Parece un alumno aventajado de Dusko Ivanovic. El extécnico del Baskonia acuñó a su llegada al Buesa Arena la popular frase "el cansancio no existe". Pues bien, Ander Anass Huélamo no va a la zaga del de Bijelo Polje. "El esfuerzo no se negocia", dice este joven jugador de tenis que a sus 14 años (Vitoria, 14 de mayo de 2007) se ha convertido en la principal promesa del tenis alavés. Hijo del ciclista Patxi Huélamo, Ander es en estos momentos la principal figura del tenis provincial.

El futuro es suyo. Así lo ve al menos Iñigo Madariaga, su entrenador en la Peña Vitoriana. El encargado de guiar los pasos del prometedor tenista gasteiztarra se deshace en elogios hacia su pupilo. "Lo mejor que tiene es lo bien que trabaja. Da todo". Ya lo había advertido Ander cuando señalaba que "el esfuerzo no se negocia".

"Entregado, sacrificado y tenaz" son algunos de los adjetivos que dedica Madariaga a su aventajado alumno, pero por encima de todo destaca su "espíritu de lucha". Tiene hambre. "Posee un gen competitivo poco habitual para los jugadores de su edad". No se rinde. Le da igual a quien tenga enfrente.

Así ha ido engordando su extenso palmarés en los diferentes campeonatos de Euskadi y torneos varios, hasta el punto de brillar ya también con luz propia en los Campeonatos de España ante rivales mayores que él. Esto es lo que más feliz le hace a Ander. Incluso más que cualquier título. "Llegué hasta dieciseisavos de final, gané a jugadores mayores que yo, que se dedican de lleno al tenis, se forman en las mejores academias y algunos ni estudian", recalca.

Pues bien, Ander Anass Huélamo ha podido con ellos pese a disfrutar de menos medios. El actual número uno del ranking en Euskadi y 15º en España de su categoría supera con entrega y constancia cualquier desventaja que pudiera tener. No pone nunca excusas, se crece y saca a relucir su gen ganador y esa serenidad en la pista únicamente al alcance de los elegidos, como apunta Iñigo Madariaga. "Tiene una madurez en la pista increíble. Otros jugadores técnicamente sí que pueden estar a su nivel, pero a él se le ven unas ganas tremendas que no encuentras en otros chavales", subraya el entrenador de la Peña Vitoriana.

Quizá le venga en los genes. Y es que su padre Patxi Huélamo ya fue un excelente ciclista en su día. Miembro de una estirpe familiar de corredores, el progenitor de Ander demostró su clase sobre la bicicleta. Su victoria en la Vuelta a Álava así lo confirma. Ahora es su hijo Ander el que ha heredado ese espíritu competitivo, pero en otro deporte: el tenis.

A los cinco años cogió su primera raqueta y eso que el fútbol también le "tiraba", como reconoce el gasteiztarra. Sin embargo, el hecho de que su hermano mayor Nabil ya jugase al tenis y tuviese cierta facilidad con este deporte le hizo decantarse finalmente por la raqueta. "Vi que tenía una derecha de la leche y que me gustaba", rememora.

Por tanto, no se equivocaba. De hecho, su entrenador le da toda la razón. "Lo mejor que tiene técnicamente es su derecha. Es una derecha de un jugador de categoría absoluta y estamos hablando de un chaval de 14 años. Le imprime mucha velocidad y es bastante buena". Es su principal arma, pero hay más.

El joven tenista también destacaría de si mismo su revés y su agresividad en la pista. Son sus puntos fuertes. Débiles también los hay. Ander es consciente de que aún debe "mejorar su volea". "Tengo que pulir mi forma de acabar los puntos en la red", se sincera. "Estamos en ello", añade.

Seguro que lo están. Y es que la promesa del tenis provincial es un perfeccionista. Trabaja, trabaja y trabaja hasta que sale lo que se le pide. "El esfuerzo no se negocia. A tope siempre. Dando el 100%", repite. Así es en los partidos y en los entrenamientos. "Disciplinado y trabajador", como ensalza Madariaga. "Es un chaval muy constante, inquieto y que siempre está atento a las correcciones. Es muy observador y se interesa por lo que le estás diciendo". Todo por mejorar. Todo por seguir creciendo.

Su objetivo es claro. "Ser mejor jugador" y, por eso, va a dejar hasta la última gota de sudor en el empeño. Habría que verle entrenar. Los que así lo han hecho destacan su sacrificio. "Un trabajador". No le importa repetir, repetir y repetir una y otra vez hasta que domina un golpe. De hecho, ahora dedica en cada entrenamiento más de diez minutos a mejorar su volea, su punto más débil.

De seguir así, este admirador de Novak Djokovic no tardará en tener totalmente controlado el golpe definitivo en la red. Ahora también tiene otros deberes. "Debe mejorar físicamente. Es un jugador alto, pero le falta cuerpo. Con 1,80 metros de estatura, no creo que pese más de 60 kilos", comenta Madariaga.

A su entrenador no le falta razón. "Peso 57", responde Ander, consciente de que debe ganar masa muscular. En ello está también. "Todas las semanas hago una hora de pesas en el gimnasio". Trabaja para ser mejor jugador. Ese es su objetivo. No es el único ejercicio que hace fuera del tenis. El joven jugador vitoriano también suele salir una vez por semana a correr y también coge la bici otro tanto con el objetivo de coger fondo. "Si un partido llega al tercer set, no quiero estar asfixiado".

La cultura del esfuerzo. Entregado y centrado. "Muy centrado", como apunta su entrenador y confirma el propio jugador. "Si al día siguiente tengo partido y mis amigos quedan para cenar, pues yo me voy a casa". Un chaval responsable. "Prefiero el tenis". Por eso, no añora perderse cosas que hacen los jóvenes a esta edad.

Su presente es el tenis y el futuro inmediato también pasa por la raqueta, pero sin descuidar los estudios. Y es que Ander Anass Huélamo es consciente que su curriculum académico le puede abrir las puertas a una beca en Estados Unidos. "Tengo claro que los estudios tienen que estar ahí", admite con sensatez. Además, tal y como recuerda, "si tienes un buen ranking y una nota media alta en los estudios, te llaman desde Estados Unidos".

Esa sería su gran oportunidad para seguir creciendo. Entrar a formar parte y poder ingresar en una Academia con los mejores, a la vez que lo compagina con su formación académica. "Ese es el objetivo. Seguir esforzándome para poder llegar. De momento, paso a paso", indica este joven jugador que se identifica por su apariencia física con Djokovic. "Soy alto y delgado como él".

El gasteiztarra tiene en la estrella serbia una referencia y en ocasiones le ha llegado hasta imitar en situaciones nada aconsejables. "Sí, antes se me iba un poco la cabeza, pero cada vez me controlo más. No quiero que el rival vea que me descentro y me pueda ganar", precisa Ander, a quien en un futuro le gustaría parecerse a Carlos Alcaraz. "Me gusta más su juego. El de Rafa, tirando bolas tan altas me gusta menos", concluye este jugador predestinado a ser el futuro del tenis alavés.