parís - En las alturas, en su hogar, Mikel Landa registró sus mejores sensaciones en el Tour de Francia que concluyó en la sexta posición. No tan cerca del podio al que aspiraba, pero con la sensación de mostrar solidez en la Grande Boucle después de ser cuarto en el Giro de Italia. Landa, abanderado del ciclismo vasco, se vio obligado al remonte después de que una caída camino de Albi le hiciera perder 2:10 cuando se encontraba cerca del tiempo de los mejores. A pesar del mazazo moral, el escalador alavés mostró lo mejor de su catálogo y se subrayó en la montaña.
Los Pirineos fueron sus aliados para un ciclista que teje de pasión las cunetas. En Alpes, más apagado por la fatiga, trató de hacerse con el triunfo en Val Thorens. Landa sumó dos terceros puestos y un sexto lugar en la general que le colocan entre los aspirantes al podio en el próximo Tour de Francia. A la espera de que resuelva su futuro inmediato, Landa está obligado a mejorar el rendimiento en la crono, una especialidad que le penaliza demasiado ante ciclistas de un potencial similar en la montaña. El escalador de Murgia confirmó su capacidad en el Tour. Cuarto en 2017, séptimo en 2018 y sexto en la presente edición evidencia la regularidad de Landa.
Entre la participación vasca también destacó Pello Bilbao, que se quedó a un palmo de cantar bingo en su debut. Al gernikarra le sisó la victoria Simon Yates en un final de lo más apretado. Bilbao, muy activo, estuvo presente en numerosas escapadas. También lo intentaron por esa vía Omar Fraile y Gorka Izagirre, sus compañeros, una vez que Fuglsang, su líder, se vio obligado a abandonar. Romain Sicard buscó en las fugas su momento. Para Imanol Erviti quedó el trabajo duro en el Movistar. Al igual que para Jonathan Castroviejo que, en el seno del Ineos, cerró el Tour con el sabor de la victoria. - C. Ortuzar