MELBOURNE - iGarbiñe Muguruza jugará mañana (9.30 horas de Euskadi) su cuarta final en un Grand Slam. Y lo hará después de remontar desde los momentos más bajos de su carrera y superar en un partido durísimo a Simona Halep por 7-6 y 7-5. Hace unos meses, la de Caracas cogió el toro por los cuernos y decidió tomar un camino diferente para regresar a la cima. El cambio en su equipo técnico ha hecho efectos inmediatos y por primera vez peleará por el título en el Abierto de Australia, donde se las verá con Sofia Kenin, una jugadora de 21 años que ha llevado su meteórica progresión del último año hasta su primera final grande y ya el Top 10 mundial. La estadounidense acabó con las esperanzas locales ya que se impuso a la número 1, Asheigh Barty, por idéntico resultado a la otra semifinal.
La vasco-venezolana es la primera jugadora no cabeza de serie que llega a la final en Melbourne desde que Serena Williams lo hizo en 2007. Y con esta final recoge el testigo de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, que se quedaron a un paso del título australiano en los 90. La influencia de su actual entrenadora es clara, pero en el tenis de Muguruza todo está en su cabeza, en cómo utilizar todas sus herramientas. "Estoy jugando muy bien, creo que la manera en que estructuro los puntos está siendo la adecuada, empleo mis armas de la mejor manera y en mi tenis todo se basa en la confianza", explicó tras superar el duro reto que le plantearon Halep y los casi 40 grados a los que se jugó el partido.
Muguruza empezó el torneo con un 6-0 en contra ante Shelby Rogers y con secuelas de la enfermedad que le obligó a retirarse en la cita preva de Hobart. Superó las dos primeras rondas con apuros, pero a partir de enfrentarse a Elina Svitolina su juego ha cogido mucha altura. "Si Garbiñe está a su mejor nivel, es la número 1", afirmó la jugadora rumana. Así, encadena cuatro partidos sin ceder un set, cuatro triunfos consecutivos ante cabezas de serie y tres de ellos ante rivales del Top 10, algo que no consiguió en sus títulos de Roland Garros y Wimbledon. "No ser cabeza de serie ha hecho que me enfrente contra varias de las mejores y la verdad es que me ayuda el no sentirme en el foco de atención", admitió la de Caracas.
Todo lo que ocurrió en el partido lo dictó Muguruza, que acabó con 39 ganadores y 44 errores no forzados, casi el doble que su rival en ambos apartados. Tuvo un 5-3 a favor en el primer set, pero perdió 13 de los 14 puntos siguientes y tuvo que salvar dos pelotas de set en contra antes de llegar al tie-break. Ahí se alternaron las oportunidades hasta que la vasco-venezolana se hizo con un parcial que era fundamental, dadas las condiciones en las que se jugó. En el segundo, Garbiñe Muguruza siguió su guion de mandar ante un rival muy lista, que no suele perdonar. Pero esta vez fue diferente. "Me ha faltado ser más agresiva en los puntos decisivos, que ella ha jugado mejor", asumió Halep.
El saque acudió al rescate de Muguruza, que acabó con un 71% de puntos con el primer servicio, y con ello pudo mantener los intercambios y atacar para rematar en la red: 20 puntos en 30 aproximaciones. Con 5-5, demostró que esa confianza de la que habla y firmó dos juegos impecables para sellar su billete a la final con una volea baja que no pudo devolver la rumana. Garbiñe Muguruza celebró su triunfo, ese que le devuelve al primer plano, con comedimiento. "Da igual cómo lo celebres, el caso es que estoy muy contenta. La misión, una vez llegada aquí, es marcharme de Melbourne con el trofeo", apuntó.
Solo le separa de ello Sofia Kenin, una novata en estas lides contra la que perdió hace apenas cuatro meses en la primera ronda del torneo de Pekín, la única vez que se han enfrentado. Ahora se encuentran en la final de un Grand Slam después de que Muguruza haya encontrado el camino de vuelta hacia las grandes ocasiones.