El Valladolid rascó anoche un punto en el último suspiro que supuso un justo premio a su derroche de fe y un todavía más merecido castigo a la desidia del Sevilla. Ocampos había puesto en ventaja a los andaluces de penalti mediado el primer tiempo, pero los de Lopetegui se dejaron ir y un voleón de Carnero en el 87 dejó unas tablas merecidas.
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