- Josep Maria Bartomeu lleva traza de convertirse en una especie de apestado entre la enorme masa social del Barça, señalado como está de ser el principal culpable en la decisión tomada por Leo Messi de abandonar el club. Criticado por los medios de comunicación, perseguido por hinchas radicales y acosado por los aspirantes a sentarse en su trono, Bartomeu ha decidido por fin mover ficha y pasar a la ofensiva en un intento desesperado por lavar su nombre y poner al crack argentino en un brete. El presidente azulgrana comunicó ayer que está dispuesto a dimitir sin con ello Messi reconsidera su decisión y sigue en el club azulgrana, donde tiene un contrato hasta junio de 2021 y una cláusula de rescisión de 700 millones de euros.

“Si el problema soy yo, me voy”, dijo a su entorno próximo Bartomeu, según avanzó TV3 y luego confirmaron fuentes de la entidad azulgrana. La condición que pone Bartomeu es que Messi diga públicamente que la continuidad del actual presidente es el problema para que siga en el Barcelona. Con esta maniobra, el mandatario azulgrana persigue acotar las razones que impulsan al jugador a marcharse tras 20 años vinculado al club blaugrana. De ser Bartomeu la causa principal, se echaría a un lado aplacando la enorme convulsión creada entre los culés y en todo el mundo futbolístico, además de postularse como chivo expiatorio, logrando al menos un retiro digno. Bartomeu acaba su mandato el próximo año y no puede optar a la reelección.

Sin embargo la dimisión de Bartomeu no supondría la de su junta directiva, con la consiguiente convocatoria inmediata de elecciones. Sería el vicepresidente primero del Barcelona, Jordi Cardoner, quien tomaría el mando hasta el 30 de junio de 2021, con lo cual las elecciones seguirían previstas para el primer partido en el Camp Nou después del 15 de marzo. Esa es la segunda condición que pone Bartomeu.

Hay una razón poderosa. La actual junta directiva será la encargada de cerrar las cuentas de su mandato para así evitar una posible acción de responsabilidad por parte de la siguiente junta que se hiciera cargo del club, como ya le ocurrió a Joan Laporta cuando dejó la presidencia barcelonista en 2010.

A modo de pista sobre su disposición hacia Josep Maria Bartomeu, se sabe que Messi no contesta las llamadas de su presidente, según han desvelado fuentes del club.

La pelota ahora está en el tejado del genio argentino, que sigue ausente desde que enviara el pasado martes un burofax pidiendo salir gratis de la entidad azulgrana en base a la cláusula liberatoria que tiene a final de cada temporada desde que renovó su contrato en 2017. Una petición del todo punto ímprobable, sobre todo si su próximo destino es un equipo que competirá con el Barça en las competiciones europeas, como el Manchester City.

Los responsables del club inglés se mantienen en silencio y son los rumores los que toman el espacio de la desinformación. Se ha dicho que Guardiola ya ha hablado con Messi. Se ha escrito de la estrategia para afrontar una operación multimillonaria o que al CEO del City, Ferrán Soriano, que ya ejerció en can Barça, se le ha visto estos días en Barcelona.

A día de hoy se sabe que Messi tiene previsto presentarse a las pruebas PCR que los miembros de la primera plantilla del Barcelona tendrán que pasar el domingo antes de empezar el lunes los entrenamientos de la nueva temporada.