Duración: 47:22 minutos.
Saques: 2 de Elordi (tantos 4 y 8) y 5 de Arteaga II (tantos 10, 12, 13, 14 y 22).
Faltas de saque: 1 de Elordi (tanto 1).
Pelotazos: 209.
Tantos en juego: 6 de Elordi y 7 de Arteaga II.
Errores: 9 de Elordi y 4 de Arteaga II.
Marcador: 0-1, 1-1, 1-2, 2-4, 4-4, 5-4, 5-5, 6-5, 6-6, 7-6, 10-7, 10-10, 11-17, 11-18, 12-18, 12-19 y 12-22.
Incidencias: Final del Manomanista de Promoción disputado en el Beotibar de Tolosa.
- La historia volvió a repetirse ayer para lamento de Aitor Elordi, quien cedió por segundo año consecutivo en la final del Manomanista de Promoción. El de Mallabia, derrotado por Darío en 2019 en el Labrit (22-12), volvió a sucumbir en la pugna final por una txapela que se llevó con total merecimiento Axier Arteaga, quien se impuso por idéntico resultado en un choque en el que el de Lasarte ni siquiera tuvo que ofrecer su mejor versión para llevarse el gato al agua. No le hizo falta porque, contra todo pronóstico, Elordi rindió muy por debajo de lo esperado, hasta el punto de desaparecer del partido desde el 10-6 a su favor.
No hubo final a partir de entonces, como bien refleja el demoledor parcial de 2-16 con el que Arteaga II puso el lazo a un encuentro en el que se sucedieron los errores por parte de ambos pelotaris hasta que el vizcaino se encargó de coleccionarlos en solitario. Lo agradeció Axier, que inició el choque con la misma dosis de precipitación que su rival. Ambos, en un gris intercambio de golpes, fueron sumando tantos a sus respectivos casilleros siendo el de Lasarte el primero en adquirir cierta ventaja con el 1-4. Logró Elordi, con el dos paredes como principal herramienta, nivelar la balanza para que el luminoso pasara a proyectar hasta cuatro empates (4-4, 5-5, 6-6 y 10-10).
El último llegó después de que el de Mallabia adquiriera con el 10-6 la mayor renta a su favor en medio de un escenario que se presentaba favorable para sus intereses. Fue entonces, sin embargo, cuando el guipuzcoano, sin esperarlo, encontró una autopista hacia la victoria basada en un productivo saque y una sucesión de regalos de su oponente. No los desaprovechó Axier para, paso a paso, ir aumentando las distancias en el marcador y multiplicar el nerviosismo de un superado Elordi, incapaz de sobreponerse a una adversa situación sin vuelta atrás.