- En el Dakar es imposible no cometer errores. Pero para preservar las aspiraciones de campeón, se deben esquivar los grandes errores. Son palabras de Stéphane Peterhansel (55 años, Vesoul, Francia), el piloto con más títulos de la historia del rally raid más prestigioso, tanto en coches (8) como en motos (6). Por ello es Monsieur Dakar. Ayer, treinta años después de su primera corona, se reverdeció como amo y señor del Dakar, tras lograr con un Mini su decimocuarto entorchado en la edición más complicada de los últimos tiempos en cuanto a navegación se refiere, esa que tanto ha sufrido Carlos Sainz (Mini), quien defendía título en Arabia Saudí, escenario que acogía la carrera por segundo año consecutivo. El veterano piloto francés ha demostrado su solidez al volante ejerciendo de líder desde la segunda etapa. Impasible ante el acecho principalmente de Nasser Al-Attiyah (Toyota), ganador del prólogo y de cinco etapas; es decir, más que cualquier otro -Peterhansel ha firmado un scratche y Sainz, tres, el último de ellos ayer-.

“Cada carrera es igual de difícil de ganar. La presión sigue siendo igual de fuerte. Siempre hay que darlo todo, dominarlo todo, hay que tener un buen coche, un buen equipo… Y, al final, el error es humano y aunque consigamos todo lo demás, es fácil cometer un error”, expresó Peterhansel, sobre un contexto que Sainz tildó con frustración de “lotería”. “El Dakar no puede ser la lotería, para eso ya está la de Navidad”, expresó. “Habrá que analizar con detenimiento todo lo que ha sucedido en el rally con los problemas de adaptación a la navegación y su nueva filosofía. De no ser por esto, el resultado hubiera sido diferente”, añadió el madrileño, tercero en la general, por detrás de Al-Attiyah.

Tras superar la primera semana, Sainz incluso dejó en el aire su regreso, precisamente porque decía que no se estaba divirtiendo con lo que considera un cambio de filosofía. “Estoy contento a medias, por el podio y por la velocidad, no tanto por el trabajo que hicimos Lucas (Cruz) y yo. No entendimos muy bien la navegación ni el libro de ruta. Y lo pagamos caro”, concluyó ayer, admitiendo por otra parte el brillante trabajo de Peterhansel, su compañero de equipo: “Se merece la victoria más que nadie”. Al-Attiyah, mientras, fue crítico: “El reglamento es injusto. Los buggies llevan ganando cinco años seguidos”.

“Ganar una decimocuarta vez era importante porque este año hace treinta de mi primera victoria en el Dakar en motos. Y soy el único que ha ganado en los tres continentes”, manifestó en Jeddah Peterhansel, que amasa seis títulos en motos de 1991 a 1998 con la marca Yamaha y ocho en coches con Mitsubishi (2004, 2005 y 2007), Mini (2012 y 2013), Peugeot (2016 y 2017) y de nuevo con Mini en esta 43ª edición de la prueba.

En motos, el vencedor fue Kevin Benavides (32 años, Salta, Argentina), quien aseguró tras su quinta participación en la prueba que fue la edición “más dura”. “Este Dakar ha sido increíble. Día a día ha cambiado un montón”, subrayó el piloto de Honda, vencedor de dos etapas y que cimentó su logro en la segunda semana de competición. “La clave creo que ha sido mantener la calma”, apuntó el argentino, el primer latinoamericano en apoderarse del rally sobre dos ruedas.

Por otra parte, en el apartado de clásicos, Ignacio Corcuera, apodado Livingstone, junto al copiloto Iker San Vicente en el equipo Euskadi 4x4, terminó cerrando la clasificación, en vigésimo tercera posición, pero cumpliendo su objetivo de finalizar la carrera, y como primer piloto de la categoría H1, de vehículos 4x4 anteriores a 1986. “Nos creímos el sueño, los hemos peleado y lo hemos conseguido”, dijo. El Volkswagen Audi Iltis fuel primer modelo de coche que ganó el Dakar hace 40 años; ahora es el primer 4x4 más antiguo que ha terminado el Dakar Classic que se ha estrenado este año.

Por otra parte, el argentino Manuel Andújar (Yamaha) se adjudicó la victoria en quads; el ruso Dmitry Sotnikov (Kamaz) se llevó el título en camiones; el chileno Francisco Chaleco López (Can-Am) se impuso en los vehículos ligeros. Aunque todo quedó empañado por la muerte del piloto Pierre Cherpin, a quien Monsieur Dakar dedicó su victoria.

Duodécima etapa

General

Duodécima etapa

General

72 pilotos han perdido la vida. El piloto francés de motos Pierre Cherpin falleció ayer como consecuencia del accidente que sufrió el pasado domingo, durante la séptima etapa, y que le provocó un traumatismo craneoencefálico. Cherpin, de 52 años y que disputaba por cuarta vez el rally, permanecía en coma inducido y hospitalizado en un hospital de Jeddah, hasta que ayer fue trasladado en avión sanitario a Lille, su lugar de residencia, adonde llegó sin vida. Con su fallecimiento, son al menos 72 las personas que han perdido la vida en el Dakar. El año pasado fallecieron Paulo Gonçalves y Edwin Straver.