el futuro dirá si Marc Márquez se convierte en el piloto más laureado de todos los tiempos. A sus 26 años, inmerso en su duodécima temporada en el Campeonato del Mundo, se ha proclamado ocho veces campeón y seis veces jerarca de la categoría reina. Es el piloto más joven en alcanzar la cifra de ocho coronas, para lo que Giacomo Agostini (15 en total; 8 de 500c.c.) o Valentino Rossi (9 en total; 7 de la máxima cilindrada), prácticamente sus únicos rivales en las estadísticas, necesitaron 29 años. Esta temporada, un mal día -y solo uno- fue una caída; el resto de jornadas no tan buenas ha firmado segundas posiciones; por lo demás, ha contado participaciones por victorias, nueve de catorce posibles.

En el Gran Premio de Tailandia, para sentenciar, batió a Fabio Quartararo en la última curva; el francés lideró 25 de las 26 vueltas y cedió en el suspiro final ante el estratega catalán. De este modo, Márquez selló el campeonato cuando aún restan cuatro carreras, algo inédito en su trayectoria. He aquí las claves que le han permitido reeditar su dominio en MotoGP para proseguir su escalada hacia la cúspide del motociclismo. “El futuro dirá” cuál es su cota en la historia. Ayer alcanzó su octava maravilla.

La ambición

La palabra que mejor define a Márquez es ambición, incluso por encima de talento. Entiende que no lucha contra el presente; lucha contra la historia. Esta maratoniana carrera hace que en cada gran premio se presente una oportunidad de sumar, para con el tiempo poder gozar de opciones de superar los registros de cualquier piloto. En Tailandia se propuso ser campeón ganando sin tener la necesidad de ello, y lo consiguió. “Estoy rodeado de leyendas, pero no quiero desviar mi mentalidad y cambiar mi método. Quiero disfrutar de este título, pero el año que viene será otro año. Hoy celebramos el octavo título, en Motegi (próxima cita) empezamos a trabajar el noveno”, comentó, sobre su presente y su perspectiva, nada más coronarse. Sin relax.

La regularidad

Antes, Márquez era impetuoso; ahora sabe reprimir sus impulsos y le permite cometer menos fallos en beneficio de la regularidad. En 2019 ha firmado 14 podios en 15 carreras. Con la salvedad de la caída en Austin -curiosamente su cita fetiche, donde había ganado en cada comparecencia-, solo ha firmado primeras (9) y segundas posiciones (5). Eso sí, 9 poles y 9 vueltas rápidas avalan su velocidad. Porque solo siendo rápido se puede firmar semejantes resultados.

Más allá del talento, atesora madurez. Se adapta a las necesidades de cada fin de semana. “Hemos mejorado en la regularidad. Hemos sabido sufrir y esto ha marcado la diferencia en los puntos logrados; puedes aceptar una derrota en la batalla, pero lo importante es la guerra”, repasa.

Puede ser su curso con mayor suma de puntos. Posee 325 y su récord, de 2014 -cuando ganó las diez primeras pruebas del año-, es de 362. Si bien, el calendario albergaba una cita menos. A juicio de Rossi, “este es el año en el que Márquez ha ido más fuerte; está muy cerca de hacer la temporada perfecta”.

La prudencia

Está en disposición de plasmar el año con menos caídas de su trayectoria, que son doce campañas. Se fue al suelo en el Gran Premio de Las Américas, donde previamente había ganado en las seis ocasiones en las que se había celebrado. Márquez se ha mostrado prudente y ha jugado en favor de la regularidad. Un reto de futuro es puntuar en cada gran premio de una misma temporada.

La paciencia

Siempre corre para ganar, pero su metodología para optar a los triunfos ha variado: antepone la inteligencia al corazón. No se obsesiona con liderar el día que no puede fugarse en solitario. Busca, paciente, su oportunidad. Cuando encuentra oposición, deja hacer a los rivales, a quienes analiza para asestar la estocada definitiva en los compases finales. No entrar en disputas hasta las postrimerías reduce el riesgo de caídas. O sea, además de ser veloz, se ha convertido en un gran estratega, lo que camufla sus puntos débiles y aflora los de la competencia. “Marc nos hace parecer idiotas al resto de pilotos; no le costará alcanzar mis títulos”, valora Rossi.

La pasión

Márquez se muestra feliz en su puesto de trabajo. Se divierte cada vez que se sube a la moto, como el niño que pisa el patio de recreo. Además no flaquea su motivación por reinventarse para seguir progresando. No es testarudo a pesar de ser el número 1 de su generación. “Lo más importante es disfrutar del momento y disfrutar el año que viene. Eso es lo que nos hace ir rápido, y si no disfrutas y no tienes la ilusión de ir en moto y ganar, es imposible; pero lo hago sin ninguna obsesión con los nombres ni los números”, expresa.

El entorno

Márquez disfruta de un entorno, familiar y laboral, que le apoya desde la serenidad y la sensatez. Cuenta además con la experiencia de la marca más exitosa. “Uno puede ser muy bueno, pero si todo esto no está en su sitio, es imposible mostrar el nivel que estamos mostrando”, asegura.

La forma física

Las prestaciones de Márquez no descienden con el paso de las vueltas; al revés. Atraviesa un gran estado de forma. Solo así puede salir indemne de un batacazo como el del pasado viernes en Buriram. Además, la operación de hombro a la que se sometió el pasado invierno no ha repercutido en sus resultados. “Parecía imposible empezar el año así”, admite.

Con fortuna y sin temor

Ha sido uno de los pilotos que más caídas ha sufrido en los últimos tiempos; en 2019 esta cifra la ha trasladado a las jornadas de entrenamientos. Las lesiones le han respetado. Pero tampoco ha mostrado temor a ir rápido. La caída del viernes, que le mandó al hospital, y la del sábado buscando la pole combinadas con la victoria en Tailandia, dan fe de que no tiene miedo sobre la moto.

El equilibrio de Honda

La Honda entrega más potencia que en años previos. Permanece por debajo de Ducati, pero goza de un paso por curva más veloz que la moto italiana. La Honda es superior a las Suzuki y las Yamaha en potencia, pero cede en la agilidad que ofrece su chasis, que por otra parte es más flexible que el de las Ducati. Conclusión: la Honda es una máquina equilibrada que permite a Márquez imponer su agresivo estilo de pilotaje.