emos asistido a un auténtico etapón para cerrar la Itzulia, un día de esos que te pegan a la tele y que no te dejan levantarte del sofá porque no te puedes perder ni un solo detalle. La etapa ha sido preciosa de principio a fin. Desde el comienzo hemos podido ver una jornada con muchos ataques, rota de salida. Era lo que esperábamos ante un recorrido muy duro, de siete puertos y 112 kilómetros. Pensábamos que la clave iba a estar en la subida a Krabelin, pero ha sido en la bajada de Gorla donde la carrera ha saltado por los aires. El ataque de Aranburu e Izagirre ha provocado el vuelco en la Itzulia. A partir de ese momento, hemos visto un duelo entre Roglic y Pogacar. El primero buscando hacer hueco y el segundo intentando cerrarlo. Roglic ha salido ganando. Es el justo vencedor de la Itzulia. Ha sido un pulso muy bonito. Pogacar ha trabajado mucho para el líder McNulty, pero finalmente ha tenido que tomar la decisión de dejar a su compañero porque este no podía seguir el ritmo. Ha sido un cierre precioso para una Itzulia muy emocionante. La carrera ha tenido un nivel altísimo, con un plantel de corredores digno del Tour y con, probablemente, los dos mejores corredores de grandes vueltas del mundo. En ese sentido, hemos visto una carrera espectacular y muy reñida hasta el final. Pero más allá de la etapa decisiva, hemos asistido a seis jornadas de auténtico lujo. Nos quedamos con ganas de que llegue la Itzulia de 2022. Ojalá tengamos la suerte de ver un espectáculo como este.

Ciclista del Euskaltel-Euskadi