Si Jokin Altuna está sobre la cancha, no hay favoritismo que valga, ni inercia que marque. Es un manista sin memoria. Mira hacia delante. “En los momentos en los que no estás tan bien hay mantener la calma y seguir trabajando. Sabía que podía llegar mi momento”, esgrime el de Amezketa. ¡Eureka! Es peligroso. Vuela como una mariposa. Pica como una avispa. Muhammad Ali: “Golpea, mi amigo, golpea”. ¡Pum! No hay muro que detenga al guipuzcoano: es voraz, un joven veterano con la leyenda en las yemas de los dedos.
A Joseba Ezkurdia se le podía haber dado como favorito antes de la semifinal de este domingo en el Ogueta de Gasteiz por las sensaciones emitidas durante sus tres partidos de la liguilla de cuartos de final, en los que demostró encontrarse en un estado de forma excepcional. Si el Cuatro y Medio hubiera finalizado hace una semana y se hubiera valorado el nivel mostrado hasta ese instante, Ezkurdia sería el campeón. Pero no. Esto no va así. Jokin se jugó a vida o muerte estar en las semifinales ante Oinatz Bengoetxea y encontró su mejor versión. Creció. Y el guion cambia. Mucho. Se rompe. ¡Ris ras! Amnesia para los instantes de incertidumbre. No existen las matemáticas. La pelota es redonda. Jokin ha dejado su mejor versión para el final, incluyendo una semifinal que pintaba como el partido más atractivo del acotado al poseer todos los ingredientes posibles: los últimos dos campeones y los primeros espadas de Aspe. Sin embargo, no hay favoritismo ante Altuna III.
El amezketarra ha destrozado la eliminatoria del acotado con un monólogo. Lo ha hecho todo bien: el ataque, la defensa; el cerebro, las piernas; los pulmones, la imaginación. La pared en largo ha sido su aliada. Altuna III ha acabado de forma apoteósica su tránsito en un escenario que favorece al pelotari que ataca. Jokin ha desarmado a Ezkurdia, romo, dos veces campeón del Cuatro y Medio (2018 y 2019), y se mete en su sexta final de la modalidad de forma consecutiva -dos txapelas (2017 y 2020)-. Además, lleva dos finales del Manomanista seguidas -tres en cuatro campañas y dos txapelas (2018 y 2021)-, así como cuatro del Cuatro y Medio de San Fermín -ganó en 2019 y 2021-. Tiene 25 años. Increíble. Se encontrará con Unai Laso el 14 de noviembre en el frontón Bizkaia de Bilbao en una cita que amenaza con convertise en un clásico moderno.
El descorche ha sido de pantalón largo, debatido a gran ritmo, a la altura de dos competidores que reinan en la distancia y se han repartido los últimos cuatro cetros del Cuatro y Medio. La emoción ha durado hasta el 3-3. Ezkurdia no ha sido capaz de sacar rédito a su saque y ha tenido problemas en el resto. Y Jokin se ha elevado hasta el Olimpo. Los números están ahí: 17 tantos en juego, dos saques y un solo error. La perfección. O casi. Se ha escapado 9-3, 13-4 y 20-6. Ha cerrado con un 22-10. El de Sakana ha maquillado el resultado con un catálogo de remates. Lo demás ha sido un puro delirio de Altuna: ha movido al arbizuarra, ha ganado el centro de la cancha, ha rematado, ha restado, ha sacado bien, ha cogido altura, ha sabido defender y ha castigado el riñón con pelotazos por la pared. Pica como una avispa. Vuela como una mariposa. ¡Golpea! La leyenda se mide en aleteos.