ALBI - Mientras el Tour reposa en Albi, Mikel Landa está de luto. Intentando superar la aparatosa caída que el pasado lunes le hizo perder dos minutos y nueve segundos. Intentando comprender por qué su suerte quiso que una maniobra de Warren Bargüil le empujara hacia la cuneta y echara por tierra, de un plumazo, todos sus objetivos en la ronda gala. Porque el ciclista alavés se plantaba en esta Grande Bouclé con ganas de reivindicarse, pero ahora utiliza la primera jornada de descanso para afrontar un disgusto que le costará tragar en “dos días malos”: “Ahora mismo no encuentro nada que me enganche, necesito mi luto, que me dejen un poco en paz y después ya se le dará la vuelta a todo y cambiará la suerte, espero”. Y es que ayer, ante los medios de comunicación, Landa se mostró triste. Taciturno. Como si no le quedara otro remedio que estar resignado, ahora que se encuentra a más de cuatro minutos del líder Julian Alaphilippe (Deceuninck-Quick Step) y a más de tres de Geraint Thomas y Egan Bernal (Ineos), la verdadera referencia para todos los que aspiran a subirse al podio de los Campos Elíseos. “Todavía no ha pasado el tiempo suficiente para darle la vuelta a esto, pero habrá que intentar buscar alguna etapa y volver a reengancharme como sea en la clasificación general”, dijo el de Movistar.

Para ello, a Landa no le queda otra que arriesgar. Su primera oportunidad la tendrá hoy, camino de Bagneres de Bigorre, aunque el alavés todavía se encontrará lamiéndose las heridas: “Me he levantado con algún dolor más, pero afortunadamente no fue nada: un golpe en el brazo, otro en la cara y nada más”, reconoció. Pero es que el de Movistar no tendrá que lidiar solo con unos pocos hematomas y varias quemazones, sino también con un alma abatida y algunos pensamientos desalentadores: “De ánimo estoy un poco peor: otro golpe duro, del que toca remontar. Queda mucha carrera y habrá que pensar en lo que queda. Ayer sí que le daba vueltas. ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Venía muy bien, la carrera ayer nos iba muy bien, habría sido una gran oportunidad para acercarnos al objetivo de este Tour? y te sucede una más”, concluyó. Y es que, aunque Landa, retome la carrera con la clara “intención de atacar y remontar”, el alavés sabe que ya no es el líder de Movistar. Que la bicefalia en la escuadra telefónica ha desaparecido, tal y como anunció su mánager, Eusebio Unzué: “Nosotros ya solo tenemos un líder, Nairo, para el que Landa deberá trabajar. Porque estamos como siempre. El Tour parece que solo puede tomar este camino. Pase lo que pase antes, llega siempre un día en el que todo se aclara para el Ineos, que ahora tendrá muchos menos rivales a los que vigilar”.

“hay montaña, nos vendrá bien” Por ello, tras estas declaraciones, Quintana, al lado de un Landa alicaído, sonreía. El colombiano, a menos de un minuto de Thomas, sueña en amarillo. No ha destacado, pero tampoco ha cometido fallos; algo, visto lo visto, muy importante. Sabe que, con el alavés fuera de combate, el liderazgo de Movistar recae únicamente en sus piernas. “Podemos tener una oportunidad, aunque no será fácil. Hay montaña, que nos vendrá bien y, junto con Valverde, que estará ahí apoyándonos y Mikel, que nos entenderemos muy bien, sacaremos el objetivo adelante”. Su estrategia pasa por estar a la rueda del Ineos, por correr lo que la escuadra inglesa corra, por pedalear como ella pedalee.

Lo que Ineos quiera “Siempre estamos preparados para esta carrera, tenemos un objetivo. Otros equipos van por las victorias de etapa, pero nuestro único objetivo es intentar ganar el Tour”, aseguró ayer Geraint Thomas, ganador de la pasada ronda gala. Si el británico compartió el año pasado liderazgo con Chris Froome, en esta ocasión está respaldado por Egan Bernal, la gran sensación de la temporada. Ambos corredores ocupan la segunda y la tercera posición de la general, a poco más de un minuto del líder Alaphilippe. El Ineos tiene la carrera donde la quería, a un zarpazo pirenaico, por lo que a los Jakob Fulsang (Astana), Richie Porte (Trek), Thibaut Pinot (FDJ) y comparía no les quedará otra que atacar. Ponerse el maillot del trabajo e intentar romper a un Ineos más que compacto.