- Igual que hizo el pasado sábado cuando se colgó al cuello la medalla de oro en la final de 100 metros, la jamaicana Elaine Thompson volvió a volar ayer sobre la pista de atletismo de Tokio para aumentar su botín dorado con otra gran victoria en el doble hectómetro y consagrarse así como la gran reina de la velocidad olímpica. Thompson ha roto moldes. Ninguna mujer hasta ahora había conseguido encadenar éxitos en los Juegos en las dos citas más cortas del programa (ya ganó en Río de Janeiro'16 las pruebas de 100 y 200 metros) y, además, el magnífico nivel de rendimiento que ha alcanzado a sus 29 años le está permitiendo coquetear con los registros extraterrestres firmados hace 33 años por la mítica Florence Griffith-Joyner. Las marcas de 10,49 segundos en los 100 metros y de 21,34 en los 200 firmadas por la ya fallecida Flo Jo se mantienen imperturbables -y para muchos sospechosas- desde 1988, pero Thompson ya borró el sábado de los libros de historia su plusmarca olímpica en el hectómetro (10,61 segundos, una décima menos) y ayer dominó la final de los 200 desde la calle siete para detener el crono en unos magníficos 21,53 segundos, la segunda mejor marca de todos los tiempos.
Thompson protagonizó una carrera intachable. Salió bien, corrió notablemente la curva, llegó en cabeza de carrera a la recta y a partir de ahí exprimió su punta de velocidad para que ninguna de sus rivales pudiera hacerle sombra ni amenazar su superioridad. La plata fue para la namibia Christine Mboma, que a sus 18 años ha bajado a la prueba de 200 metros porque al igual que su compatriota Beatrice Masilingi, sexta, la normativa sobre los límites de testosterona no le permite competir en las citas que van del 400 al 1.500. Mboma tardó en ponerse en acción y también en activar su velocidad -llegó sexta a la recta-, pero su progresión en los últimos 75 metros fue extraordinaria para acabar segunda con un tiempo de 21,81 segundos que supone un nuevo récord mundial junior. Sus damnificadas fueron la estadounidense Gabby Thomas, que había corrido este año en 21,61 pero llegó a Tokio lejos de su mejor forma y tuvo que conformarse con el bronce y una Shelly Ann Fraser-Pryce que se quedó clavada en los metros finales y acabó fuera de posiciones de podio.
El que también hizo historia sobre la pista de atletismo de Tokio fue el noruego Karsten Warholm, que rompió por primera vez la barrera de los 46 segundos en la prueba de 400 metros vallas (45,94 segundos) en una carrera soberbia. Warholm había acabado el pasado 1 de julio con la mítica plusmarca que ostentaba Kevin Young desde Barcelona'92 (46,78), dejándola en 46,70, pero ayer le metió otro bocado sideral aprovechando la exigencia que le provocó la competencia directa con otro sobresaliente vallista como es el estadounidense Ray Benjamin. Corriendo codo con codo por las calles centrales, el noruego tomó pronto el control de la carrera, pero Benjamin reaccionó de manera brutal y en el ecuador de la recta final, justo antes de los últimos obstáculos, llegó a ponerse prácticamente a su altura, pero a Warholm le quedaba una velocidad más y acabó siendo inalcanzable para su rival. Benjamin cazó la plata con un tiempo de 46,17 que destrozaba también la anterior plusmarca mundial, de la que se quedó a solo dos centésimas (46,72) el brasileño Alison Dos Santos, bronce.
Y la final femenina de 800 metros coronó a Athing Mu, estadounidense de origen sudanés de solo 19 años que se convirtió en la campeona olímpica más joven de esta prueba desde Pamela Jelimo y en la segunda atleta estadounidense que consigue conquistarla tras Madeline Manning en México'68. Mu encabezó la prueba casi desde las primeras zancadas para no volver a mirar hacia atrás. Lanzó su ataque definitivo en la última curva y ganó por delante de Keely Hodgkinson y Raevyn Rogers.
Dominio. El sueco Armand Duplantis, plusmarquista mundial de pértiga, remató su dominante ciclo olímpico con la medalla de oro en Tokio, que no pudo acompañar con un nuevo récord del mundo, aunque estuvo muy cerca de batirlo en el primero y en el tercer intento sobre 6,19 metros. Una marca de 6,02 le dio la victoria por delante del estadounidense Christopher Nilsen (5,92) y del campeón olímpico anterior, el brasileño Thiago Braz (5,87). Sam Kendricks, el único rival que ha ganado este año a Duplantis, una vez, no pudo competir tras dar positivo por covid. Después de aquella derrota catarí, el sueco batió dos veces el récord del mundo hasta dejarlo en 6,18. El anterior plusmarquista, el francés Renaud Lavillenie, se cayó en el calentamiento, compitió con un vendaje en el tobillo derecho y no pudo con los 5,80.