DUBÁI - Garbiñe Muguruza logró ayer una de las victorias más extrañas de su carrera en la primera ronda del torneo de Dubai. La vasco-venezolana se impuso por 6-2 y 7-6 a Kim Clijsters, que volvía a la competición después de siete años y medio fuera del circuito. En la hora y media larga que duró el duelo, la última finalista del Abierto de Australia tuvo que manejar su teórica superioridad y el apoyo constante del público a una jugadora que en sus mejores épocas ganó cuatro Grand Slams, llegó al número 1 y se enfrentó a Conchita Martínez, hoy entrenadora de Muguruza.

Medirse así de repente y cuando no entraba en los planes a una leyenda del tenis no es fácil, aunque la de Caracas encauzó el duelo en el primer set al imponerse en los intercambios a una rival que aún no tiene el nivel físico adecuado, pero que demostró que no se le ha olvidado pegar a la pelota. A pies quietos, Clijsters golpeó duro y encontró buenos ángulos y el choque se equilibró. A partir de un 4-2 en el segundo set, Muguruza aflojó con su servicio y la belga, muy fina con el golpe inicial, tomó la delantera con la opción de alargar el partido.

Con la presión de su lado, la actual número 16 del mundo supo recuperar sus mejores golpes y sellar la victoria en el tie-break a la segunda. "Sabía que no iba a ser un partido sencillo porque ella es una de las mejores jugadoras de siempre y todo estaba a su favor, pero he podido dar un buen nivel, como estoy haciendo desde que empezó el año", se alegró Muguruza, que en segunda ronda se medirá a la ganadora del duelo entre Kudermetova y Yastremska.

Kim Clijsters recordó que este regreso con casi 37 años y siendo madre de tres hijos no tiene nada que ver con "demostrar nada a nadie", sino con "retarme a mí misma". La retirada lleva a deportistas de élite a adentrarse en otras modalidades, pero la belga dice que "mi maratón es este: demostrar que soy capaz de hacerlo".