La vida vuelve a sonreír a Julen Lopetegui (Asteasu, 28-VIII-1966), quien recibirá el domingo la visita del Alavés en un Ramón Sánchez Pizjuán rendido a su trabajo, aunque con el mal sabor reciente de la eliminación de la Copa del rey el jueves a manos del Mirandés. A pesar de las dudas que generó su contratación a una parte de la afición del Sevilla, el técnico vasco ha conseguido ganarse el respeto y el cariño de un entorno que celebra la apuesta realizada el pasado verano por Monchi, que no dudó en entregar las llaves del nuevo proyecto hispalense a un entrenador herido en su orgullo tras salir por la puerta de atrás de la selección española y del Real Madrid. El pasado, sin embargo, inyecta un dolor decreciente en el alma de Lopetegui, el principal culpable de que el Sevilla cabalgue en tercera posición en liga a las puertas de la vigésima segunda jornada con 38 puntos, superado solo por los 43 del Barcelona y los 46 que acumula el Real Madrid, líder de un campeonato en el que el conjunto nervionense suma once victorias, cinco empates y cinco derrotas con un total de 27 goles a favor y 20 en contra.
Se trata de unos números que, además de convertirle en uno de los mejores técnicos de la categoría en lo que va de curso, si no en el mejor, reivindican la figura de Lopetegui como entrenador, la cual quedó seriamente tocada en un 2018 de infausto recuerdo para el guipuzcoano. Portero del Castilla, Unión Deportiva Las Palmas, Real Madrid, Logroñés, Barcelona y Rayo Vallecano durante su etapa como futbolista y a los mandos del propio Rayo, Castilla, España sub-19, sub-20 y sub-21 y Oporto, la carrera del de Asteasu adquirió un poderoso impacto con su designación como seleccionador absoluto del combinado estatal en 2016. Para entonces, Lopetegui, que podía presumir de haberse proclamado campeón de Europa con la selección sub-19 y sub-21, gozaba ya de un prestigio que fue en aumento durante el siguiente año y medio, hasta el punto de comandar a un grupo de jugadores a los que se señalaba como claros aspirantes a ganar el Mundial de Rusia al calor de un juego vistoso y efectivo.
La vida, no obstante, puede virar en cualquier momento para cambiarlo todo de la noche a la mañana. Fe de ello puede dar Lopetegui, que vio, estupefacto, cómo la Federación Española de Fútbol (RFEF), con Luis Rubiales a la cabeza, le comunicaba el 13 de junio de 2018, a dos días del comienzo del Mundial, su fulminante destitución. El motivo no fue otro que el Real Madrid anunciara el día anterior que, una vez finalizada la cita mundialista, el guipuzcoano pasaría a ser su nuevo entrenador en sustitución de Zinedine Zidane. La noticia cayó como una auténtica bomba en el seno de la RFEF y, sobre todo, en su presidente, quien dejó al vasco sin Mundial después de completar una brillante fase de clasificación con una selección que, bajo la posterior dirección de Fernando Hierro, quedó eliminada en octavos de final tras caer en la tanda de penaltis ante la anfitriona Rusia.
Dolido y con la sensación de haber sido humillado con una decisión que no entendió, Lopetegui aguardó el momento de ponerse al frente del Madrid para recuperarse del golpe. Pero el sueño se convirtió en pesadilla. Lejos de encontrar la vía para olvidar lo ocurrido, su paso por el banquillo del Bernabéu resultó traumático, hasta el punto de que, sin el apoyo del vestuario, solo aguantó 137 días en el cargo. Florentino Pérez, quien había salido en su defensa en la antesala del Mundial, ordenó su despido el 29 de octubre de 2018 con solo diez jornadas de liga disputadas y con el equipo en el noveno puesto de la clasificación. Tras alcanzar las ocho horas y un minuto sin que sus futbolistas fueran capaces de ver portería, la goleada sufrida en el Camp Nou (5-1) acabó con el guipuzcoano, a quien el Madrid despidió con un contundente comunicado que no hizo sino profundizar en la herida abierta que arrastraba el de Asteasu, pues en él se hacía referencia a que la junta directiva blanca veía "una gran desproporción entre la calidad de la plantilla del Real Madrid, que cuenta con ocho jugadores nominados al próximo Balón de Oro, algo sin precedentes en la historia del club, y los resultados obtenidos hasta la fecha".
Fue así como el club blanco dijo adiós a Lopetegui, reemplazado por Santiago Solari cuatro meses y medio después de su polémica salida de la selección española y tras firmar con el Madrid cuatro victorias, dos empates y cuatro derrotas en diez jornadas, con catorce puntos sobre treinta en el bolsillo y una nueva herida que, un año después, está logrando cerrar en el Sevilla. Vuelve a tomar vuelo como técnico, aunque la eliminación copera ante el Mirandés ha reabierto la úlcera.