Si hay alguien cuyo orgullo y alegría por la presencia de Elena Loyo en los Juegos Olímpicos de Tokio se asemeja a la de la propia atleta ese es sin duda su entrenador, Martín Fiz, que ha vivido este éxito con tanta intensidad como cuando él mismo lo logró años atrás. “Estoy muy contento y muy satisfecho de que esta deportista esté entrenada por mí. Hay que decirlo bien claro: es la única atleta alavesa que va a estar presente en Tokio 2020”, subrayó el gasteiztarra, que quiso echar la vista atrás y repasar el camino de su pupila hasta las olimpiadas. “La conocí hace seis años. Era una chica que siempre había hecho deporte y que la veíamos por el Prado y por todos los rincones de Vitoria patinando”, recordó.

Ni siquiera él imaginó que alcanzaría un éxito tan grande, ya que “apuntaba maneras, pero como corredora de carreras populares”. Sin embargo, los frutos del entrenamiento y de su ambición se empezaron a plasmar rápido en los resultados. “Ha tenido una progresión acorde a la calidad y al talento que tiene ella. Aunque lo hacía muy bien en las carreras populares, para llegar a unos Juegos Olímpicos se necesita talento, perseverancia, mucho trabajo, cabezonería y sobre todo inteligencia”, argumentó Fiz, a quien al principio no le resultó fácil entrenar a su pupila: “Era muy impulsiva, no se adaptaba a los entrenamientos porque yo utilizaba la misma metodología que habría usado conmigo mismo, pero ella era muy cabezota y el primer año tuvo problemas con las lesiones”. Sin embargo, con el tiempo lograron adaptarse el uno al otro y fueron subiendo peldaños hasta alcanzar las olimpiadas, “el sueño de cualquier entrenador” según Martín Fiz. “A ella no le gusta que lo diga, pero deportivamente es como si tuviera 20 años porque lleva muy poco compitiendo. Tiene todavía mucho atletismo por delante y eso es lo que me hizo pensar que podría estar en los Juegos Olímpicos”, asegura.

El destino es a veces caprichoso, y así lo demuestra una anécdota que relató Fiz ayer: “Hace casi 40 años fui a dar una charla a un colegio de Murgia y se me acercó una niña llamada Elena Loyo. Ella dice que no le hice ni caso y que estuve con los chicos que jugaban a fútbol. Siguió haciendo deporte y ahora el atletismo nos ha unido”. Poco más puede hacer ya el entrenador alavés, pues la protagonista será esta vez Elena Loyo. “Mis deseos se resumen en tres: que disfrute de la experiencia, que participe en la prueba que a mí me hizo grande y, la tercera y el objetivo de mi trabajo, que compita y haga un papel digno para que termine feliz, satisfecha y con ganas de continuar”, sentenció.

“El primer año no fue fácil poder entrenarla, era muy impulsiva y tuvo varias lesiones”

“Ha tenido una progresión acorde a la calidad, perseverancia e inteligencia que tiene”

Exatleta y entrenador de Elena Loyo