l pasado domingo en Miribilla solo tuvimos ojos para Iker, e Iker no tenía ojos para ver lo que le rodeaba. La cara de Iker, un chaval de hermosa cabeza, eran dos enormes ojos abiertos incapaces de cubrir el entorno; ni el físico ni el emocional le cabían, tal era el cúmulo de imágenes, personas, emociones y puntos de atención a los que prestar el objetivo, bien abierto, enfocado en un punto indeterminado unas veces, panorámico las más.

¿Dónde me he metido? parecían preguntarse sus dos faros irrigados por la emoción, como dos ventanas del lado del horizonte. El monumental Bizkaia, un hangar modernista en el que el frontón es un play móvil, era la galaxia. Iker, la estrella más pequeña. "Estaba muy nervioso al principio, luego me metí en el partido y me tranquilicé", reconoce. Entonces la mirada encontró el foco y abandonó expresiones de asombro para asumir protagonismo en el espectáculo. Fijó el punto de mira en el partido, en el juego, y entrecerró los párpados para centrarse en el rival. No era cualquiera, era Olaizola, pero daba igual.

Tres meses atrás eran otros: Carlitos Ibáñez, Mikel Isasmendi, Mikel Rafael y Ander Sevilla, a quienes hubo de superar en el cuatro y medio alavés para ganar la txapela recién cumplidos los 18 -nació el 9 de julio de 2002-. Sumó los puntos que Amurrio necesitaba para auparse en el Torneo Interpueblos junto a Landaluze y Arauzo y se acompañó por Gareth Arregi para llevarse el sénior del Virgen Blanca de aficionados. Todo en un mes mágico. El mes del todo aprisa para cumplir con un calendario apretado por culpa del virus coronado.

Cada vez que echaba a funcionar el gancho, de reojo, había comprobado antes por dónde andaba Aimar. El instinto y "la manera que tiene de disfrutar en la cancha", nos dice Ruiz de Luzuriaga, que le ha seguido desde la Federación, arropándole, asesorándole desde la cercanía, potenciando un entorno "que le ha permitido llegar donde está con naturalidad", han hecho que Larrazabal se suba al carro de los profesionales siendo un chaval, un crío "con unas condiciones innatas" para ser pelotari, según Luzu. Iker e Imaz superaron los nervios iniciales y los pulmones y el corazón del pelotari de Amurrio se aclimataron a la emoción y el ambiente festivo del momento y "empezar a jugar de una vez por todas". Llegaron antes al cartón 19 pero se quedaron ahí. Olaizola y Uriondo habían sido mejores.

El Bizkaia no presentaba el ambiente que la ocasión merecía pero estaban los que tenían que estar: los del pueblo, la familia, los amigos y los compañeros del pelotazale de Amurrio. Iker, emocionado pero contenido, como es él, tranquilo, sereno, comedido, abrió a tope los ojos otra vez, dibujó en grande la sonrisa y miró a quienes le esperaban en la cancha tras pasar por el vestuario para secarse el sudor y recuperar líquidos. Pancartas, flores, aplausos y consignas, las recibía el pelotari con naturalidad, sin aspavientos, agradecido y feliz y una sonrisa de oreja a oreja. "Vamos a tener el mejor espejo en el que puedan reflejarse todos los chicos y chicas del club", firma Aitor Gaviña, presidente del club, feliz porque el chaval haya alcanzado su sueño. "Es una persona noble", coincide con Mikel Rafael, que, insiste "tiene un comportamiento sobresaliente en la cancha, le gusta mucho la pelota, posee unas condiciones idóneas para la práctica del deporte profesional, tiene mucho golpe, la lleva muy lejos, es potente, fuerte y posee una técnica impropia de su edad". Y frente a quienes opinan que es aún muy joven, responde: "Sí, es posible, pero su sitio está con los profesionales, con quienes va a aprender y sorprendernos a todos". Y concluye: "Es su hora, tiene que estar con ellos. Va a ser un pelotari de primera seguro".

Ha crecido en el frontón. Los amigos y la cuadrilla son pelotaris como él. Era muy niño, seis años tenía cuando hizo del rebote del municipal de Amurrio su lugar preferido. No ha pasado tanto tiempo. Le acompañaban casi los mismos: Joseba Mendibil, Endika Elejalde y Goikolea, mayores que él, grandes pelotaris los tres -Elejalde y Goikolea "jugaban a esto muchísimo"-, y Dorronsoro, Gerrero y Arregi. "Quedaba con nosotros para jugar con la goxua", dice Gareth, monitor, compañero y amigo que añade y nos descubre a "un chaval bastante callado de primeras que en cuanto coge confianza se suelta".

Muy trabajador y buen observador, que "escucha, absorbe, aprende y pone en práctica lo que le dices", según sus mentores. Un pelotari impecable que lo tiene todo para ser grande. Un don y la capacidad para desarrollarlo con humildad. Tranquilo y equilibrado "ha mamado pelota" y, aunque marca espalda esteparia y piernas de coloso "el pecho, si lo tiene grande, solo es porque debe hacerle sitio a un corazón semejante", nos dice un buen amigo.

Vio jugar al padre, a Íñigo, "hace 4 o 5 años". Había dejado la pelota muy pronto, a los 20, "pero se quitó el gusanillo disputando el provincial de segunda con Imanol Urretxo. Pude verle jugar, sí, aunque tarde", dice Iker.

Hace dos pegó el estirón, en el paso de infantil a cadete, "cuando me fichó Asegarce". Dos años en la empresa que le han permitido "progresar como pelotari y poder debutar". Olaizola, mientras Urruti y Zubizarreta abrían el telón de Miribilla, le aconsejó: "Juega tranquilo y haz lo que sabes". Tras el partido, la felicitación y otro consejo: "Sigue disfrutando y aprendiendo. Bien, chaval".

Dicen que lo difícil viene ahora -no todos opinan así-, que lo complicado es mantenerse en la élite. No es el mejor momento, pero es el momento, y "tiene base y recursos para continuar el camino muchos años".

"Quiero mejorar en todo", reconoce Iker, "mejorar el apartado físico, la defensa, y fallar un poco menos"€ Y a largo plazo "ganar el manomanista". Pero sobre todas las cosas, lo que de verdad busca es "disfrutar cada día. Con ello casi me basta".

Ambicioso pero con los pies en el suelo. Un objetivo grande al que llegar disfrutando en el día a día. Con naturalidad, con aplomo, con la sonrisa y los ojos iluminados "y el corazón al servicio de todo lo demás", apunta el padre, que describe al hijo y al pelotari: "No da problemas, es valiente, constante en el frontón, un poco holgazán con los estudios y afortunado con las manos€ ". Un chaval impecable, podría terminar y termino.

Mañana, en Amurrio, segunda puesta en escena, en el frontón de casa. Koldo Iriarte: "Iker está tocado con la varita: es especial y no es fácil pillarle". Rubén Zabaleta y Mikel Gerrero: "Larrazabal, por cualidades, esfuerzo y humildad puede ser un crack". Los maestros estarán a su lado.