- La Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte acordó en su reunión de ayer “condenar los hechos violentos y muy graves ocurridos” en El Sadar durante el encuentro correspondiente a la 17ª jornada de Liga que el pasado 12 de diciembre disputaron en Pamplona Osasuna y Barcelona, duelo “en el que varios aficionados increparon, insultaron gravemente y escupieron a un jugador de Osasuna”, en referencia al Chimy Ávila. Sin embargo, Antiviolencia no se quedó ahí y añadió su proposición de “una sanción de 6.000 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un periodo de 12 meses a cada uno de los siete aficionados de Osasuna identificados -miembros de un grupo radical y violento- que provocaron estos incidentes”.

Aunque parezca mentira, todo este asunto, sobre el que ahora tendrá que posicionarse la Delegación del Gobierno central en Navarra, tiene que ver con un gol del delantero argentino que sirvió para que Osasuna estableciera el definitivo 2-2 ante el Barcelona en el minuto 86 de un partido en el que el conjunto catalán se adelantó hasta en dos ocasiones en el marcador, pero que los rojillos fueron capaces de nivelar.

La cuestión es que, cuando el Chimy marcó su gol, se fue directo a celebrarlo a una zona concreta de Graderío Sur, donde un reducido grupo de aficionados le recibió con insultos, peinetas e incluso al menos un salivazo, como se pudo comprobar en un vídeo que un día después del partido comenzó a circular por las redes sociales. ¿El motivo? Casi con total seguridad que una parte de ese sector de la grada sigue sin perdonar al futbolista que durante el pasado verano exhibiera una foto con una camiseta en la que aparecía el rostro del líder del partido ultraderechista VOX, Santiago Abascal, asunto por el que el jugador ya pidió disculpas, de palabra e incluso de manera gestual después de anotar su primer gol de la temporada en El Sadar (el 22 de octubre contra el Granada en la 10ª jornada).

Ya tenía pinta de que los incidentes no iban a quedar en nada cuando la directiva de Osasuna tomó cartas en el asunto tres días después del suceso. Lo hizo condenando “el salivazo que un individuo profirió contra uno de los jugadores de la entidad” y añadiendo haber “ordenado una investigación que concluya con la identificación del citado individuo para, en el caso de que sea socio, trasladar al Órgano de Disciplina Social su recomendación de expulsión del club y, en el que caso de que no lo sea, trasladar igualmente el asunto a las autoridades competentes”. De esta forma, ahora falta por comprobar si la propuesta de Antiviolencia encuentra el refrendo de la Delegación del Gobierno y si Osasuna también toma medidas a través del Órgano de Disciplina Social, elegido en la última asamblea, pero que todavía no se ha reunido. En cualquier caso, el club sólo tendrá la potestad de adoptar medidas disciplinarias contra un aficionado en el caso de que éste sea socio de la entidad.

En resumidas cuentas, Antiviolencia propone y Delegación del Gobierno dispone, pero entremedias se abre un largo proceso para que las sanciones sean efectivas. Y es que, en el supuesto de que sean atendidas las mencionadas proposiciones de castigo, los acusados tendrán la posibilidad de presentar alegaciones para defenderse y no es fácil que el asunto quede zanjado en un breve periodo de tiempo. De hecho, podría pasar más de un año hasta que toda esta polémica quede resuelta de forma definitiva en el supuesto de que las pretensiones de Antiviolencia prosperen.