u primera bicicleta fue una Orbea. Azul, fina, de ciclista. Se la compró su aita, un marinero que solía montar cuando estaba en tierra firme. Joane Somarriba (Gernika-Lumo, 1972) tenía entonces siete años y un regalo con el sillín demasiado alto. Pero empezó a pedalear y a pedalear. Y el resto es historia. Porque ahora, más de cuatro décadas después y ya retirada, vive en Gatika rodeada de los títulos, maillots y trofeos que la confirman como la mejor ciclista vasca, y probablemente estatal, de la historia. Como la corredora que descubrió un camino cerrado para las mujeres. Como, todavía hoy, la mayor referente de una generación que abrió la puerta del mundo profesional a base de pedaladas y un currículo impecable. Y es que Somarriba es la ganadora de tres ediciones de la Grande Boucle, comúnmente conocida como el Tour de Francia femenino, dos Giros de Italia y un Campeonato del Mundo de contrarreloj. Estuvo en el podio de las carreras más importantes desde que emigró a Italia en 1999 hasta que decidió retirarse en 2005. E incluso dijo adiós cuando quiso, cuando su corazón le pidió a gritos ser madre. Y, por eso, la gernikarra dice no echar de menos la competición. Que se le ha pasado volando el tiempo que lleva lejos de la contienda: "Han sido años muy intensos, porque seguido de la retirada me quedé embarazada y ahora tengo tres críos y una vida totalmente diferente a la que tenía antes, pero que estoy disfrutando muchísimo en casa, en familia. Y me sigo dando mi vuelta de placer en la bicicleta".

De hecho, Somarriba exprime tanto la vida que no siente nostalgia ni el día que celebra el vigésimo aniversario de su primer Tour de Francia. De aquel maillot amarillo que consiguió en 2000 y que defendió con sangre, sudor y fiebre. Porque se plantó en su tercera edición de la Grande Boucle como compañera de Edita Pucinskaite, la jefa de filas de su equipo, el Alfa Lum; pero terminó el Tourmalet como líder de la general. Tras una exhibición de poderío y piernas, Somarriba se vistió de amarillo y le gustó tanto el color, que ya no se lo quitó jamás. Y eso que la vizcaina disputó la contrarreloj de la prueba con unas décimas de más. Con ese malestar, la ciclista dudó tanto de sus posibilidades, de su capacidad de hacer una buena etapa, que incluso le pidió a Pucinskaite que apretara al máximo para que al menos el triunfo se quedara en el equipo. Pero Somarriba no solo se sobrepuso a la fiebre, sino que quedó segunda en la contrarreloj, sacándole más de 45 segundos a su compañera, segunda en la general. Así que el Tour quedó visto para sentencia y, tras salvar la etapa reina sin problemas, la gernikarra llegó a París como flamante ganadora.

De esta forma, hoy se cumplen dos décadas de la primera de las tres Grandes Boucles que consiguió la vizcaina, un triunfo que le supo a desquite y revancha hacia una prueba que se le atragantó en dos ocasiones antes: "El Tour que disputé en 1995 fue una experiencia muy dura porque vine sin preparme y terminar fue un éxito. El de 1999 no pude concluir, pero a este llegaba con buena preparación. Para mi sorpresa, en la primera etapa tenía muy buenas sensaciones y luego se trataba exclusivamente de mantenerse", admitió Somarriba tras pasearse por los Campos Elíseos. Y es que, en el año 2000, tras ganar el Tour de Francia después de dominar en dos Giros consecutivos, la vizcaina fue la mejor. La rival a batir cuando intentar ser profesional solo era para valientes y apasionadas. O para locas. Somarriba estuvo por encima del resto y eso que todavía no había tocado techo. Todavía le quedaba morder dos Grandes Boucles más, un Mundial de contrarreloj y varios podios prestigiosos. Todavía le quedaba liderar a su equipo de Italia y volver a casa para ser profeta en su tierra. Para llevar el ciclismo femenino a todos los hogares vascos: "He amado y amo el ciclismo desde joven. Antes era impensable que una mujer se dedicara a esto y yo con doce años ya sabía que quería ser profesional y dedicarme a esto. Recuerdo que, cuando entrenaba, los coches se giraban al adelantarme, porque ver a una chica encima de la bicicleta era impensable. Pero era mi vida, mi pasión, y me sacrifiqué para ser ciclista. Entrené, me cuidé e hice todo lo posible para serlo", afirma la exciclista de Gernika.

Por eso, con esa mentalidad, Somarriba pudo haber conseguido más cosas. Probablemente, pudo haber triunfado mucho más. Pero apostó por la familia y ganó. Se apeó de la bicicleta y decidió ser madre. "Estaba en un buen momento físicamente porque dejé el ciclismo en un momento álgido, a una buena edad; pero empecé a sentir que era la hora de ser madre y no quería seguir compitiendo. No quería pasar por el sufrimiento que veía en algunas compañeras de estar meses y meses alejadas de los hijos", reconoce. Así que en 2005 se bajó de esa Orbea azul de la que quince años antes, con apenas 18, una infección de espalda, tras una operación de hernia discal, estuvo apunto de apartar.

Los médicos le dijeron que se olvidara del ciclismo, que con suerte volvería simplemente a hacer vida normal. Pero Somarriba por aquel entonces ya era constante y positiva. Ya era una eterna sonrisa. Así que trabajó en su recuperación. "Fue un mazazo tremendo, sentí que se me acababa el mundo justo el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Pero esa lesión me enseñó muchísimo, porque yo era muy impulsiva y fue la clave de mi lucha y mi entrega", dice. Por eso, ahora, diagnosticada con la enfermedad de Crohn, una dolencia inflamatoria intestinal, afronta la vida con alegría. Porque sabe que sin esa adversidad, sin esa hernia discal, igual hoy no estaría celebrando que hace 20 años fue, sencillamente, la mejor ciclista del momento.

Palmarés: Dos Giros (1999 y 2000), tres Grande Boucle (2000, 2001 y 2003) y oro en el Mundial de contrarreloj de 2003.

Equipos: Corre en España como amateur hasta que se marcha a Italia como profesional. Estuvo en el Alfa-Lum (1999 a 2001), después regresó para liderar el Pragma-Deia-Colnago en el 2002 y terminó su carrera en el Bizkaia-Durango (2003 hasta 2005).

Retirada: En 2005, a los 33 años, tras conseguir una plata en el Mundial de Contrarreloj.

Biografía: Nació en Gernika en 1972. Está casada con el también exciclista Ramón González Arrieta y es madre de dos hijos y una hija. Recientemente se le diagnosticó el mal de Crohn, una afección que afecta al intestino.

"Antes era impensable que una mujer se dedicara a esto y yo con doce años ya sabía que quería ser profesional"

"El Tour del 95 fue duro y el de 99 no lo concluí, pero a este llegué con una buena preparación"

Exciclista