- El triunfo por 0-3 frente al Tottenham fue un ligero bálsamo, solo un breve paréntesis tras la aplastante e histórica derrota sufrida contra el Liverpool (0-5). Ahora llega otro chaparrón. El Manchester United permanece incapaz de recuperar el trono de la ciudad que le vio convertirse en uno de los clubes más poderosos del planeta, tanto en lo deportivo como en lo económico. El Manchester City, campeón de la Premier League, ha relegado a los Diablos Rojos. No hay infierno en Manchester. El cielo es azul, el reflejo que proyectan los citizens y el 0-2 en el luminoso.

Old Trafford se ha convertido en El teatro de las pesadillas. No hay sueños. El derbi de Manchester dejó a los dos flamantes fichajes en el banquillo: Grealish no termina de cuajar en el City, mientras que Jadon Sancho es víctima de la llegada de Ronaldo. Solskjaer y Guardiola apostaron por planteamientos dispares. El local, el más necesitado, instaló una defensa de cinco; el visitante, siempre con la mira alta, prescindió una vez más del nueve. La posesión, innegociable, marcó el camino para los de Guardiola. Aferrados a la luz del balón, guiados por ese faro, cegaron a un United que se abrazó a De Gea, un lazarillo.

Bailly disparó en el minuto 7 contra los suyos. Gol en propia meta. Descosidos los Diablos tras el tanto, el guardameta del United realizó cinco paradas en siete minutos. Achique de agua en el naufragio del capitán Solskjaer, inoperante a la hora de enderezar el rumbo. Guardiola, por su parte, acabaría el encuentro sin realizar cambios, fruto del convencimiento y la productividad de su plan, el de siempre: balón, paciencia y versatilidad.

Un remate con la espinilla de Ronaldo fue toda la producción de peligro en la primera mitad del United, que al filo del descanso destapaba sus miserias, la fragilidad defensiva sintomática, a pesar de la línea de cinco atrás. Bernardo Silva congeló Old Trafford con el 0-2.

El marcador relajó al City, que no buscó hacer sangre, que echó el freno de mano contemplando la inoperancia de un rival que no disparó entre los tres palos en el segundo acto. En el tramo final, el City recuperó la diversión. La ineficacia impidió una nueva goleada para el United, pero esta en versión azul. Porque el cielo es azul en Manchester; negro es el futuro de Solskjaer, que puede tener las horas contadas como inquilino del United, devastado por los dos últimos duelos en casa y el triste papel desempeñado en Champions ante el Atalanta (2-2). El empate del Chelsea con el Burnley (1-1) en Stamford Bridge deja al City a tres puntos del liderato de los de Tuchel y al United, a nueve.