REAL MADRID Williams-Goss (7), Abalde (8), Tavares (12), Yabusele (7) y Taylor (8) -cinco inicial-, Randolph, Heurtel (4), Rudy (3), Hanga (3), Deck (4), Poirier (8) y Llull (11).

BARCELONA Sanli (17), Smits (3), Laprovittola (9), Kuric (17) y Calathes (4) -cinco inicial-, Davies (8), Martínez, Hayes, Higgins (8), Jokubaitis (6) y Mirotic (13).

Parciales 24-18; 16-24; 14-21; 21-22.

Árbitros Jiménez, Perea y Olivares.

Pabellón WiZink Center.

- Con Sertac Sanli como jugador más destacado y liderando, la mayoría de las veces, formatos de equipo con pequeños, el Barça se impuso por 75-85 en el clásico a un Real Madrid que en ningún momento se sintió cómodo sobre la pista.

El Real Madrid sigue siendo líder, pero el equipo azulgrana recorta diferencias y depende de sí mismo de cara a finalizar en primera posición en la fase regular.

Los clásicos siempre son especiales y éste no pudo ser menos con un comienzo a tope por parte de ambos equipos, más en defensa que en ataque. Nicolás Laprovittola y Kyle Kuric fuerón los más activos en los primeros minutos por parte azulgrana, mientras que Walter Tavares, en su regreso tras recuperarse de la covid-19, volvió a ser el de siempre, una pesadilla para el rival.

La gran defensa del equipo catalán le permitió mandar en el marcador, 7-12 (min.5), pero el Real Madrid poco a poco fue subiendo líneas y con Niggel Williams-Goss a los mandos y la defensa de Jeff Taylor dio la vuelta a la situación para cerrar el primer cuarto con un 24-18.

En el segundo acto, el Barça de Sarunas Jasikevicius, al que parece que le han pisado un callo con cada canasta del rival, se apoyó en Kuric, tres triples sin fallo, en Brandon Davies y en Cory Higgins, además, claro, de Nikola Mirotic, que estuvo muy bien vigilado, para dominar de nuevo tras un cuarto con continuas igualadas en el luminoso y que finalizó con 40-42.

El Real Madrid tuvo problemas de cara al aro rival y no encontró una fuente de puntos fiable y continua. Ni Guerschon Yabusele ni Alberto Abalde ni Sergio Llull pudieron dar las prestaciones habituales. En realidad, ninguno estuvo a su altura ofensiva más allá de acciones concretas y puntuales.

Pablo Laso dejó fuera a Thompkins, por cuestión de pasaporte, y se decidió por Williams-Goss y Deck como los dos extranjeros de su equipo en el clásico. Tras el paso por vestuarios, el Real Madrid siguió con la misma opacidad ofensiva cosechando un 0-7 en los primeros 2.30 minutos (40-49).

Cuatro puntos de Tavares y un triple de Llull metieron al Madrid en el partido, 47-51 (m.24), mientras que Sertaç Sanli, desde la media y larga distancia, marcaba de nuevo la diferencia, 50-59 (m.27). El Real Madrid se obsesionó con su falta de acierto en canastas sencillas y entró en bucle pesimista, mientras que el Barça siguió con dureza atrás y rompiendo con Sanli, ante la menor producción de puntos de Mirotic. Con 54-63 finalizó el tercer acto.

Con un formato de jugadores pequeños, el Barça consiguió sacar al Real Madrid del partido. Los de Laso no se sintieron cómodos sobre la pista en ningún momento, más allá de las diferencias en el marcador.

Eso sí, el Real Madrid apeló a la épica, aupado desde las gradas a poco que recortó diferencias, 63-68 (m.34), y más tras un mate de Poirier, tras asistencia de Abalde, 65-68 (m.35). Las gradas volvieron a rugir y el clásico cobró vida a falta de 5 minutos, cuando Rudy anotó uno de los dos libres de que dispuso, 66-68.

El Madrid apretó en defensa, con Deck, el anti-Mirotic, sobre el hispano-montenegrino. Volvió la tensión, la igualdad, la incertidumbre, los movimientos de ajedrez de Laso y Jasikevicius y toda la batería de aspectos que se supone tienen estos partidos, incluidas las decisiones arbitrales discutidas y discutibles. El Barcelona se llevó el partido, por 75-85, en un epílogo en el que el Real Madrid acabó desquiciado por el marcador y las técnicas que recibió.