La vida de Beñat Intxausti se bajó de la bici el pasado año, cuando colgó en la percha el maillot del Euskadi-Murias, su última casaca en el profesionalismo. Era el epílogo a su libro ciclista en la élite. Con ese gesto mudó la piel y se desprendió de trece campañas en la azotea del ciclismo. Guardó en el cajón de la memoria el tejido del Saunier Duval, el Euskaltel-Euskadi, el Movistar y el Sky. También dejó en las postales del recuerdo dos triunfos de etapa en el Giro de Italia. Intxausti se arrancó el dorsal para ser un ciudadano más. Puso el móvil en modo avión, pero el ciclismo, siempre presente en su biografía, se coló en su rutina de paseante a través de una llamada de socorro.
En medio de la pandemia, Intxausti moldeó al portorriqueño Abner González, un sub’23 al que su familia cobijó en Gernika cuando el ciclista se quedó en un limbo tras el confinamiento. Pupilo de Intxausti durante esos meses, Abner destacó en el calendario aficionado y debutará con en el WorldTour en 2021 con el Movistar. Ese tiempo dedicado a la preparación del caribeño, le achispó la ilusión y le cambió la perspectiva. De algún modo aquella fue la señal para regresar al ciclismo como director deportivo.
Beñat Intxausti se sentará al volante del Eiser Hirumet, estructura gestionada por la S. C. Duranguesa y la S. C. Punta Galea, para convertirse en uno de los directores de la formación amateur vizcaina. A Intxausti le acompañará la L de novel en el coche del Eiser Hirumet. Deberá aprender el oficio. El fin de semana dirigirá su primer entrenamiento con el grupo. “Tras pasar un año de mi retirada y de haber desconectado del ciclismo me hace una gran ilusión estrenarme como director de un equipo de casa”, expone el de Muxika, que contará con la experiencia adquirida en el profesionalismo y en su etapa aficionada como aval para enriquecer al equipo vizcaino con otra visión.
“Mi idea es poder transmitir a los corredores la experiencia adquirida todos estos años como ciclista a nivel amateur y profesional”, reconoce Intxausti, ilusionado ante la nueva etapa que abre en el horizonte. “Justo en esta recién terminada temporada he vuelto a tener contacto con el campo aficionado entrenando y asesorando a un ciclista a Abner González”, explica el vizcaino. Eso le cambió la perspectiva. Comenzó a pensar de otro modo. En ese periplo, Intxausti indicó el camino a Abner, le enseñó, le corrigió y le animó. Sin saberlo, el de Muxika estaba mutando hacia la figura del director. Ahora lo es. Su estreno como técnico en competición le aguarda el 27 de febrero, cuando dirigirá al equipo en la primera cita del Torneo Euskaldun de Zumaia. Del manillar al volante.