- Mientras las competiciones deportivas se han ido anulando o posponiendo, la Fórmula 1 ha vivido enfrascada en su particular burbuja, en la cerrazón, decidida a seguir adelante con el inicio de la temporada, programado para este fin de semana, con la disputa del Gran Premio de Australia. "El espectáculo debe continuar", que cantaba Queen. Como si la caravana de la F-1 fuera inmune a la pandemia mundial, cuando gobiernos de diferentes países recomiendan no viajar. Ayer, sin embargo, tuvo que torcer el brazo. Se canceló la carrera, según anunció la cadena BBC, porque en cuanto a la organización se refiere, será hoy, el día que deberían iniciarse los entrenamientos, cuando anunciará la decisión.

A lo largo de esta semana, durante la estancia de las escuderías en Melbourne, dos mecánicos del equipo Haas y uno de McLaren, fruto de los síntomas que padecían, fueron sometidos a pruebas para comprobar si sufrían el coronavirus. Ayer, sin conocerse aún los resultados y durante una rueda de prensa previa al inicio de la competición, varios pilotos mostraron su oposición sobre la decisión de mantener la celebración. Entre las voces críticas estaban las de Lewis Hamilton y Sebastian Vettel.

"El mundo se para y la F-1 no... El dinero es el rey", criticó el vigente campeón, Hamilton, que prosiguió: "Es impactante. Estoy muy sorprendido de que estemos todos aquí, de que estemos en una rueda de prensa y de que haya tantos aficionados en la pista. Todo el mundo está respondiendo, quizás demasiado tarde, pero la F-1 sigue funcionando".

En esta línea se pronunció su rival de Ferrari, Vettel, que amenazó con un plantón. "Muchas competiciones han sido pospuestas o canceladas y, como dice Lewis, es bueno preguntarse por qué estamos aquí", expresó Vettel, que ahondó: "Habrá que tomar una decisión si hay un caso grave o una muerte, que espero que no, pero en ese caso sería adecuado detener la temporada. Espero que no vaya tan lejos, pero si va más allá, por supuesto que tiraremos del freno de mano".

Ese caso grave llegó ayer mismo, poco después de la rueda de prensa, cuando se anunció el positivo en la prueba de detección del coronavirus realizada al mecánico de McLaren, equipo que anunció de inmediato que se retiraba de Melbourne.

¿Cuál fue la consecuencia? Que la carrera seguía en pie, aunque pendiente de una reunión decisoria. Pero esta se acordó una vez llegado el primer positivo. "Tras el resultado de la prueba a un miembro del equipo McLaren, la Fórmula 1 y la FIA se han estado coordinando con todas las autoridades relevantes para decidir los próximos pasos. Nuestra prioridad es la seguridad de los aficionados, los equipos y todo el personal en la carrera", dijo la F-1 en un comunicado tan escueto como lo reflejado aquí.

A pesar de la voluntad de la F-1 de mantener el arranque del curso omitiendo un contexto que es de precaución a nivel mundial, la BBC adelantó que se cancelará. Hoy debe anunciarlo la organización, el mismo día del inicio, y positivo mediante. La noche cayó sobre Melbourne sin que de manera oficial no hubiera una confirmación de la suspensión. ¿Lo sabrían los pilotos? ¿Se fueron a dormir con la incógnita de si hoy vestirían el mono? La mayoría, seguro, con la duda de "¿por qué estamos aquí?". En cualquier caso, el proceder ya estaba obrado, lo que suscitó la creencia de que el dinero está por encima de la salud. Liberty Media ha apurado los tiempos. Una decisión que ha situado a la empresa propietaria de la F-1 como diana para la crítica.

"El mundo se para y la F-1 no... El dinero es el rey; estoy sorprendido de que estemos aquí"

Piloto de Mercedes y vigente campeón

"Muchas competiciones han sido canceladas, es bueno preguntarse por qué estamos aquí"

Piloto de Ferrari