uando el pasado 30 de junio la Liga Endesa cerró la fase final de Valencia con la proclamación del Baskonia como campeón por cuarta vez en su historia, creyó haber cerrado una etapa crítica para la competición. Pero aquello que se consideró excepcional se ha hecho costumbre porque la pandemia está lejos de remitir y la temporada 2020-21 empieza este sábado metida en su burbuja, a puerta cerrada, alejada de los aficionados y convertida en un mero producto televisivo al que el coronavirus ha privado de toda emoción. Como esta situación no es sostenible durante mucho tiempo, el objetivo de los clubes, la mayoría de los cuales ya tuvieron que realizar ajustes económicos durante el confinamiento de primavera, es sobrevivir. Llegar a mayo sin más daños en sus estructuras que los que ya sufren por la caída de ingresos puede ser más valioso que cualquier título o meta deportiva porque salvaría el futuro a corto plazo.

Por tanto, desde este fin de semana se pone a prueba la fortaleza de una competición en la que tomarán parte 19 equipos, el mayor número desde la campaña 1995-96. El Gipuzkoa Basket encontró su hueco tras pelearlo en los despachos y serán 38 jornadas en un calendario muy sobrecargado sobre el que pende la amenaza de posibles aplazamientos y cambios de fechas. Doce equipos disputarán competiciones europeas y multiplicar los viajes es multiplicar el riesgo de contagios hasta que no aparezca el remedio para el virus. Pese a ello, en el verano se han producido un centenar de movimientos en las plantillas de la Liga Endesa, una cantidad que ha desconcertado ya que se esperaba una cierta contención dadas las circunstancias.

Curiosamente, quienes menos han fichado han sido los dos grandes, el Real Madrid y el Barcelona. Los blancos, tras su mal papel en la fase final, han vuelto a ganar la Supercopa, pero inician el curso con la incertidumbre sobre el futuro de sus dos argentinos. Facundo Campazzo y Gabriel Deck coquetean, o algo más, con la NBA y si se van con la temporada en marcha dejarían un par de huecos difíciles de rellenar. En el caso de los azulgranas, han adelgazado su plantilla tras otro año sin títulos y solo han realizado un fichaje, aunque de campanillas. Nick Calathes se estrena en la ACB con 31 años para demostrar que es uno de los mejores bases de Europa. Pero la gran incorporación del Barça es la de Sarunas Jasikevicius. El lituano es el único entrenador que debuta en la Liga Endesa y quiere trasladar el excelente trabajo que hizo en el Zalgiris a un club en el que fue ídolo como jugador.

En el escalón inferior, hay que situar al Baskonia, aunque sea por su condición de campeón. Dusko Ivanovic tendrá un equipo muy moldeable y con piernas para jugar intenso que debe encontrar un relevo al liderazgo de Toko Shengelia. Y como aspirante claro, debe estar el Valencia Basket, al que la crisis no le ha afectado y ha montado la que dicen es la mejor plantilla de su historia con fichajes de rango Euroliga para pelear por todo.

El gran valor de la Liga Endesa es su amplia y competitiva clase media, como quedó demostrado la pasada temporada. En ella debería estar el Bilbao Basket, seguramente no tan arriba como ese quinto puesto que sorprendió a todos en su regreso a la competición. Porque el rigor económico es obligatorio para el club de Miribilla, que ha perdido jugadores que han fichado por equipos top de Europa y los ha reemplazado por piezas sin recorrido en la competición y que necesitan un periodo de adaptación tan corto como sea posible.

Lo va a necesitar seguro porque hay muchos candidatos al play off. Los dos conjuntos canarios, precisamente los dos primeros rivales de los hombres de negro, han armado plantillas muy interesantes y el Unicaja ha mantenido el bloque con la única incorporación de Tim Abromaitis para recuperar su sitio dentro de los cinco o seis primeros. El continuista Zaragoza, el más físico Andorra y el reforzado Burgos querrán mantener el alto tono que mostraron en el curso anterior y el Joventut ha sido una de las sensaciones de verano con los fichajes de Bassas, Ribas, Brodziansky y, sobre todo, Tomic, que convierte a los verdinegros en un posible tapado.

Los siguientes equipos que no jugaron la fase final (Manresa, Obradoiro, Betis, Murcia, Fuenlabrada y Estudiantes) llevan seis meses sin competir y habrá que ver cómo lo han asimilado. Desde luego, no han querido quedarse atrás y han abordado profundas renovaciones en sus plantillas, con fichajes de entidad para no pasar apuros. Y al Gipuzkoa Basket, que jugará sus primeros partidos como local en Miribilla por las obras de Illumbe, le queda rebelarse contra los pronósticos que le adjudican una de las dos plazas de descenso. Por si acaso, no conviene descartar a los donostiarras antes de tiempo en esta temporada de desarrollo incierto que supondrá una prueba de resistencia mental ante los estrictos protocolos sanitarios y las gradas vacías.

Un centenar de fichajes. Los clubes de la ACB han protagonizado un verano muy agitado que ha resultado en una media de casi seis fichajes por equipo. El Murcia y el Betis, con ocho fichajes cada uno, han sido los que más activos.

Veinte africanos. El pívot baskonista Tonye Jekiri es uno de los veinte africanos que militarán esta temporada en la Liga Endesa, una cifra récord para jugadores de esa procedencia.

Cuarentones. Albert Oliver, 42 años, acaba de fichar por dos meses por el Obradoiro y Felipe Reyes, 40, cumplirá su decimoséptima temporada en el Real Madrid.

Debutantes. 46 jugadores se estrenarán esta temporada en la Liga Endesa. El griego Nick Calathes es el más destacado de todos ellos.

El Joventut ha realizado cuatro fichajes que le convierten en un serio aspirante dentro de la amplia clase media de la ACB

Campazzo y Deck esperan a la NBA y si se van en medio de la temporada dejarían un par de huecos muy difíciles de llenar en el Real Madrid