Si la primera edición del Ironman Vitoria-Gasteiz, celebrada en 2019, será recordada como la edición en la que el ídolo local Eneko Llanos y la norteamericana Heather Jackson, dos triatletas profesionales de máximo nivel, se coronaron, la carrera de 2021 será conocida como la edición de los terrestres, ya que las circunstancias pandémicas han impedido que el Ironman cuente este año con la categoría PRO. Al haberse comprimido la mayoría de las 40 pruebas del Ironman entre los meses de agosto y septiembre y haberse limitado el cupo de plazas que se reparten para el Mundial de Hawaii, no hay deportistas de élite suficientes para todas las carreras.

Por lo tanto, en la capital alavesa solo correrán este año aficionados al triatlón, deportistas con bonitas historias a sus espaldas que disfrutan llevando su cuerpo al límite sin esperar a cambio una compensación económica. En total, el Ironman Vitoria-Gasteiz, del cual este periódico es medio oficial, reunirá el domingo 1.000 atletas de 51 nacionalidades diferentes, lo que se traduce en 1.000 razones, motivaciones e historias por las que venir a la capital alavesa a disputar uno de los eventos deportivos más exigentes que existen.

"Me rompí dos discos de la columna vertebral y estuve cuatro meses en la cama, con este Ironman dejo atrás la lesión"

Una de las historias más inspiradoras de este Ironman es la de George Hellyer, un británico que actualmente ejerce como profesor de inglés en la Ranches Primary School de Dubai. Su vida ha estado siempre ligada al deporte y en especial al ciclismo, modalidad que ha utilizado como vía para realizar retos solidarios. En 2016, por ejemplo, pedaleó el ancho del Reino Unido en jornadas consecutivas con el objetivo de recaudar dinero para una asociación de apoyo a jóvenes con cáncer, logrando reunir alrededor de 2.000 libras.

Un gran desafío

"Al terminar el reto pregunté a los jóvenes cuál debía ser mi siguiente desafío y uno de ellos dijo que cruzar Estados Unidos en bicicleta. En ese momento todos se rieron, pero poco a poco fue cogiendo forma y en 2018, acompañado de mi amigo Christian Jason y con el apoyo de nuestros padres Bryan Hellyer y Andre Jason, pedaleamos en un mes desde Jacksonville hasta San Diego, completando una media de 160 kilómetros al día", rememora Hellyer.

En aquella ocasión, logró una suma de más de 8.000 euros para la fundación Teenage Cancer Trust, todo un éxito y una recompensa a su gran esfuerzo. Sin embargo, poco después de terminar el reto, comenzó el calvario de Hellyer. "No tuvo nada que ver con el desafío, pero al poco tiempo me rompí dos de los discos intervertebrales y tuve que estar en la cama y sin trabajar durante cuatro meses, medicándome y acudiendo al hospital dos veces a la semana.

Desde entonces, he ido poco a poco recuperándome y me marqué el objetivo de terminar el Ironman como punto y final a la rehabilitación y para demostrarme que ya he dejado atrás aquel problema", asegura el británico, cuya preparación no ha sido fácil, ya que su nivel de natación era muy bajo y las elevadísimas temperaturas de Dubai han hecho que sus salidas para andar en bici y correr fueran asfixiantes.

En cualquier caso, acude totalmente preparado y con ganas de disfrutar de su primer Ironman. "Un amigo que compitió en la edición de 2019 me recomendó que eligiera Vitoria-Gasteiz porque es un lugar precioso y los aficionados animan mucho. Ojalá salga todo bien", sentencia.

"Hace seis años pesaba casi 100 kilos y fumaba un paquete de tabaco al día, el triatlón ha mejorado mi vida"

Primer Iroman en casa

Otro de los protagonistas del próximo domingo es el gasteiztarra David Sierra, que a sus 38 años disputará su primer Ironman, algo impensable para él hace seis años. "Entonces pesaba casi 100 kilos, lo cual es mucho para alguien que mide 1,74 metros, y fumaba un paquete de tabaco al día. Me detectaron un tumor al lado del pulmón y, aunque resultó ser benigno, me llevé un susto tan grande que dejé de fumar de golpe", afirma Sierra. Desde entonces, su salud ha mejorado considerablemente hasta alcanzar también un peso acorde a su estatura. "El deporte me ayuda a relajarme y a combatir la dependencia del tabaco. Ahora me encuentro mejor en el día a día, con más energía. Mi pareja me dice que cuando no hago deporte se me nota", explica.

Para Sierra, el Ironman del domingo será un día muy especial para él, ya que supondrá su primer triatlón de larga distancia. "He completado alguna carrera y triatlón de media distancia, pero quería proponerme un reto mayor. Ya me apunté una vez a un triatlón de larga distancia, pero me preparé por mi cuenta y no pude hacerlo porque me lesioné en el último momento.

Esta vez me lo he tomado muy en serio y me lo he preparado junto con el DIDA Kirol Taldea, un club de Vitoria. Vamos a participar cuatro integrantes del equipo", explica. A ello habrá que sumarle la emoción de correr en casa: "He competido en otros lugares como Peñíscola o Valladolid, pero nunca en casa. Va a ser muy bonito porque mi familia, mi pareja y mis amigos van a poder estar animándome. Estoy muy nervioso, pero creo que podré acabarlo, que es el objetivo".

"40 atletas del mismo equipo de Bruselas vamos a acompañar a nuestro entrenador en el que tal vez sea su último Ironman"

Curiosidades de la prueba

Una de las curiosidades de esta edición del Ironman Vitoria-Gasteiz es que el segundo país con más representantes en la prueba después de España va a ser Bélgica, con 100 participantes. Gran culpa de ello la tiene el equipo de Kate Lambrechts, una atleta de 34 años de Bruselas que va a pasar el fin de semana en Vitoria junto a 40 integrantes del equipo Racing Club Bruxelles Triathlon.

"En un primer momento, nos apuntamos 80 miembros del club, pero al moverse la prueba a septiembre muchos no han podido por motivos laborales y finalmente seremos 40, seis de ellos mujeres", relata la triatleta belga, que se alojará junto al resto de compañeros en el Hotel Ruta de Europa. "Escogimos Vitoria-Gasteiz porque por fecha nos venía bien, ya que muchos somos profesores, y también porque es uno de los más sencillos y para quienes participamos por primera vez en un Ironman nos viene bien que el recorrido de bicicleta y carrera a pie sea llano", argumenta.

Será sin duda una jornada especial para ella, pero también para el resto del equipo y en concreto para su entrenador. "La idea era participar el año pasado para celebrar el 20 aniversario del club y el 60 cumpleaños de nuestro preparador Phil. Al final no se pudo y organizamos una especie de Ironman por nuestra cuenta en Bruselas que llamamos Iron Phil para celebrar sus 60 años, pero ahora lo vamos a hacer en una carrera oficial. Puede que sea su último Ironman, por lo que lo festejaremos como se merece cuando terminemos", asegura. Puede que Lambrechts no tenga la misma experiencia que Phil, pero le sobran ganas y preparación para la prueba, en la que "el objetivo será llegar a meta".

"La hemiparesia afecta a la musculatura y a la coordinación de mi pierna y brazo derechos, pero no me impide competir"

Como en cada edición, no faltan participantes que, a pesar de sus limitaciones físicas, dan el do de pecho y se enfrentan a una prueba solo al alcance de unos pocos privilegiados. Uno de ellos es el murciano José Barrancos: "Cuando tenía un año pasé por una fiebre muy dura, con convulsiones, y a raíz de ello tuve una lesión en el hemisferio izquierdo del cerebro, que provoca una hemiparesia o parálisis parcial en el lado derecho de mi cuerpo, especialmente en la mano y en la pierna derecha".

Aunque su diagnóstico no fue muy esperanzador, el ejercicio físico y la fisioterapia le permitieron poder sobrellevar el problema. "A mi padre siempre le ha gustado el ciclismo y desde pequeño me puso a andar en bicicleta para trabajar la coordinación y la musculatura del lado derecho. Estuve practicando ciclismo y trabajando mucho mi lado derecho del cuerpo hasta los 15 años, cuando los estudios me impidieron poder dedicarle tanto tiempo", recuerda.

Al cumplir los 25 años, ya graduado, Barrancos decidió recuperar su actividad deportiva participando en varias carreras e introduciéndose en el mundo del triatlón. "En un primer vistazo no se nota la hemiparesia, pero si te fijas mi brazo y mi pierna derechas tienen menos musculatura. Con la bicicleta, por ejemplo, tengo que hacer un esfuerzo para pedalear con la derecha, ya que si no lo pienso pedaleo solo con la izquierda. Lo mismo con la natación, a veces entreno con aleta y pala solo en las extremidades derechas para asegurarme de que hacen esfuerzo", describe el murciano.

Cuando más notable se hace su parálisis parcial es cuando el cansancio hace mella, momento en el que va "pisando con el pie de punta, casi arrastrándolo". De hecho, no son pocas veces las que se ha caído en carreras de montaña por no levantar el pie lo suficiente para evitar un obstáculo. Tras acompañar su entrenamiento de algo de gimnasio para trabajar la musculatura y coordinación de su parte derecha, confía en poder demostrar en este Ironman una vez más que la hemiparesia no supone ningún límite para él.

"Mi mujer Karen falleció en marzo por Alzheimer y queremos recaudar fondos para investigar la enfermedad"

Una historia emotiva

La del británico David Withers, natural de Maidstone, es sin duda una de las historias más emotivas de esta segunda edición del Ironman Vitoria-Gasteiz. Su mujer, Karen, falleció el pasado mes de marzo por Alzheimer y David competirá ahora junto a su hijo Adam con el fin de recaudar fondos para la investigación de esta enfermedad en la web www.uk.virginmoneygiving.com con el nombre de AdamWithers4. "Voy a hacer 60 años y mi hijo hizo 30 en agosto, por lo que se nos ocurrió hacer un Ironman benéfico juntos para celebrar los dos cumpleaños. Es un reto algo loco, pero creo que será bonito y cuando terminemos la carrera lo festejaremos como es debido".

Para Adam será su tercer Ironman, mientras que para David será su segundo y "posiblemente el último", según comenta. "Lo que más se nota con mi edad es que cuesta cada vez más recuperarse de los esfuerzos", asegura, aunque espera no quedarse lejos de su hijo. "Hicimos un Ironman de media distancia para prepararnos. Me sacó ventaja en la natación, luego le adelanté con la bicicleta, que se me da mejor que a él, y me terminó superando en la carrera a pie", recuerda.

Withers se alojará en Otxandio, donde se reunirá con su hijo, que viaja desde Bristol junto a su novia, y con su hija. "Elegimos Vitoria-Gasteiz para hacer el reto porque queríamos un Ironman en el que se nadara por un lago y la temperatura no fuera demasiado fría. Nos fijamos en Barcelona y Vitoria, pero como en la primera se nada por el mar nos decantamos por la segunda", recuerda. De momento, padre e hijo han recaudado más de 1.300 libras para la asociación e intentarán darle un último empujón a la colecta el domingo en la carrera.

La compresión del calendario por la pandemia y la reducción de plazas para Hawaii han causado la ausencia de atletas PRO

El perfil llano del Ironman vitoriano, el clima y la opción de nadar en agua dulce son algunos de los atractivos para los extranjeros