a Joseba Herrera, un tipo de Luiaondo amigo de su padre, Virgilio, cazadores los tres. Eso les unió. Tal circunstancia, un poco más aún cuando coincidieron el año pasado, pala en mano, en una cancha del Bakh en una prueba del CAP: "¡lo que pude disfrutar!".

Cuando Íñigo López de Aberasturi se hizo con las riendas de la dirección deportiva de MPC, Miranda Pádel Club, la propiedad del club le buscó alguien con quien trabajar la parcela, "alguien que conociera a los socios el ambiente del pádel en la ciudad". Kike era socio del club, sabía de primera mano lo necesario del pádel mirandés -fue socio dos años en el otro club, cuatro calles más hacia el río, "di clases con García-Ariño y con Enrique Cataldo"-, y Esti Villa, la dueña, era amiga de Beatriz, "mi novia". De esa forma, así, "entré a formar parte del equipo deportivo de MPC". Cuando Lopa emigra a Madrid es el primer señalado para dirigir la parcela deportiva del club. "Lopa me enseñó mucho", dice, "a jugar, por supuesto, y la manera de llevar un club de pádel. Tengo una magnífica relación con él". Ahora Íñigo trabaja mano con mano con Lamperti y Sáinz y estuvo con gente como Garrido y Belluati. Quizá haya sido nuestro mejor jugador y se ha convertido en un técnico de vanguardia. "Apostó por mí", añade por último. La afición -"me enganché enseguida"- se convirtió en profesión. Los anteriores ocho años los pasó trabajando en el Café Bar Milán, propiedad de la familia, donde aún se ocupan Elena y Virginia, madre y hermana.

Cuando abrió MPC, hacia 2013, "Adrián, un primo de Jorge Ortíz Champi, uno de los socios, me comenta que podríamos subir algún día a jugar", recuerda Kike, que venía del fútbol como casi todos -jugó en el Casco Viejo, la Charca, el Mirandés B y el Lantaron- y de pegarle al frontenis en el frontón de Anduva. Quedó prendado. Tras algún que otro social, "donde fui aprendiendo cada vez más", el paso al Circuito resultó un paso evidente. Al lado de Jonatan Aceituno, vencen en tercera -"entrenábamos con Lopa"-- y se meten en segunda. "Me defiendo", dice. Y se conforma, "porque no es fácil jugar a esto según dicen. Hacerlo bien es muy difícil". Desde su responsabilidad en el club "lo que pretendo es ayudar a los que empiezan y meterles el gusanillo en el cuerpo". Diego García tres día a la semana, por la tarde -"es un espectáculo en la pista y tiene mucha mano"- y Rodrigo Benito los findes -"apunta alto porque lleva poco tiempo y mucha proyección"- trabajan a su lado preparando partidos, organizando las pistas y jugando "con quienes lo necesiten de entre los 100 socios y abonados que hay en el club". Un club familiar que pondrá la instalación a disposición del Circuito Alavés de Pádel para la disputa de la segunda prueba del calendario, donde Cañete y Arteta, De la Fuente y Monreal, García-Ariño y Fernández-Miranda y Alvarito Rodríguez con Carlos Cabo serán las parejas a batir, con permiso del dúo número 1 del cuadro, el que forman Alejandro Garayo padre con Unai Pérez. En el cuadro femenino, atención especial para las parejas 1 y 2, Sandra Martínez de Lagran y Rocío Fernández por arriba y Carla Ramos con Carolina Carrizo por abajo.