La atleta alavesa Elena Loyo se reunió ayer con los medios de comunicación de la provincia a modo de despedida antes de viajar a Tokio para participar en los Juegos Olímpicos. La maratoniana de 38 años será la única deportista del territorio junto a Unai Simón -curiosamente, también originario de Murgia- que compita en las olimpiadas este verano, algo que ni en sus mejores sueños habría imaginado cuando comenzó a entrenar y competir regularmente hace seis años. Desde entonces, su progresión ha sido meteórica a las órdenes de Martín Fiz y el año pasado logró en el maratón de Valencia la marca mínima para obtener el billete a Tokio, con un tiempo de 2 horas, 28 minutos y 25 segundos.
Competir en unos Juegos Olímpicos es lo máximo a lo que puede aspirar un deportista, por lo que no es de extrañar que las emociones estén a flor de piel a tres semanas de saltar a la carretera y competir en la tan esperada maratón. "Tengo que dar las gracias a Martín Fiz por haber confiado en mí hace seis años y también a mis compañeros de entrenamientos. Aunque parezca que llega un atleta solo, no es así; son muchas cosas las que te impulsan. A veces he sido yo el motor, pero cuando ha fallado han sido todas las personas que tengo alrededor las que me han impulsado", destacó, visiblemente emocionada y con la voz entrecortada, apenas capaz de articular las palabras. "Me siento muy afortunada por todas las personas que me han ayudado, espero poder servir yo también de motor para que otras atletas en el futuro puedan cumplir su sueño", declaró la alavesa.
Loyo está viviendo ya el suyo, aunque no ha sido fácil llegar hasta aquí. "Aunque siempre me ha gustado hacer deporte, fue hace seis años cuando me lo empecé a tomar en serio. Tenía ganas de mejorar y, movida por la curiosidad, fui progresando y di el gran paso de empezar a entrenar con Martín, que me ayudó a coger confianza. No esperaba poder llegar hasta unos Juegos Olímpicos, pero no quería rendirme sin haberlo intentado", relata.
"Si alguien me llega a decir hace diez años que iba a participar en unos Juegos Olímpicos, me habría reído. Yo estaba acostumbrada a verlos por la tele y sí que es cierto que sentía un gusanillo desde el sofá, al igual que todos los que nos apasiona el deporte y lo vivimos. Para nada me lo habría creído", asegura. "Cuando en las carreras veía que estaba cerca de otras corredoras que iban a pelear por la mínima fue cuando empecé a soñar con ello. Si ellas pueden, ¿por qué no voy a intentarlo yo un día?". A pesar de todo, ni siquiera una vez obtenida la marca mínima en Valencia se lo creyó totalmente. "Hasta que no vi mi nombre en la lista de participantes no me di cuenta de que realmente me iba a Tokio", afirma la de Murgia.
Lo más difícil, que era lograr el billete para las olimpiadas, ya está hecho, aunque ahora deberá competir en una de las pruebas de atletismo más exigentes que existen y dar el máximo. "El tramo inicial de la primera vuelta será duro porque hay algo más de pendiente, pero las tres vueltas siguientes ya son más llanas. El circuito en sí no es lo que más miedo me da, sino las condiciones climatológicas. Hay mucha humedad y las temperaturas cada vez van a ser más altas según se acerque agosto. Va a ser una carrera superdura", comenta.
En cualquier caso, acude sin presión. "La lista de las maratonianas españolas la encabeza Marta Galimany claramente, yo intentaré hacerlo lo mejor posible y que se vea esa Elena Loyo cabezona y luchadora. Quiero irme con la sensación de que lo he dado todo", comenta. La alavesa se reunirá con el resto de la expedición española el próximo 28 de julio en Madrid y el 29 volará a Tokio. Desde la capital se trasladará a Sapporo, ciudad que alberga la prueba, y allí pasará unos días aclimatándose antes de competir el 7 de agosto a las 7.00 horas de Japón, las 0.00 horas en España. Tras ello, tendrá dos días para descansar y hacer turismo y volverá el 10 de agosto.
Si a dos semanas de coger el avión rumbo a Japón ya tiene mariposas en el estómago, los nervios y los sentimientos podrían jugarle una mala pasada el día de la maratón, aunque confía en poder controlarlos: "Las emociones también pueden servir como motivación si las gestionas bien y eso es lo que voy a intentar". De hecho, necesitará encontrar ánimos y fuerzas donde pueda, ya que no contará con el apoyo del público. "Nos encanta correr con la ayuda de los aficionados, pero nuestra misión sigue siendo dar el máximo, sean las condiciones que sean. Tendremos que animarnos a nosotros mismos o encontrar esa motivación en otras cosas", argumenta, Loyo, cuya forma de correr ha ido cambiando con la experiencia. Según explica, antes había carreras en las que "dejaba algo en el tintero" y poco a poco ha aprendido a exprimirse al máximo. De todas formas, intentará "ser cauta en el tramo inicial de la carrera" porque no sabe cómo responderá en unas condiciones en las que no ha competido nunca.
Al ser preguntada si corre con algún amuleto o realiza algún ritual antes de la competición su respuesta fue tajante, y es que Loyo busca su propia suerte: "Hay que tener confianza en una misma y en el trabajo realizado. Hay muchos kilómetros detrás, esfuerzo, disciplina, un cuidado minucioso de la alimentación y el descanso... Yo creo más en eso que en las supersticiones".
Su presencia en Tokio, desde luego, no es fruto de la casualidad, y es que Loyo no deja nada al azar, ni siquiera la elección de su entrenador. Se hace difícil pensar en un consejero mejor para sus primeros Juegos Olímpicos que Martín Fiz, campeón del mundo de la disciplina y cuarto clasificado en Atlanta 1996: "Me ha dicho sobre todo que llegue descansada, tengo que recuperar bien de los entrenamientos, va a ser una carrera de desgaste y tengo que estar fuerte". El apoyo de su maestro, unido a la ilusión, las ganas y las condiciones físicas de Elena Loyo son garantía de que la alavesa dejará el pabellón bien alto en Japón.
"Aunque parezca que llega un atleta solo, no es así; muchas personas me han impulsado"
Atleta olímpica
"No creo en los amuletos, pero sí en el esfuerzo, la disciplina, el descanso y el cuidado de la alimentación"
"Si hace diez años me dicen que voy a ir a unos JJOO no me lo habría creído nunca"