as gestas individuales se han convertido esta temporada en el único motivo de satisfacción para LeBron James como consecuencia de la caótica y decepcionante temporada que están protagonizando Los Angeles Lakers y lo vivido en la madrugada del domingo en la cancha de los Washington Wizards fue otro ejemplo de ello. Otra magnífica actuación de 38 puntos permitió a King James colocarse segundo en la tabla de máximos anotadores de la historia de la NBA, superando a Karl Malone y solo con el mítico Kareem Abdul-Jabbar en el horizonte, pero la franquicia californiana cuajó otro flojo encuentro para caer ante el 11º clasificado de la Conferencia Este por 127-119.
Exigido a sus 37 años como pocas veces a lo largo de su carrera en cuanto a utilización en cancha (37 minutos por encuentro, cuarto de toda la liga cuando ningún otro jugador mayor de 33 años figura en el Top-30) y peso ofensivo (tercer máximo anotador de la competición con 29,8 puntos por cita, promedio que solo superó una vez en sus anteriores 18 cursos como profesional) por la enorme flojera de los Lakers, campeones hace dos ejercicios y ahora novenos en el Oeste con un pobre balance de 30-41 y sin aspiraciones de evitar el play in, superar a Malone este curso era cuestión de tiempo para James si las lesiones no lo impedían. La noche previa tuvo que jugar 45 minutos para que los suyos superaran a los Toronto Raptors en la prórroga -primer partido desde el All Star que los californianos ganaban sin necesitar que LeBron anotara 50 puntos o más- y se rumoreó con la posibilidad de que guardara descanso ante los Wizards, con lo que la gesta se habría producido esta misma noche en Cleveland, en su casa, pero finalmente jugó. Y dejó atrás al Cartero. Pero la victoria volvió a resistirse.
James arrancó el choque a 19 puntos de los 36.928 que firmó en su sobresaliente carrera el que fuera mítico ala-pívot de los Utah Jazz. Igualó la marca con un triple en el segundo cuarto. Tres minutos después, a cinco del descanso, la superó con una canasta a pase de Stanley Johnson, con el público del Capitol One Arena puesto en pie rindiéndole merecido reconocimiento. Así las cosas, al fenómeno de Akron ya solo le queda por delante el mítico Kareem Abdul-Jabbar, que en sus veinte temporadas en la NBA entre los Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers anotó la friolera de 38.387 puntos. Atendiendo a su actual rendimiento, solo una grave lesión podría impedir el acceso de James a lo más alto de la lista de anotadores históricos, pues ha dejado claro que no tiene la más mínima intención de colgar las botas en un futuro próximo porque su gran sueño es llegar a jugar en la NBA junto a su hijo Bronny, de 17 años y todavía jugador de instituto. Actualmente le separan menos de 1.500 puntos de Jabbar, cifra que ha alcanzado en 18 de sus 19 campañas en la liga -en la 2020-21 solo pudo jugar 45 partidos por lesión-. Promediando 25 puntos por cita -actualmente está en casi 30- necesitaría 58 partidos para llegar a la cúspide, por lo que salvo percances físicos es factible que ese histórico momento acontezca en el tramo final del próximo curso.
Desacostumbrado a verse lejos de la lucha por el anillo -la lesión de Anthony Davis, el pésimo año de Russell Westbrook y la mala configuración de la plantilla le han dejado demasiado solo-, no esconde la satisfacción de alcanzar éxitos individuales, pero se resiste a cambiar su forma de ver el baloncesto: “No me voy a permitir pensar en superar el récord de Kareem. Espero lograrlo en algún momento, pero no voy a pensar demasiado en ello”.
Promediando 25 puntos por encuentro, necesitaría solo 58 partidos para superar a Jabbar como máximo anotador histórico
Este curso, con 37 años, mete 29,8 puntos por cita, solo superado por Joel Embiid (30) e igualado con Giannis Antetokounmpo