lisboa - Los insultos racistas recibidos por el jugador del Oporto Moussa Marega, que abandonó el domingo el partido contra el Guimarães tras oír como le gritaban "macaco" y "chimpancé", han generado una cascada de reacciones en Portugal desde el mundo del deporte a las altas autoridades de la política. Además, La Fiscalía portuguesa abrió una investigación.

Desde la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF), que ha calificado de "intolerables" comportamientos de este tipo, pasando por el Gobierno, que ha prometido encontrar a los responsables, y hasta el propio presidente del país. Todos se han referido a este asunto, que ocupó ayer la portada de los diarios lusos, deportivos o no.

"Los goles no tienen color", titula el generalista Jornal de Notícias, en tanto que los dedicados al deporte, como A bola, han sido aún más contundentes, con portadas en las que se declara "Somos Marega", mientras que Record otorga la "máxima nota" al jugador "por su actitud valiente".

Nadie ahorra palabras en apoyo al maliense, que tras abandonar el encuentro arremetió en su cuenta de Instagram contra los aficionados que le insultaron, a los que describió como "idiotas", y también a los árbitros, a los que, irónico, agradeció por no haberle defendido.

"¡Espero no encontrarlo nunca más en un campo de fútbol! ¡Usted es una vergüenza", agregó en su mensaje Marega, que se marchó el domingo del campo mientras su entrenador, Sérgio Conceiçao gritaba al público "esto es una vergüenza".

El presidente de la FPF, Fernando Gomes, emitió un comunicado para repudiar lo sucedido y asegurar que hará "todo para que los aficionados que no respetan el fútbol queden definitivamente en la puerta de los estadios". "Este es un combate urgente de toda la sociedad", remachó.

El episodio ha trascendido lo deportivo con la declaración del primer ministro, el socialista António Costa, quien ha expresado en su cuenta de Twitter "solidaridad total" con Marega, "que en el campo demostró ser no solo un gran jugador, sino también un gran ciudadano".

También el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha intervenido en un tema que ha acabado por abrir un debate nacional sobre el racismo en el país.