- Hasta la pandemia del covid-19, los Juegos Olímpicos eran un evento a prueba de cualquier circunstancia externa salvo las guerras. La competición deportiva por excelencia ha aguantado a lo largo de su historia todo tipo de eventualidades. Épocas de profunda crisis económica, boicots políticos en bloque por parte de las principales potencias mundiales, incluso atentados... Solo la Primera y la Segunda Guerra Mundial provocaron un paréntesis en las ediciones previstas para los años 1916, 1940 -con Tokio también como ciudad afectada- y 1944 hasta que otra crisis planetaria, esta vez en forma de coronavirus, provocó ayer el anuncio oficial de que los Juegos previstos para este verano en la capital japonesa quedan pospuestos hasta 2021. No había otra posibilidad ante la situación de confinamiento en la que vive gran parte del planeta y con la mayoría de atletas y organismos deportivos internacionales clamando por el aplazamiento aduciendo criterios de seguridad y de imposibilidad de llevar a cabo su preparación con naturalidad.
En 1916 los Juegos Olímpicos debían celebrarse en Berlín. La ciudad alemana había derrotado a Alejandría, Ámsterdam, Cleveland, Bruselas y Budapest para ser la sede de este evento y en 1913 quedó inaugurado el estadio olímpico en un acto al que asistieron 60.000 personas y en el que se lanzaron al cielo 10.000 palomas. Pese al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, los organizadores intentaron mantener los Juegos inalterados, pero el recrudecimiento del conflicto armado obligó a su suspensión. Como curiosidad, en esa edición del evento iba a celebrarse una Semana Invernal con patinaje artístico y de velocidad, hockey sobre hielo y esquí nórdico, considerado el germen de los Juegos de Invierno.
Tokio fue elegida en 1936, año en el que los Juegos se celebraron en Berlín, para ser sede de la edición de 1940. Sin embargo, el estallido en 1937 de la Segunda Guerra sino-japonesa, que acabó envuelta en el marco de la Segunda Guerra Mundial, le obligó a renunciar. En 1938, el COI reubicó el evento en Helsinki, pero el ataque soviético sobre Finlandia en noviembre de 1939, tres meses después del inicio de la II Guerra Mundial, obligó a la suspensión definitiva, algo que también ocurrió ese año con los Juegos de Invierno, que no pudieron celebrarse ni en Sapporo ni en Sankt Moritz ni en Garmisch. Finalmente, Helsinki fue sede olímpica en 1952 y Tokio en 1964.
Pese al conflicto armado que asolaba Europa, el COI eligió Londres para albergar los Juegos de 1944, pero dos años antes quedó claro que aquello iba a ser absolutamente imposible, pasando la capital inglesa a ser la sede de los de 1948. Esa edición de los Juegos de Invierno tampoco pudo celebrarse en Cortina d’Ampezzo, que luego organizó los de 1956.