- Como la mayoría de personas en este país, se encuentra confinada en su piso de Ferrol junto a algunas compañeras del BAXI, equipo perteneciente a la Liga Femenina 2 que peleaba con ahínco esta temporada por el ascenso a la élite de la canasta. Marta Tudanca, posiblemente la mejor jugadora femenina alavesa de baloncesto y ex del Rpk Araski, es una de las muchas emigrantes afectada por la pesadilla del coronavirus. Un mal sueño del que quiere despertarse cuanto antes, si bien los presagios no son nada halagüeños.
Si la crisis sanitaria más grave que se recuerda ha golpeado los cimientos de las multimillonarias franquicias de la NBA o los clubes más poderosos de la Euroliga, cuyos jugadores ven comprometidos seriamente la posibilidad de cobrar íntegramente sus contratos en lo que resta de temporada, ni que decir tiene el futuro tan negro que aguarda a deportistas muchas más modestas pero admirables como esta alero vitoriana de 29 años que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional lejos de casa.
"Estamos con la incertidumbre de que se va a cancelar todo. Pienso que será la mejor opción viendo cómo está evolucionando la pandemia. La salud es lo primero. Al final, el baloncesto en estas situaciones queda en un segundo plano. Lo más importante es la prevención, que no haya más contagios y frenar esa curva. Ojalá que pronto volvamos a la normalidad", reflexiona con un tono sereno desde tierras gallegas.
Como no podía ser de otra forma, están siendo unos días duros en los que, tras la declaración del estado de alarma, no puede moverse de casa y hacer lo que más le gusta, si bien en su caso mata el tiempo con los estudios. En la primera de sus tres etapas en Ferrol ya se licenció en Podología y ahora está cursando un grado de Nutrición Dietética para completar su formación. "Es verdad que nos han aplazado los exámenes un mes y medio. La Universidad a distancia no para, en ese sentido sí lo llevo al día", desvela Marta, una nómada de la canasta que dio sus primeros pasos en el equipo cadete femenino del San Viator, también exjugadora del Segle XXI, Bembibre o Al-Qázeres y campeona en dos ocasiones (2015 y 2017) de la Superliga femenina de Argentina con el Club Unión Florida.
La situación en el seno de su equipo ya es convulsa con varias jugadores estadounidenses que han optado para retornar a su país natal para estar cerca de sus seres queridos. Ante la previsible cancelación por parte de la Federación Española de todas las competiciones, la exterior vitoriana ya es consciente de que no percibirá íntegramente su contrato con los problemas que ello conllevará.
"Para todo el mundo es una faena y para cualquier trabajador esto va a generar unas pérdidas enormes. En mi caso, vamos a cobrar un mes menos, el de abril, y veremos marzo. Luego creo que esto tiene visos de afectar seriamente a la siguiente temporada, tanto la liga, los clubes como los patrocinadores. Debido a estos acontecimientos, muchos equipos a lo mejor no pueden formalizar la inscripción. Espero que dure lo menos posible para que el daño no sea irreparable a nivel económico. Ojalá se quede en un mal sueño", subraya Tudanca.
El BAXI Ferrol, segundo clasificado en su grupo de la Liga Femenina con un balance de 16 victorias y 5 derrotas, es a su juicio "un club serio y el presidente sí nos garantiza que vamos a cobrar", de ahí su moderado optimismo. "En Liga Femenina 2 los contratos son hasta abril. Hay siete meses asegurados y luego cobramos día a día en función de si nos metemos en el play off. Algunos clubes ya están liquidando los contratos de jugadoras. No sé si en el caso de que la Federación diga que se cancela la competición, los equipos estarán obligados a pagarnos todo marzo", analiza con preocupación.
A corto plazo, Marta continuará viviendo en Ferrol porque el BAXI ha alquilado un piso a ella y sus compañeras hasta mayo. Además, como se encarga de revelar, "en Vitoria hay más casos de coronavirus que aquí" y no quiere correr riesgos con su salud. Los días, desde luego, resultan eternos y pasa el tiempo como puede mientras dura el estado de alarma. Eso sí, no le queda otro remedio que poner buena cara al mal tiempo.
"Esperaré a que se normalice todo y luego iré para casa, aunque igual me lo replanteo y de un día para otro voy para allí. Mis padres quieren estar conmigo, pero saben que aquí me encuentro bien y que estoy estudiando y aprovechando el tiempo", confiesa Marta, obligada a vigilar su alimentación para tratar de no perder la forma física. Y es que la imposibilidad de hacer ejercicio es otro de los problemas que debe combatir. "La preparadora nos ha mandado un planning para hacer en casa. Sin poder salir a la calle, está claro que debemos tratar de comer las menos grasas posibles y alimentos ultraprocesados. También es bueno marcarnos una rutina y hacer las comidas a la misma hora. Las frutas y verduras nos ayudan a mantener el sistema inmunitario alto con su vitamina C, los frutos secos nos aportan zinc y los huevos y pescados vitamina D", admite.
Su último deseo en este momento es evidente. "Firmo empezar a jugar la próxima temporada. Tal y como están las cosas, y viendo que se va a ampliar el estado de alarma, lo firmo sin duda", concluye una jugadora que, al menos, trata de no perder una sonrisa en estos tiempos donde el baloncesto más modesto está asomado al abismo.