a carretera desde Iruñea hasta Orreaga que pasa por Bizkarreta-Gerendiain serpentea por un escenario de belleza radical. Extraordinario. El Valle de Erro contempla el camino de peregrinos, ciclistas y viajeros en busca de la tranquilidad. Los lugareños cuentan que durante los momentos duros de la pandemia del covid-19, cuando las autoridades cercenaron la movilidad entre comunidades, las calles del pueblo se convirtieron en un hormiguero "de coches y caminantes", que se movilizaron en masa para descubrir un lugar excepcional, construido con la arquitectura del silencio y, como si se tratara de un cordón invisible, unido al firmamento mediante el frontis del frontón viejo, donde Unai Laso ya jugaba con sus amigos cuando no levantaba unos palmos del suelo. Pelotari de plaza, todo carácter, todo carisma. El cielo contempla Bizkarreta-Gerendiain con aroma a tormenta. Se paladean nubes oscuras en el horizonte. Cambia el tiempo. El firmamento se ennegrece de un plumazo. Cambia la luz. Todo parece tener un pulso sepia. Todo cambia. Nada cambia. Todo pasa. Nada pasa. Todo y nada. Alfa y omega.
El bar Juan es el primer hito de la calle San Pedro en la cuesta que se acerca hasta el frontón viejo. Los bocadillos de tortilla de atún están de muerte, al César lo que es del César. Siguiendo la senda, dos perros llaman la atención con unos ladridos juguetones, son Bobby y Baltza, que dan la bienvenida a los visitantes al salir de sus casetas. Miran al infinito con ganas de juerga. La mandíbula orgullosa de Baltza, pastor alemán, observa unos segundos el cielo: huele la lluvia. Es un sentido tan primitivo que los seres humanos, en aras de la evolución -la real: la biológica; no la de la modernidad, lo cool o lo tecnológico-, han perdido en su inmensa mayoría. Lo que verdaderamente importa reside en Bizkarreta-Gerendiain como un hilo permanente con lo vital. Es el pulmón. Es la raíz. Es la sonrisa. En definitiva, es la vida.
Mientras Laso, que está en capilla para la final del Cuatro y Medio que se celebra el domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao (17.00 horas), se hace unas fotografías, Ana López de Uralde lo graba. Fuera de la casa de la familia, Corpus, la abuela de Unai, se asoma a la ventana. Tienen una relación muy especial: hacen pareja al mus y son muy competitivos. Unai se sienta en un murete. A su espalda aún quedan unos crisantemos preciosos, pese a que muchos se usaron para la fiesta de Todos los Santos. Las flores rodean como una empalizada una huerta chiquita. "Tenemos plantado un poco de todo. Unai ya tuvo que mover la tierra", bromea Corpus. Es genial.
Vital, divertido, se descubre un Laso espontáneo e ilusionado. No debería ser menos: afronta su primera final en la élite, y se cruzará contra Jokin Altuna, tres veces campeón en la jaula y seis veces finalista de forma consecutiva. Es motivo más que suficiente para celebrar. Habrá jarana. Al menos, en Iruñea, según desbroza el pelotari de Baiko. Del pueblo, no obstante, también habrá un buen movimiento a Bilbao. Laso tiene 24 años y tiene perfil de haber llegado para quedarse. La zozobra ha quedado atrás. Pasa página. Ese es su estilo.
Unai está en casa aunque esté a cielo abierto. José Luis Mendive acompaña a Laso hasta la sociedad. Ahí se pone un café. "Que esté en la final supone mucha ilusión para todos los del pueblo. Es una alegría para los vecinos. Aquí hay mucha afición para la pelota. Es una gran alegría", recita. Lo más seguro es que el encuentro se vea en la "sociedad". "Los que podamos iremos a ver el partido a Bilbao: comeremos, pasaremos un buen día y a ver si venimos con la txapela a casa", esgrime Mendive, quien apunta que "Altuna III es un rival duro. Antes de la semifinal, comentaba con un amigo que pensábamos que Ezkurdia le podía ganar, porque estaba a un nivel muy grande, pero fíjese, Jokin le dominó de cabo a rabo. Aun así, creo que Laso ganará 22-18".
Ana Zalba y Ander Mendive cogen el coche para acercarse a trabajar. Son tía y primo de Laso. Carlos Mendive es su tío. Sobre la final, Ana cuenta que "es un orgullo muy grande; sobre todo, por lo que ha pasado Unai. Le ha tocado trabajar muchísimo. Siempre ha tenido nuestro apoyo". Estarán en las gradas del Bizkaia. "Animaremos a tope", explican. "Tenemos confianza en Unai", revelan. Ana espera un triunfo por 22-20; Ander, por 22-18. "Unai ha perdido tres veces este verano contra Altuna, así que ya le toca ganar. ¡Qué mejor ocasión que en una final! A la cuarta va la vencida", replica el primo. Desgrana: "Soy dos años menor, pero hemos estado siempre juntos. Hemos jugado siempre aquí -señala al frontón viejo-. No he podido ganarle nunca. ¡Y al mus tampoco!". Laso pertenece a una familia de deportistas, pues Iosu Mendive, hijo de Carlos y Ana y hermano de Ander, está actualmente en el Xota de Primera División de fútbol sala. El primo de Laso es joven (19 años), pero tiene un gran futuro por delante.
En Bizkarreta-Gerendiain, además del frontón viejo, de plaza libre, lugar sobre el que se asfaltan los sueños de Unai Laso, hay otro emplazamiento pelotazale nuevo. Allí juegan manistas de todo el Valle de Erro. Ana López de Uralde se arrima a Bobby y Baltza, que intuyen la tormenta. Es de Getxo, pero reside en el municipio porque se enamoró de un errotarra. Está feliz. Recuerda al Laso de la infancia, cuando era simplemente Unai, cuando era un chaval. "Siempre ha sido amable, noble y hablador", reflexiona. "Todo lo que está sucediendo es una pasada para el pueblo. Estamos todos como en una nube. Es impresionante", define. Por el camino, evoca que "el abuelo Paco jugaba a pelota de maravilla. Sus tres hijas, de hecho, jugaban mucho a pala y herramienta". Una de ellas, María José, es ama de Laso. "Unai comenzó a jugar con los chavales en el pueblo. Siguió en Huarte. Recuerdo que mi marido le decía desde que era un chiquillo: Que no se te olvide; si llegas arriba, tienes que decir que eres de Bizkarreta-Gerendiain. Y lo hizo. La primera vez que lo vi en televisión me puse contentísima".
Cuando las nubes negras se abrochan sobre el valle, María José, ama de Unai, se sienta sobre el murete que rodea por la izquierda el frontón viejo. Si las losas hablaran... "Es un orgullo para el pueblo, para la zona y para la familia. Es muy positivo para todos", especifica. Además, confiesa que "lo pasó mal mientras que no estuvo en profesionales, pero supo seguir trabajando y obtuvo un buen rendimiento. Ha vuelto con muchas fuerzas. Ha trabajado mucho y los compañeros le han ayudado mucho". María José estará el domingo en Bilbao y sufrirá "mucho", pero le apoyará al "máximo". Eso es indudable.
Cuando echa mano del retrovisor, María José explica que Unai "siempre ha sido toda la vida un culo inquieto. No podía parar quieto. Le daba igual jugar con los mayores. A veces le tenía que sacar, porque estaba como un guindilla con pelotaris que le sacaban cinco o seis años. No pensaba nada más que en jugar". Y recuerda a Paco, abuelo del finalista. "Todo el mundo dice que aita jugaba mucho a pelota. Cuando era un poco más joven que Unai jugó un partido muy famoso contra otro del pueblo y que congregó a un montón de gente. Se sigue hablando de él", desgrana. Según cuenta un vecino, se parecían a la hora de echar el gancho. "Altuna III se lo va a poner difícil. Finalizará 22-20 para Unai", pronostica.
Al terminar, el manista puede tomar aire puro. La tormenta llegará. El oxígeno se lo trasladan desde Bizkarreta-Gerendiain. El pulmón necesario para Laso. Baltza y Bobby tenían razón: al final, llueve.
"Ha perdido tres veces contra Altuna, así que ya le toca ganar. ¡Qué mejor ocasión que una final!", exclama Ander Mendive, primo de Unai