Alcanza Mikel Landa (Murgia, 1989) la antesala de la Itzulia, que comienza en Bilbao con una contrarreloj, después de un estupendo arranque de campaña. "He empezado mejor de lo que esperaba", cuenta Landa. El escalador alavés tiene la mente puesta en el Giro, su gran apuesta del curso. "Podría haber llegado algo mejor a la Itzulia, pero no quiero exagerar ahora y pagarlo luego en la carrera italiana", advierte el de Murgia. Landa se topará en la carrera vasca con las principales estrellas del ciclismo: Pogacar y Roglic. Los dos eslovenos se verán las caras en una Itzulia con aspecto de Tour: "Va a ser complicado lograr cualquier puesto entre los diez primeros".
En la Tirreno-Adriático fue tercero solo por detrás de Pogacar y Van Aert. Además brilló en las clásicas italianas. Su inicio de campaña ha sido muy bueno.
—Sí, la verdad es que he empezado muy bien, mejor incluso de lo que esperaba. Empecé la temporada un poco más tarde porque se cancelaron algunas carreras, pero los tres meses de entrenamiento estaban ahí. Estoy muy contento con este inicio de campaña.
¿Ha cambiado algo en su preparación?
—No, no he cambiado nada. Sí que es cierto que di por finalizada la temporada en octubre mientras otros la alargaron un poco. A finales de noviembre empecé a entrenar, así que en ese aspecto ha sido como un año normal para mí.
Ha iniciado el curso más fino que nunca. Se aprecia que está más delgado.
—Es algo que me han dicho muchas personas, pero tengo el mismo peso. No sé. Quizás me estoy haciendo un poco viejo y el físico me está cambiando (bromea). En peso estoy más o menos como siempre.
Lo cierto es que se le ha visto fresco y con chispa.
—Sí. Me he encontrado muy bien, competitivo y con fuerza desde la primera carrera. Me he visto bien y eso me ha ayudado a pelear por los puestos de arriba.
La Itzulia comienza el lunes. ¿Cómo llega a la carrera?
—A la Itzulia llego bien, después de una buena Tirreno-Adriático. Podría haber llegado mejor, pero tengo la cabeza en el Giro y no quiero exagerar ahora y pagarlo luego en la carrera italiana. Estoy midiendo un poquito.
¿Cuáles son sus objetivos en la Itzulia?
—Me gustaría ganar una etapa, que hace tiempo que no gano. Si gano una etapa seguro que estoy cerca del podio.
La Itzulia tiene aspecto de ser una revancha del Tour. Pogacar y Roglic se enfrentan por primera vez. Además está usted, que fue cuarto en París.
—La verdad es que es una carrera bonita, muy atractiva tanto para corredores que preparan el Tour como quienes tienen su objetivo fijado en el Giro. E incluso para la gente de vueltas de una semana y para la que está preparando las clásicas de las Ardenas. Va a ser complicado lograr cualquier puesto entre los diez primeros.
¿Quiénes son los favoritos para conquistar la Itzulia?
—Pogacar está muy bien de forma y es muy bueno. Roglic hizo una muy buena París-Niza. Además de esos, yo destacaría a Ion Izagirre, que es el último ganador y el Astana tendrá un bloque potente.
¿Son batibles Pogacar y Roglic?
—Son dos corredores que a veces asustan un poco. Parece complicado, pero hay que estar cerca de ellos y esperar al fallo. Esperar que tengan un mal día o les pase algo y poder aprovechar ese momento.
¿Cómo se plantea usted la carrera?
—Con la contrarreloj seguro que perderé tiempo respecto a ellos. A partir de ahí habrá que ir viendo si esperar a las etapas que acaban en alto o aprovechar cualquier oportunidad para tratar de rebajar esa diferencia.
La carrera de casa es un gran estímulo.
—Eso por supuesto. Conocemos las carreteras. Los puertos los hemos subido un montón de veces, bien entrenando o bien corriendo en amateur. A pesar de que no haya público, para nosotros es especial.
Es una pena que falte la afición.
—Sí. El público siempre es especial aquí. Suele estar lleno de público. Lo echaremos de menos. La gente se echa a la carretera. A nosotros, a los de casa, nos apoyaban mucho y es una lástima que no haya público. Por ejemplo, subir Usartza con público es una pasada. Se hace un embudo, un túnel de gente, y gozabas. Eso es algo que se va a echar muchísimo de menos.
¿Se acostumbra uno a correr sin él?
—Pues poco a poco nos vamos acostumbrando. No tanto a correr sin público, pero sí a correr con mucho menos público. Es raro.
¿Qué le parece el recorrido?
—Es duro. Nervioso como siempre. Nunca sabes qué pasará en la Itzulia. Siempre hay alguien dispuesto a prepararla. Tienes que estar preparado para cualquier cosa.
¿Cuáles son las etapas clave?
—Todo el mundo estará preparado para el primer final en alto, en Laudio. Normalmente suele haber diferencias. Tanto la etapa de Erlaitz, como la última en Arrate son etapas con muchas trampas, con un recorrido que influirá para las estrategias y en las que se puede obtener más diferencias que en cualquier final en alto.
La crono marcará la pauta. ¿Le gusta que sea el primer día?
—Sí. Desde el principio sabes si tienes el tiempo a favor o en contra. Tienes toda la semana para tratar de reducir la desventaja. En caso contrario, la carrera se suele bloquear un poco más porque los especialistas esperan al último día.
¿Qué le parece la inédita ascensión a Santa Lucía?
—Es una subida que no conocía antes de que se supiera que la Itzulia iba a llegar ahí. La he subido a menudo y me parece una subida muy dura. Es corta pero a la vez no tiene ningún descanso y por eso se puede hacer larga. Es similar a Garrastatxu, una subida con rampas duras, pero está es más continua y más dura.
¿Es controlable la última jornada, apenas 112 kilómetros pero un continuo sube y baja y casi 4.000 metros de desnivel?
—Ese día va a ser un sálvese quién pueda. Los equipos lo van a tener difícil para controlar la carrera. Si se sale muy fuerte se romperá la carrera. Es una etapa en la que la general puede cambiar del todo en cualquier momento.
"Me gustaría ganar una etapa en la Itzulia. Si gano una etapa seguro que estoy cerca del podio"