moscú - La victoria del Lokomotiv en la primera jornada en Leverkusen elevó la complejidad del grupo D de la Liga de Campeones, que lleva al Atlético de Madrid este martes a Moscú entre la necesidad y la seguridad que supone un triunfo o el apuro de una derrota en un estadio y contra un rival con el que jamás ha perdido. No hay pausa para el Atlético, que el sábado a las 23.00 horas terminaba el derbi frente al Real Madrid con un 0-0 anodino, que desprendió más dudas que certezas.
Empatado con la Juventus en la primera cita en el Wanda, el Atlético tiene ante sí un encuentro que predice buena parte del futuro del grupo, en el que aún restan cinco choques, pero cuyo margen es mínimo. Lo sufrió el equipo hace dos cursos, cuando comenzó su cuarteto con un 0-0 en Roma y con una derrota en casa por 1-2 con el Chelsea. El resultado, por más que ganó luego al Roma, fue la eliminación.
El once en Moscú es una incógnita, pendiente de la recuperación del equipo tras el esfuerzo del derbi -72 horas después justas empezará su siguiente reto en Moscú- y con una sola baja: el extremo Víctor Machín, Vitolo, lesionado muscularmente. En el derbi no tenía disponible a Morata, baja por sanción, y en Moscú es una opción probable, pero no segura, dependiendo del estado físico. Lo único indudable en la alineación es la presencia de Jan Oblak en la portería. Enfrente, el Lokomotiv Moscú está en plena racha de victorias, que le han colocado como líder provisional del grupo. Pese a las sensibles bajas de los hermanos Miranchuk, jugadores seguidos de cerca por Simeone, el equipo de los Ferrocarriles de Rusia ha logrado encaramarse a lo más alto con un bloque compacto liderado por el polaco Krychowiak, antiguo jugador del Sevilla y del PSG. Ante las lagunas defensivas del alemán Benedikt Howëdes, el veteranísimo técnico Yuri Siómin (72 años) decidió incluir a un tercer central, el brasileño Murillo Cerqueira. - Efe