a Fórmula Uno vuelve a ponerse en marcha este fin de semana en Austria, sin aficionados en el Gran Circo, con el objetivo de sortear una chicane en forma de pérdidas millonarias tras haber pospuesto diez carreras.
La carrera de este domingo en el Red Bull Ring de Spielberg (Austria), donde se disputará también el segundo Gran Premio del año, en una semana, será el inicio de un retorno que incluye pruebas en Hungría, Gran Bretaña (dos), España, Bélgica e Italia, las ocho paradas confirmadas del retorno tras la covid-19.
“Creo que en las próximas semanas podremos anunciar al menos otro pedazo del calendario, idealmente nos gustaría dar la segunda mitad completa de la temporada”, aseguró este jueves el consejero delegado de la Fórmula Uno, el estadounidense Chase Carey, que dijo que completar entre 15 y 18 carreras es “el objetivo” de la F1.
La pandemia ha frenado una maquina millonaria, la de la Fórmula Uno, que generó el año pasado ingresos de 2.022 millones de dólares (un 11% más que el año anterior) y reparte cada año aproximadamente unos 1.000 millones de dólares entre las escuderías, según los datos de la página web dE Liberty Media, dueño del campeonato de automovilismo.
Estos ingresos tienen como fuentes principales tres áreas: los operadores de televisión, que aportaron 632 millones de dólares al Gran Circo, los organizadores de cada carrera (500 millones) y los ingresos por patrocinios (250 millones), mientras que otros 358 millones de dólares proceden de medios digitales, asistencia al club del paddock y ventas de equipamiento a equipos de Fórmula 2 y F3.
El efecto de la pandemia ya ha tenido su traslación en las cuentas: solo en los primeros tres meses del año, la Fórmula Uno ha visto caer sus ingresos un 84% respecto al año anterior, de los 246 millones que percibió en el primer trimestre del año 2019 -en el que se disputaron los Grandes Premios de Australia y Baréin- a los 39 de este trimestre, en el que no se ha corrido después de que se cancelara el estreno en Melbourne antes del primer entrenamiento.
En total se han cancelado o pospuesto diez carreras: Australia, Baréin, Vietnam, China, Países Bajos, España, Mónaco, Azerbaiyán, Canadá y Francia. De ellas, Australia, Mónaco, Francia, Azerbaiyán, Singapur y Japón ya anunciaron que no retornarán hasta 2021, lo que puede suponer un agujero millonario para las cuentas.
La nueva normalidad de la Fórmula Uno tras la pandemia se traducirá en cambios sustanciales: ausencia de espectadores en el Red Bull Ring, estrictos controles sanitarios para todos los que estén en los circuitos, grupos burbuja de tres personas con el objetivo de que si se da un positivo no haya que aislar a todo un equipo, e incluso pilotos que han decidido no salir del circuito durante el fin de semana y dormirán en caravanas.
“Esperamos que las primeras carreras sean sin aficionados, pero deseamos que los aficionados formen parte de las carreras conforme avancemos en el calendario”, señaló hace meses Chase Carey.
Con toda la afición obligada a seguir las carreras desde sus domicilios, el Gran Circo incluirá novedades en la cobertura televisiva. Con el nombre de F1 Insights, en Austria se podrán ver unos gráficos que muestran comparativamente el rendimiento de cada piloto en los sectores del circuito, y en las siguientes carreras se ofrecerá información comparada con los mejores pilotos de la historia desde 1983 o detalles sobre los pasos por curva.
La hoja de ruta de los rectores de la Fórmula Uno es competir en Europa hasta agosto, ir a algún trazado asiático en septiembre u octubre, intentar competir en América en noviembre y acabar el campeonato en diciembre en Baréin y Abu Dabi.
El objetivo: completar entre 15 y 18 carreras para reducir lo más posible la pérdida de ingresos, de la mano de los operadores televisivos, los patrocinadores y los organizadores de circuitos, aún con la merma que supondrá no tener público a medio plazo. Una vuelta rápida en busca de sortear las curvas de la covid-19.